Los valores deportivos ganan en el derbi entre Butragueño y Steve Tew

J. C. Gea GIJÓN

DEPORTES

Steve Tew y Emilio Butragueño, en el Puerto Deportivo de Gijón
Steve Tew y Emilio Butragueño, en el Puerto Deportivo de Gijón

Los dos exjugadores, hoy en funciones gerenciales, destacaron las virtudes comunes del rugby y del fútbol en el coloquio celebrado en la Colegiata de San Juan Bautista

19 oct 2017 . Actualizado a las 17:07 h.

El planteamiento tenía algo de derbi mestizo entre las disciplinas deportiva que más pasiones -y más dinero- mueve en el planeta y una estrella en ascenso, con mucho menos presupuesto pero con un premio Princesa de los Deportes. Acabó, como mucho, en un amistoso peloteo en el que las diferencias entre el balón esférico y el ovalado se demostraron menos relevantes de lo previsto. Dos «leyendas vivas» de sus respectivos deportes ahora en tareas gerenciales -el CEO de New Zealand Rugby, Steve Tew, y Emilio Butragueño, director de Relaciones Institucionales del Real Madrid CF- se sentaron vis a vis en la Colegiata de San Juan Bautista para descubrir que, en esencia, lo que hay detrás de ambas disciplinas es esencialmente lo mismo: emoción y valores como el respeto por el contrario y por las reglas, solidaridad de equipo, orgullo de la propia camiseta, esfuerzo y afán de superación para lucir la marca del club para el que se juega por todo el mundo.  El diálogo siguió a la inauguración de la muestra que repasa los 130 años de historia de la selección neozelandesa, los carismáticos All Blacks, en la Antigua Rula en una jornada en la que el Premio Princesa de Asturias de los Deportes 2017 se vivió con especial intensidad den Gijón.

Ni siquiera valió el argumento del desnivel económico entre lo que, no sin reparos, el propio Butragueño llamó «la industria del fútbol» y la más modesta economía de un deporte que, como recordó Tew, es en Nueva Zelanda «un deporte profesional todavía en ciernes en un país con una economía pequeña», con apenas 20 años de profesionalización en los 130 de historia de los All Black.  Al final, una y otra vez, la exestrella del rugby y la exestrella del fútbol coincidieron en casi todo. Y en lo que no -el presupuesto- que «está a otra escala», a Tew no le importaría nada acabar coincidiendo:  «Si consiguiésemos ingresos más importantes cambiarían las cosas y tendríamos que cambiar y adaptarnos». Y no lo dijo precisamente en tono de quien anticipa un posible desastre, sino una oportunidad de prolongar el «crecimiento exponencial» del rugby neozelandés en los últimos años, incluso «con errores».

A Tew y Butragueño se les sumó en el último tramo de la conversación una lúcida y combativa Patricia García. La jugadora de la selección española y valedora de la candidatura de los All Blacks, resaltó, como Tew, la importancia de que el rugby haya encontrado su hueco en el palmarés olímpico, «oportunidad y ventana al mundo» que favorecerá la difusión y puede que también la profesionalización. Aunque «el dinero no lo es todo: si no sabes cómo invertirlo y no tienes cultura de valores, probablemente no funcione a largo plazo». La profesionalización es el verdadero «déficit», lo que hace falta conseguir para tener no solo «referentes» sino también la posibilidad de encarar la exigente preparación sin necesidad de «entrenar a las 6 de la mañana» o hacerlo «por la noche, después de 8 horas de trabajo».

Por lo demás, la misma cultura deportiva al fondo. «Estamos hablando del dinero como si fuera el diablo, caray. El dinero te permite tener buenas instalaciones, formar profesionalmente, comprar los mejores jugadores... Bien utilizado es muy últil, lo que hay que hacer es utilizarlo bien», advirtió, en línea con Patricia García, Emilio Butragueño. Y si fuese el diablo, no es suficientemente tentador como para hacer que se renuncie -al menos en todos los casos- a los valores del fútbol.

«Cuando llegué al vestuario aprendí tres cosas: una, respeto; dos, afán de superación, porque el Real Madrid nuca se entrega, y tres, que lo primero es el euqipo. Esos son los valores, y paguen mucho o poco siguen estando presentes. Es lo que nos enseñaron Di Stéfano y Gento y lo que veo en Sergio Ramos: lo que hay alrededor, sí que gener muyco dinero, pero los valores, la pasión y la unidad del equipo son los mismos».

La influencia de esa presión del dinero y la fama, del deporte amplificado al máximo como espectáculo, se deja notar, no obstante, entre los jugadores más jóvenes, también en el rugby. Al menos, en Nueva Zelanda. «Lo msmo que otras cosas en la vida, es algo que puede estar bien o mal. Tenemos una competición infantil muy potente que se retransmite por televisión, algo que está muy bien para colegios porque conlleva más emoción y reconocimiento, más seleccionadores y entrenadores, compañeros de colegio que te dicen qué especial eres… Pero tenemos jóvenes de 16 a18 que ya se piensan que por eso van a ser All Blacks y que van entretener a todo el mundo. Se adelantan al carro, se sienten con derechos cuando no tienen psicológicamente la capacidad de entender su situación», explicó Steve Tew. Frente a esa «hambre de entreteminimento y de alimentar las pantallas» -añade- «tenemos que ser conscientes que hay que aliviar ese riesgo, saber que trabajamos con chavales para que adquieran esa experiencia al mismo tiempo, darles formación y tomar decisiones correctas con esa información».

«El jugador quiere jugar al fútbol. Es mi experiencia. Porque le gusta jugar, porque con cuatro años jugábamos por eso y conmigo la vida fue tan gejerosa que me permitió jugar en un Bernabéu ante 80.000 personas en partidos retransmitidos. Pero el sentimiento era el mismo cuando tenía 30 años», recordó el madridista: «Luego, el jugador puede ser capaz de ganar mucho dinero. Pero eso es consecuencia de, no esencia de: La esencia es la pasión y el sueño por ser mejor. No hay que olvidar que los jugadores se esfuerzan mucho, que  la competencia es enorme. Solo hay 25 sitios al año para estar en el Real Madrid cada temporada. Para mantener esa posición hay que trabajar mucho. Otra cosa es que si ganas 1 y otro te ofrece 100, tengas que decir a quien te paga que se anime un poco. Pero el sentimiento es lo importante»

También se habló, como anunciaba el título del acto, de los equipos deportivos como marcas corporativas o símbolos internacionales. Tanto los locales como, muy en especial, las selecciones nacionales como los All Blacks o la Roja: «Es un honor representar a tu país lo mismo ahora que en los 60. Es lo máximo. Y ahí no hay dinero; si lo hay, mejor, pero no es cuestión de dinero, sino de honor, que siempre va a estar ahí», explicó Butragueño, para quien tanto en la Selección como con la camiseta blanca se trataba de «representar a España» y a ser a la vez responsable ante una afición que trasciende países. 

Dentro de la cuestión de las marcas, la haka de los All Blacks tiene un marchamo muy especial. «Es algo muy auténtico, algo específico maorí, un desafío que se presnta ante los rivales durante siglos. Lo bueno es que se los jugadores se  han esforzado para entender el significado real de la haka, el modo en que les une y consigue también representar a un país multicultural», relató el CEO de los All Blacks, que habló también sobre la convivencia de dos hakas, una más intimidatoria y otra más elaborada, cuyo uso se decide semanalmente en función del escenario, el torneo o el rival. 

Tras un turno de preguntas del público, fue Tew quien cerró el acto animando al fomento del deporte «como parte del programa académico». «Nos da igual qué deporte. Si el rugby mete en los niños el concepto del deporte y de la actividad física, está bien, sobreo todo en deportes de equipo, que potencian la camaradería y el control del cuerpo. Los profesores de deportes deben de vivir el deporte, infundirlo a través de la paráctica. Es más fácil decirlo que hacerlo, ya lo sé; y lo digo siendo padre», concluyó.