Lucas y Asensio cierran las cuentas pendientes

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SUSANA VERA | REUTERS

El Real Madrid vence al Leganés en el compromiso aplazado por el mundial de clubes

21 feb 2018 . Actualizado a las 21:00 h.

Sin brillo, con la intensidad justa pero con oficio y una buena reacción después de encajar otro gol a balón parado, un Real Madrid experimental se puso al día en la Liga y recuperó el tercer puesto, a 14 puntos del Barcelona y siete del Atlético, tras cumplir la tradición de ganar en Butarque. En un feudo talismán, ya que incluso venció allí en el primer asalto de la eliminatoria de Copa que luego perdió en el Bernabéu, el grupo de Zidane se agarró al gran estado de forma de Lucas Vázquez para mantener la buena dinámica que inició tras caer ante los pepineros. Todo lo contrario que un Leganés al que la resaca de la Copa la está pasando una factura enorme, con cuatro derrotas ya consecutivas y seis partidos sin ganar. Aunque el técnico vasco les pidió siempre a sus jugadores «ir más fuerte» a cada balón dividido y el capitán Mantovani les arengó en los vestuarios con el recuerdo de que «ya lo hicieron» (vencer al rival rico de la Comunidad de Madrid), este Leganés es mucho más frágil que meses atrás.

Por las lesiones de indiscutibles como Marcelo, Kroos y Modric, y los descansos concedidos a Cristiano Ronaldo, de vacaciones con su novia Georgina, y al portero Keylor Navas, Zinedine Zidane apostó por una mezcla entre suplentes y titulares para disputar el partido aplazado en su día a causa del Mundial de Clubes. Sorprendió que ni siquiera en ese equipo estuviera Gareth Bale. Muy sintomático en un jugador que costó más de 100 millones, más que nadie en la historia del club blanco, y no ha completado un partido desde que volvió de su última lesión. Y ya van trece encuentros. Ser relegado al banquillo ante el PSG le sentó muy mal al galés, cuya sintonía con el técnico francés se ha cortado. La demostración más palpable de que la condición de indiscutible de la BBC ha pasado a mejor vida. Y titularidad para Isco, Lucas Vázquez y Asensio, un tridente nacional que ahora ilusiona, y mucho, a un madridismo bastante ciclotímico por otra parte.

Zizou había exigido a sus jugadores intensidad y concentración en el «Butarque de los Príncipes», tal y como se encargaron de bautizar a su estadio los pepineros en el llamativo cartel anunciador del choque, pero frunció el ceño cuando, sin cumplirse aún los seis minutos, el Lega se puso en ventaja. Fue una jugada de carambola, una de las más extrañas de la temporada; y evidenció, una vez más, que el Madrid no se aclara en las jugadas de estrategia. Siovas peinó tras un saque de esquina, Unai Bustinza remató, Kiko Casilla despejó como pudo y Theo Hernández le pegó un pelotazo en la cabeza al jugador vasco. Premio a la valentía del exjugador del Athletic, autor de su primer gol en la máxima categoría.

Con esas trazas y ante el rival que presentaba antes de este choque el mejor ratio entre goles y puntos de la competición, al Madrid se le ponía muy cuesta arriba la tarde. Debía hacer un ejercicio de paciencia, autoridad y convicción para darle la vuelta al choque frente a uno adversario al que cuesta hincarle el diente. Pero reaccionó de maravilla el equipo de Zidane, con una presión alta y decidida. Tuvo fortuna también de empatar apenas cinco minutos después, tras aprovechar de maravilla un mal despeje, corto y al centro, del griego Siovas. Kovacic trató de asistir a Casemiro, pero el balón le llegó a Lucas Vázquez, que la cruzó lejos del Pichu Cuéllar. Destacó el gallego en su tercera titularidad consecutiva en esta Liga. Ya suma siete goles entre todas las competiciones, tres en el torneo de la regularidad.

Tridente nacional Siempre que se asoció con Asensio, también muy activo, el Madrid generó inquietud en la zaga local. Entre ellos fabricaron una preciosa combinación que, cosa extraña, terminó el balear con un disparo mordido. El mayor dominio y mejor juego de los visitantes se tradujo en el segundo tanto antes de la media hora. Fue un golazo de Casemiro, pero más que por la definición, interesante porque engañó al portero en el remate, por las dos descargas al primer toque de Karim Benzema. Se le vio a gusto al delantero galo en Butarque, aunque se retiró antes del final con una ligera cojera.

Decreció el ritmo tras la reanudación, sobre todo por parte del campeón. Asier Garitano introdujo a Mantovani y Rubén Pérez para buscar algo más de músculo e intensidad. Los de Zidane trataron de defenderse a través de la posesión de balón, pero sin ambición para cerrar la victoria. Ello permitió crecerse a los blanquiazules de forma paulatina. Kiko Casilla, más por intuición que otra cosa, evitó el empate tras una internada de El Zhar que remató sobre la marcha el guadalupeño Beauvue. En cada saque de esquina había sensación de peligro porque casi siempre alguno del Lega cabeceaba. Zidane no movió ficha hasta un cuarto de hora del final, cuando entró Bale para jugar de ariete en lugar del renqueante Benzema. Jugar de espaldas no es lo que más le conviene, precisamente, al galés. Se cerró el duelo pendiente con un gol de penalti de Ramos, que ya suma tres en esta Liga. Con todo resuelto y a dos segundos de cumplirse el tiempo, entró Dani Ceballos. Casi una humillación para el sevillano.