El universitario Bóveda

DEPORTES

GONZALO BARRAL

El lateral está cursando Fisioterapia tras dejar Telecomunicaciones cuando le faltaban dos asignaturas

31 may 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El fútbol no se convierte en el único camino de Bóveda, un jugador distinto. El Deportivo lo fichó el pasado enero no solo en pos de un lateral derecho de buen rendimiento que no encontraba minutos en el Athletic de Bilbao, sino también por ese bagaje de deportista de élite con algo más, una persona capaz de enriquecer al equipo y también el vestuario. El defensa vasco, que cursó durante años y hasta casi el final la carrera de Ingeniería Técnica de Telecomunicación, estudia ahora segundo de fisioterapia para tener el respaldo de una carrera cuando deje de ser futbolista.

Muy buen estudiante, Bóveda, de 29 años, acabó en el colegio con una media alta. Por eso, a nadie le extrañó que quisiese seguir formándose en la universidad. «En mi casa todo el mundo ha estudiado, y yo con 22 o 23 años estaba en Segunda B y el futuro no estaba claro y te hace exigirte un poco más», afirma. Eligió la Ingeniería Técnica de Telecomunicaciones en la Universidad del País Vasco, y a ella se aplicó. «Entré con buena nota, pero estaba en Lezama y tienes que entrenar por la mañana. Empiezas a fallar clases y, sin querer, la cabeza presta menos atención. Fueron años a trancas y barrancas, sacando medio curso, o un tercio. Iba sacándola, pero de mala manera. Yo era un chaval del filial del Athletic. Decía que tenía un partido y recuerdo un profesor me dijo: “Pues tú verás lo que haces”. Es difícil explicar la importancia que tiene para ti, que no puedes fallar», recuerda.

Así, cuando le faltaban dos asignaturas, el deportivista se plantó. «Cuando lo cuento fuera la gente dice: “¿Y eso?” Y es más difícil de entender, pero en la familia se alegraron, porque sabían que no estaba disfrutando y que tenía tiempo para empezar otra cosa y dedicarme a esto, que lo llevo con más ilusión».

Relación con las personas

No dejó el campus, pues se volcó en otra que nada tiene que ver con aquella: fisioterapia. «Me interesaba más el tipo de profesión de fisioterapeuta, más cercana al fútbol y a las personas. Me gusta esa relación que hay ahí, empecé y estoy bastante contento», señala, antes de reconocer que por la temporada atípica que ha tenido, con la salida del Athletic en enero y la llegada al Deportivo, la carrera, que también la cursa en el campus de Leioa, se ha quedado en suspenso. «Sé que aquí hay escuela también y que, en un momento dado, se puede hacer. Pero como la temporada que viene todo está en el aire, no sé. Al menos, tienes eso de que te ves en un futuro haciendo esto. Me gusta tener un respaldo de una carrera detrás. Me encanta el fútbol, y si el día de mañana me pudiera dedicar a entrenador o entrenador de categorías de formación, estaría encantado y sería lo que más me gustase. Pero es un mundo muy competitivo y muy inestable, donde un entrenador lo mismo hace una carrera brillante, que dura 3 años. Me gusta tener una base, un currículo para poder pelear en este mundo como otra persona normal: decir soy fisio y puedo ejercer esa profesión. No quiero quedarme colgado y pidiendo favores por ahí», reflexiona.

En este sentido, Bóveda se reconoce un privilegiado, pues ha podido replantearse los estudios después de una primera experiencia fallida. «Yo era un estudiante al que le iba bien, pero que no se veía en una profesión y entré en algo por inercia. Mucha gente va así y al final acabas en una carrera que no gusta y un trabajo que te gusta aún menos. Yo me siento muy afortunado, porque he tenido al menos dos opciones. Al final el dinero me ha permitido poder equivocarme mucho, me ha ayudado a decir: he perdido unos años o me sirven para lo que me sirven, pero empezar de cero, porque me puedo permitir estar hasta los 35 estudiando. Y eso es un privilegio muy grande», insiste.