El multimputado Villar culpa al Gobierno de que España se pueda quedar sin Mundial

LA VOZ

DEPORTES

Tras años alejado del foco mediático, el expresidente de la RFEF reaparece para echar balones fuera y culpar al Gobierno de la amenaza de la FIFA

18 dic 2017 . Actualizado a las 20:48 h.

El expresidente de la Federación Española de Fútbol, Ángel María Villar, imputado en las operaciones Recre, Haití y Soule ha acusado al Gobierno de España de la posible exclusión de la selección española del Mundial de Rusia.

Tras años sin dar explicaciones ante los medios, Villar compareció ante los periodistas tras la amenaza de que la FIFA dejase fuera a España del Mundial. Villar ha desmentido cualquier tipo de intervención suya o de la RFEF ante la FIFA. «La situación es muy grave, la FIFA está cumpliendo sus estatutos. La amenaza es real y el único culpable de que España no vaya al Mundial sería el Gobierno». Y señaló directamente al presidente del Consejo Superior de Deportes, José Ramón Lete, al afirmar que «lo que él pretende es que se suspendan las elecciones a la RFEF. Y eso lo hace sin que la ley se lo permita».El expresidente de la RFEF se dedicó a echar balones fuera y llegó a comparar la situación de la selección española con la exclusión de Yugoslavia en la Eurocopa 92 tras la guerra de los Balcanes. 

Dentro de su particular forma de ver la actualidad federativa, Villar apunta a tres supuestas injerencias del gobierno. El dirigente vasco, en el cargo desde 1988, vuelve a situar la supuesta normativa de la FIFA por encima del ordenamiento jurídico español, al considerar una intromisión en tres asuntos: su suspensión durante un año como presidente de la RFEF, la posible repetición de todo el proceso electoral, incluidos los miembros de la asamblea, y el expediente sobre su papel en la Soule instruido por Cristina Pedrosa, integrante del TAD. Además, Villar confirmó que su defensa la pagará la RFEF, en base a un seguro contratado por la federación, si bien no confirmó si, en caso de ser declarado culpable, debería asumir el coste de su defensa. 

Villar confirmó su deseo de recuperar el cargo de presidente pese a su condición de imputado por corrupción entre particulares, falsedad, administración desleal, apropiación indebida y posible alzamiento de bienes solo en la Soule. Y bromeó sobre el deseo del presidente del Ejecutivo, Mariano Rajoy, de que España ganará el Mundial: «Si vuelvo a ser presidente de la federación española, y estoy en ello, voy a citar al presidente del Gobierno para que sea auxiliar de Lopetegui. Estoy seguro de que vamos a ganar el Mundial y [Rajoy] va a ganar como auxiliar más dinero del que está ganando», añadió. 

SUSANA VERA | REUTERS

Villar soltó que la RFEF ha sufrido «un golpe de Estado» con su suspensión. Y se ocupó de la traición de Luis Rubiales, su delfín durante años, expresidente de la AFE y ahora el promotor de una moción de censura contra él. «A los tres días de estar en la cárcel, sin tener conocimiento, porque la instrucción era secreta, ya pedía mi dimisión, y fue a la Comisión Directiva [del CSD] y pidió mi dimisión, cuando hace cuatro meses me prometió los votos del fútbol profesional», indicó, revelando los chanchullos de su viejo régimen para ganarse votos en bloque de algunos estamentos clave en las elecciones a la asamblea.

Entiende el imputado en la Soule que la forma como Rubiales intenta apartarlo de la federación no es correcta. «Porque la moción de censura no está ejercitada contra mi persona, por la gestión federativa, sino en que yo no puedo ejercer por el caso Soule al carecer de pasaporte», añadió recordando la presencia como avalistas de la moción del expresidente del sindicato de varios presidentes de territoriales que le apoyaron durante lustros. 

Villar estableció una curiosa comparación, entre la red clientelar que teje en la federación a cambio de prebendas y las negociaciones en el Congreso entre grupos parlamentarios. «Rubiales me prometió los ocho votos [del cupo de los futbolistas profesionales], pero luego no sé si me han votado o no», indicó sobre un proceso en el que el entonces presidente de la AFE no llegó a pronunciarse públicamente por sus preferencias. Una votación para elegir los asambleístas en la que, supuestamente, la AFE era neutral, pues representaba a jugadores con muy diferentes sensibilidades.