«No cambiaba la medalla de oro por ganar un Mundial»

Roberto Rodríguez GIJÓN

DEPORTES

Jorge Zapata

Abelardo Fernández rememora los Juegos Olímpicos de Barcelona'92 y se sincera sobre su etapa como jugador del Barça

26 jul 2017 . Actualizado a las 18:22 h.

En una España que aún vivía colgada de un 12-1 contra Malta, Abelardo Fernández fue pieza clave del primer equipo nacional que comenzó a entrar títulos en la vitrina. Aunque empezó con mal pie, siendo expulsado en el partido inaugural, el asturiano terminaría metiendo un gol decisivo en semifinales y otro, el del empate, en la final contra Polonia. Él es uno de los seis asturianos que se bañaron en oro en Barcelona'92.

- ¿Qué recuerdo tiene de aquel torneo?

- Fue un recuerdo inolvidable para todos. Conseguir el oro y además en España, en tu país. Entonces no se habían conseguido éxitos importantes, era el primer logro notorio a nivel de selecciones.

- Para casi todos los deportes, los Juegos son el culmen de su carrera, ¿se viven igual unos Juegos Olímpicos como futbolista?

- Tal vez lo más importante es el Mundial a nivel de selecciones. No vivimos la Olimpiada en su esplendor porque jugamos todo el torneo en Valencia, hasta la final que sí fue en el Camp Nou. Sabíamos lo que representaba, veíamos en la tele los demás deportes. Fue la mejor Olimpiada de España.

- ¿Sería partidario de profesionalizar el fútbol en los Juegos Olímpicos?

- No sé si sería posible. Los profesionales tienen muchos partidos. Hay Eurocopa, Mundial, Copa América... si también metemos los Juegos tendrían que jugar todos los años. No sé si incluso un profesional querría ir. Está claro que es atractivo, pero los futbolistas no son máquinas y estar muchos años con pocas vacaciones se nota a lo largo de una carrera.

- ¿Cómo era el ambiente en la villa?

- Nosotros no estuvimos en la villa. Cuando jugamos la final en Barcelona nos llevaron a un hotel, así que no sé. Me lo perdí.

- Donde si estuvieron fue en la inauguración, dicen que los de fútbol fueron quienes más revuelo armaron.

- Nada nada, son cosas que se comentan... (se ríe). Fue una experiencia inolvidable. El ambiente cuando salimos al estadio fue impresionante. Nosotros vivimos la fiesta a nuestra forma, rompimos las filas, nos íbamos con los jugadores de la NBA, el famoso Dream Team... Lo vivimos con mucha intensidad, no se nos olvidará nunca.

- ¿Como evento en que se diferencian unos Juegos y un Mundial? ¿Con cuál se queda?

- No tienen nada que ver. Un Mundial es específico solo de un deporte y una Olimpiada engloba muchos. Son más grandiosos unos Juegos a nivel deportivo. Deportes como atletismo o natación valoran más una medalla en los Juegos que en un Mundial. Con eso ya te digo todo. En el fútbol cambia un poco la cosa pero no tanto.

- ¿Se cambiaría por los que ganaron el Mundial y las Eurocopas?

- Tener una medalla de oro es mucho... No sé si lo cambiaría. Yo creo que no la cambiaría por un Mundial. Me gustaría tener las dos cosas, claro, pero no lo cambiaría.

- Metió el gol del empate en la final y también marcó en semis. Debe ser especial marcar en partidos así.

- La verdad es que sí. Fueron dos acciones a balón parado. Dos centros de Guardiola. Uno fue con el pie, un centro al primer palo en el partido de semifinal contra Ghana. El otro fue un centro de Pep al segundo palo, después de una falta a Amavisca. Delante de mí saltó Juanma López y yo pensaba que iba a llegar, pero no llegó. Yo estaba detrás y tuve la suerte de rematar bien y meter el gol al primer palo. No es muy habitual que un defensa meta dos goles en semifinales y en la final pero tuve suerte.

- Por cierto, contra Colombia le expulsaron, en el primer partido.

- Sí, por doble amarilla. Contra Egipto no jugué el segundo partido y volví contra Catar. Ya después los jugué todos.

- ¿El hecho de tener ya la medalla asegurada les quitó presión antes de la final o sigue siendo como en cualquier otro torneo?

- Nunca sentimos presión, al menos en mi caso. El primer partido había poca gente y a medida que se empezó a hablar de la Selección se creó expectación. No éramos favoritos, esos eran precisamente Colombia, que tenía un equipazo. Habían eliminado a Brasil y Argentina. Poco a poco fuimos ganando y nos presentamos en la final sin haber encajado ni un gol. Hicimos un campeonato fantástico, pero presión ninguna. Nos vimos con medalla en semifinales, después de eliminar en cuartos a Italia. Ellos tenían muy buen equipo y fue el partido más duro, junto a la final. Llegamos a la final con ganas de ganar, sabiendo que jugábamos en casa y con el campo lleno. Teníamos un mínimo de tensión, pero no una presión de sentir que si no ganamos se cae el mundo. Para nada.

- ¿Considera esta medalla el gran logro de su carrera?

- Sí, yo creo que es el recuerdo más bonito. Yo venía de un equipo que no ganaba títulos como el Sporting. Habíamos hecho unos años fantásticos, esa temporada fuimos octavos en Liga y el anterior quintos, nos clasificamos para la UEFA. Hablar ahora del Sporting de acabar quinto es inimaginable. Ya había ido a las sub-19 y a la sub-21, y ganar esta Olimpiada fue lo más bonito que recuerdo, sin duda.

- ¿Qué le faltó a esta generación para conseguir mejores resultados a nivel absoluto?

- En todos los campeonatos tienes que tener muy buen equipo, que lo teníamos, y un pelín de suerte. Esa generación no la tuvimos. España para ganar un Mundial tuvo que pasar partidos complicados como el de Chile o alguna eliminatoria por penaltis. Nosotros en el Mundial'94 hacemos un partidazo contra Italia en cuartos. Tuvimos la mala suerte de que no nos pitan el penalti a Luis Enrique, el famoso codazo de Tassotti. Luego Julio Salinas falla esa ocasión clara con 1-1 y en el descuento nos meten un gol cuando estábamos dominando y volcados. Luego en la Eurocopa de Inglaterra caemos en cuartos por penaltis también. En el 2000, en la Eurocopa, en cuartos nos elimina Francia, que era la campeona del mundo, fallando un penalti Raúl en el descuento. Nos faltó ese pelín de suerte para haber ganado un Mundial. A mi sobre todo me dio rabia el partido de Italia, porque en semis nos tocaba Bulgaria. Eso no significa que fuésemos a ganar fácilmente, porque ellos tenían a Stoichkov, Penev... una generación buenísima. Pero creo que ahí teníamos una oportunidad para llegar a la final del Mundial.

- Ya había debutado con la absoluta, pero después de esto alcanzó las 54 internacionalidades y fichó por el Barcelona, ¿le abrió esta experiencia las puertas de la élite futbolística?

- Un poco. El seleccionador era Vicente Miera, que ya me había hecho debutar con la absoluta un año antes. Debuté con 21 años y después seguí yendo con Miera. Hubo un paréntesis de un par de años, pero con Clemente encadené muchos partidos seguidos. Yo creo que la gente ya me conocía. Yo llevaba desde los 19 años jugando de titular en el Sporting de Gijón y yo creo que la gente me conocía. La Olimpiada te puede dar fama a nivel internacional, pero en tu país la gente sabe quien eres.

- Por cierto, ¿como era Cruyff? Sería un orgullo que un sabio del fútbol como él le fiche...

- Fue una sorpresa muy agradable. Yo estuve dos años y medio con él y fue quien de verdad inició esa era de éxitos y esa forma de entender el fútbol que tiene el Fútbol Club Barcelona. Cambió la forma de jugar, el sistema, con extremos y centrales abiertos en el inicio del juego. Cuando llegué yo jugábamos 3-4-3, una apuesta súper arriesgada. Fue quien cambió la filosofía del Barça, tanto en el primer equipo como en el fútbol base. Es algo que dura hasta hoy y va a permanecer durante mucho tiempo. Para mí pensar que te entrenaba Cruyff, el mejor jugador de su época, y que te quería te hace valorar mucho lo de ir allí. Estuve ocho años maravillosos y aprendí muchísimo en ese club, y con Cruyff mucho más.

- Llegó en una época muy convulsa, justo el año después de que el Dream Team volase por los aires tras la final de Atenas contra el Milán.

- Sí. Se reconstruyó el equipo. Se marchó gente del Dream Team, entre ellos Zubi, Julio Salinas, Laudrup... El año que llegué yo fue el último de Koeman, Eusebio, Beguiristain... Bueno, acababa una generación. Se fichó a una serie de futbolistas que después, a los dos o tres años, volvimos a cosechar éxitos con Robson y Van Gaal. No conseguimos la Champions, perdimos dos semifinales, pero ganamos Liga, Recopa, Copa, Supercopa de Europa... Muchos éxitos.

- Siempre se habla del Dream Team, ¿pero cree que en aquel Barça de Van Gaal se plantó una semilla para todo lo que vino después?

- Era un grandísimo equipo. Solo le faltó ganar la Champions, que caímos dos veces en semifinales. Guardiola, Luis Enrique, Figo, Rivaldo, Kluivert... Teníamos un equipazo. Jugábamos muy bien a fútbol. La dos Ligas las ganamos a falta de cuatro o cinco partidos. No te diré que ganamos de calle, pero sí con una contundencia importante. La Champions se nos atragantó. No tuvimos suerte con las lesiones en cuartos y semifinales. Nos faltó gente importante y nos faltó un pelín de suerte, pero fueron unos años muy buenos.

- ¿Ha cambiado mucho el fútbol en estos 25 años? ¿Se ve diferente como jugador y como entrenador?

- Claro que cambia. Ha tenido adelanto en todos los sentidos. Ahora como entrenador tenemos más medios que antes. Te rodeas de personas muy preparadas, tanto el segundo entrenador como el preparador físico tienen unos medios que no se tenían antaño. Se pueden medir las cargas de trabajo, los materiales en el campo, tienes internet que es una máquina de trabajo increíble para preparar partido, hacer informes, editar vídeos... El primer entrenador que tuve que editaba vídeos fue Van Gaal. Todo se ha modernizado. Al jugador se le exige más a nivel físico. Se mide su alimentación, su peso, sus niveles de grasa... Y eso hace que el fútbol haya evolucionado y se juegue a mayor ritmo. Los jugadores pueden aguantar un número de partidos altísimos. Antes 50 o 60 partidos al año los podías aguantar, pero no al ritmo ni con la calidad e intensidad que lo hacen ahora muchos futbolistas.