«Me da rabia no haber podido debutar por una lesión»

Roberto Rodríguez REDACCIÓN

DEPORTES

Javier Manjarín en las instalaciones del Deportivo de La Coruña.
Javier Manjarín en las instalaciones del Deportivo de La Coruña.

Javier Manjarín cuenta su historia agridulce con Barcelona'92 y rememora sus años gloriosos en el SuperDépor

28 jul 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La historia de Javier Manjarín en los Juegos Olímpicos fue peculiar. El asturiano formó parte de aquel equipo histórico que consiguió la medalla de oro en fútbol, pero no llegó a disputar ni un solo minuto en todo el torneo por una lesión. La suya es una historia de equipo, de vivir los Juegos sin competir, pero con mucho orgullo de tener la medalla más anhelada del deporte mundial.

- ¿Qué es lo primero que se le viene a la cabeza cuando piensa en aquellos Juegos?

- El día del desfile de la inauguración. Habíamos empezado ya el torneo porque estábamos en Valencia, fuera de la villa olímpica, y cuando llegó ese día del desfile en el Estadio Olímpico, con toda la gente que allí había, es un recuerdo que no se olvida nunca.

- Se cuenta que los de fútbol fueron un poco revoltosos en la ceremonia inaugural...

- La verdad es que sí. Éramos los primeros deportistas que ya habíamos empezado la competición. Habíamos jugado contra Colombia y ganamos. Nos fuimos a Barcelona con un cachondeo terrible. Salíamos casi los últimos y nos mandaron guardar el orden y las filas, pero no pudimos. Fuimos los primeros en romper las filas e ir a sacarnos fotos con los jugadores de la NBA. Fue un desastre. Veníamos de debutar con una victoria y el nivel de euforia que teníamos no era el mismo que el de los otros deportistas que aún no habían empezado la competición.

- ¿Se viven unos Juegos de forma diferente siendo futbolista?

- Es verdad que a nivel de fútbol profesional se valora mucho más un Mundial o una Eurocopa, pero aquella al organizarse en casa habíamos puesto todas las ilusiones. Íbamos con una ilusión tremenda de hacer algo importante. Estar allí resultaba muy atractivo para todos.

- ¿Profesionalizaría el fútbol en los Juegos Olímpicos?

- Yo creo que está bien que se haga a nivel sub-23. En aquel grupo ya éramos todos profesionales, jugábamos en Primera División, pero se limitaba la edad. No es lo mismo porque no te encuentras a los mejores jugadores del mundo.

- ¿Cómo era el ambiente en aquel equipo? ¿Siguen manteniendo contacto?

- El ambiente era muy bueno. Aquello nació con problemas con la Federación pero eso nos hizo más fuertes. Sabíamos que era una oportunidad para nosotros de poder jugar una Olimpiada, igual la única. Pusimos todo en aquello y el ambiente era genial. Mucho cachondeo, no solo en la inauguración, sino antes y después de los partidos, también porque nos iba bien. Seguimos manteniendo contacto, con unos más que con otros. Hace poco nos juntamos en Las Rozas recordando el 20 aniversario.

- ¿Lo considera el mayor logro de su carrera deportiva?

- Fue un logro muy importante. Al final es una Olimpiada en la que había mucha gente pendiente, sobre todo en España, que se siguió mucho a los atletas españoles. A nivel de Selección fue mi logro más importante, aunque luego he tenido la suerte de ganar títulos también con el Dépor, como fue la Copa del Rey y la Supercopa de España. Pero poder ganar una Olimpiada, y más en tu casa, fue muy grande. Yo me doy cuenta porque cada vez que llega el aniversario la prensa me llama para charlar. Ahí te das cuenta de la importancia del logro que hicimos al ganar aquella Olimpiada.

- A pesar del éxito, usted no jugó ni un minuto en todo el torneo, ¿le deja un sabor de boca agridulce una situación así?

- La verdad es que sí. Yo venía del servicio militar junto a Amavisca, y había dudas de que pudiéramos llegar a tiempo para jugar. Al final se resolvió y pudimos llegar a la concentración. Justo el día antes de empezar la Olimpiada me lesioné entrenando. Estuve en el banquillo semifinales y final, pero no estaba para poder jugar aquel tipo de partido tan importante. Pero haber podido estar allí, vivirlo con los compañeros, para mí era muy importante. La Federación me dio todo su apoyo cuando me lesioné y me dijo que quería que continuase con el equipo. Fue un detalle muy bonito.

- ¿Qué le faltó a esa generación para conseguir logros también en categoría absoluta?

- No sé, no sé... Ese grupo habíamos jugado también la fase de clasificación para la Eurocopa sub-21 y no nos habíamos clasificado. Era una selección importante, con muy buenos jugadores. La mayoría estábamos jugando desde los 19 años en Primera División, algunos en equipos muy importantes. Teníamos un equipo muy bueno, a nivel individual, con sus equipos, hubo jugadores que consiguieron logros muy importantes, pero luego cuando nos juntábamos a nivel de selección no fuimos capaces de conseguir algo más importante. La Olimpiada fue algo importante, jugando como anfitriones, fue una alegría inmensa. Sirvió para demostrar que éramos un grupo importante que podía conseguir cosas.

- ¿Ha cambiado mucho el fútbol en estos 25 años?

- Ahora para los jóvenes es complicado. El fútbol cada vez es físicamente más competitivo y los jugadores están mejor preparados. No es fácil para la gente joven. Hay una necesidad imperiosa en los equipo de estar en Primera División, y eso hace que a la gente joven no se le den las oportunidades suficientes para llegar arriba, como pudimos hacer nosotros con 19 años. Hoy en día es un sueño al alcance de muy pocos llegar a Primera División con 19 años.

- Aquello le abrió las puertas de otro equipo mítico, el SuperDépor, ¿qué recuerda de aquella época histórica? Es un equipo que sigue siendo recordado muchos años después...

- Tuve la suerte de jugar un año más en Gijón tras los Juegos y luego poder venir a formar parte de un equipo que estaba haciendo historia, que era el SuperDépor y que estaba comenzando a competir y a ser una alternativa en disputarle los títulos al Madrid y al Barça. Yo venía de jugar en el Sporting, con objetivos muy diferentes, y llegar a un equipo que aspiraba a ganar títulos para mí, con 23 años, fue increíble. Estoy muy contento de mi etapa aquí. A nivel profesional pude conseguir títulos con el Dépor y eso me hizo crecer y poder llegar a jugar una Eurocopa con la selección española en Inglaterra. Luego también jugué la fase de clasificación para el Mundial, aunque no pude ir por una lesión. Me hizo crecer como jugador y para nada arrepentido de llegar a aquel equipo.

- Se fue del Deportivo justo el año antes de que ganaran la Liga, ¿es algo que le duele, no haber ganado nada con ellos?

- La verdad que sí. El primer año que jugué en el Dépor perdimos la Liga con aquel fatídico penalti en el último minuto del último partido. Las cosas se dan porque se dan y no hay que darle más vueltas. Luego ese año previo a marcharme yo venía de una lesión de rodilla importante y tuve pocas oportunidades. Yo quería volver a sentirme futbolista y demostrar a todo el mundo que podía seguir jugando a nivel profesional. Por eso decidí marcharme, con la mala suerte para mí, pero buena para el club y los jugadores que lo consiguieron, de que ese año se consiguió el título de Liga. Era merecido por los méritos que se habían hecho esos años. Llevábamos seis años disputándolo con Madrid y Barcelona.

- ¿Como era el ambiente en el vestuario después de aquel fatídico penalti de Djukic?

- Muy duro. Teníamos una celebración preparada a la que tuvimos que asistir. Imagínate lo que fue aquello. Era más un funeral que una celebración. Sabíamos que estábamos antes una oportunidad increíble, que la mayoría de los que estábamos allí no íbamos a volver a vivir. Nos lo jugábamos todo en casa, con la afición y la ciudad volcada con el equipo, pero nos pudo la situación. Era un equipo que estaba creciendo, siendo importante en la Liga, pero llegado ese momento no supo gestionar bien la presión de jugar para ganar un título de Liga. Fue así, por suerte el año siguiente tuvimos la oportunidad de ganar la Copa del Rey, el primer título de la historia del club, y eso nos desquitó un poco. Pero el trago no fue muy bueno, no.

- ¿Sigue teniendo un hueco en el corazón para el Sporting tanto años después?

- ¡Sí, por supuesto! Sigo siendo socio y cada vez que puedo me acerco a Gijón a ver a mi familia. Cuando puedo voy a El Molinón, pero ahora por mi labor como técnico ayudante en el Fabril no tengo mucho tiempo. Pero hasta ahora he estado yendo a Gijón y viendo partidos. Me gusta seguir manteniendo contacto con la gente de allí porque es mi ciudad y el equipo que me dio la oportunidad de debutar en Primera División. Es un club que llevaré dentro toda mi vida.

- ¿Cómo ve al equipo esta temporada en Segunda? ¿podrá volver en solo un año?

- No es fácil. Es muy difícil ascender al año siguiente de bajar. El Dépor lo consiguió dos veces. El Sporting no lo va a tener fácil, aunque se intente reforzar lo mejor posible y tenga un presupuesto de equipo de Primera. Los demás equipos también se refuerzan, no va a ser fácil competir. Mi deseo es que puedan ascender a Primera, la afición y la ciudad es lo que se merecen.

- Para acabar, ¿cómo pinta esta temporada en Segunda B con el Fabril?

- Acabamos de ascender y por lo tanto este año lo tomamos de consolidación en la categoría. Segunda B tiene ya cierto empaque y nosotros tenemos una mezcla de jugadores jóvenes y veteranos con la que vamos a intentar hacer un buen papel y quedar lo más arriba posible. Pero el objetivo es consolidar al equipo en la categoría y ya en un futuro aspirar a cosas más importantes.