Navarro asume una despedida del Barcelona forzada y amarga

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«Yo me veía capaz de continuar, pero, si no contaban conmigo, no se puede hacer nada», reflexionó resignado el escolta

07 sep 2018 . Actualizado a las 16:55 h.

Con el rosto sobrio de quien aún se siente contrariado, el español Juan Carlos Navarro confesó hoy que su adiós al baloncesto no fue una decisión tomada por voluntad propia y que tras pasar «el verano más difícil» de su vida no le quedó otra opción que asumir la retirada a la que inesperadamente lo invitó el Barcelona. 

«Las cosas se podían haber hecho de otra manera y mejor, pero de todo se aprende. Yo me veía capaz de continuar, pero, si no contaban conmigo, no se puede hacer nada», asumió Navarro en la rueda de prensa de despedida organizada hoy por el club azulgrana.

«La decisión está clara: si ellos te comunican que quieren que des el siguiente paso y que éste sea lejos de las canchas, no se puede hacer nada más», continuó el escolta español, de 38 años. «Al principio, me molestó un poco porque (la decisión del club) llegó de pronto, pero luego toca asumirla».

Dos semanas después de que el club catalán anunciara la retirada del baloncestista más importante de su historia, la «Bomba», como se le conoce, explicó un adiós para el que aún no estaba preparado.

«Me veía bien físicamente para continuar un año más, pero en las reuniones con el club se me comunicó que no querían que continuara como jugador, sino que diera el paso. Hablé con el 'presi' (Josep Maria Bartomeu) y decidimos que éste era el momento de pasar página», detalló Navarro, sin ensañarse con la dirigencia azulgrana, pero sin esconder que la suya fue una decisión forzada.

Tras conquistar 35 títulos con la camiseta azulgrana, el escolta español había afirmado a finales de la temporada pasada que se veía con cuerda para continuar, que no quería retirarse de las canchas con el sabor amargo de una temporada en la que los catalanes conquistaron la Copa del Rey, pero fracasaron en la Euroliga y en la Liga.

Líder del mejor Barcelona de la historia y de la mejor generación del baloncesto español junto a Pau Gasol, Navarro supo días después que el club donde desarrolló toda su carrera deportiva -salvo la temporada 2007/2008, en la que jugó en la NBA- no contaba con él para la próxima campaña.

Hace apenas unos meses, la «Bomba» había firmado un contrato de diez años con el club catalán.

«Ha sido un verano difícil, el más difícil de mi vida. Me hubiera gustado despedirme de otra manera, pero la decisión ya estaba tomada y ahora hay que pasar página y seguir adelante», reveló un Navarro que no pudo contener la emoción cuando el Barcelona proyectó un avance del documental con el que lo homenajeará las próximas semanas. 

«Las cosas se habrían podido hacer mejor o diferentes, pero haremos un acto de adiós que estará a su altura», aseguró Bartomeu, sentado junto a Navarro en el auditorio del Camp Nou.

Según avanzó el mandatario azulgrana, la despedida oficial de Navarro ante la afición será el 25 de septiembre en el Palau Blaugrana. Su ya legendaria camiseta con el número 11 será retirada en el primer clásico de la temporada frente al Real Madrid, el 25 de noviembre. Y en el Museo del Barcelona también se dedicará un espacio al astro.

«Navarro es incomparable. Hablar de él es hablar de la institución, de una leyenda. Conquistó grandes éxitos con el Barcelona y también con la selección y forma parte de generación incomparable», agregó el presidente del club catalán.

Allí también estaban todos sus ya ex compañeros de equipo, su ex técnico Svetislav Pesic, históricos del Barcelona como Juan Antonio San Epifanio «Epi», Nacho Solozábal y Andrés Jiménez, así como los hermanos Pau y Marc Gasol, grandes amigos de Navarro, y Ricky Rubio, que aún no iniciaron su temporada en la NBA. También su esposa y sus dos hijas, a las que agradeció, como a sus padres, lo mucho que lo ayudaron en sus 20 años de carrera.

«Te he estado esperando, pero no he aguantado más. Me hubiese gustado jugar un año más contigo aquí», le dijo la «Bomba» a Pau Gasol, pívot de los Spurs, que lo miraba desde la segunda fila de la sala.

«Estoy agradecido a todos, al club que me ha dado todo durante estos 20 años, momentos buenos y no tan buenos como la última etapa, a la selección, a todos mis entrenadores, a mis compañeros, a mis amigos y a mi familia», dijo Navarro, vestido con tejanos, una chaqueta azul oscuro y una camisa azul claro, apenas levantando la vista de las fichas en las que escribió el discurso no improvisado.

«He aceptado que ha llegado el momento», continuó, sin poder evitar que se le notara lo mucho que aún le cuesta asumir su adiós a las canchas, después de haber conquistado también, entre otros títulos, un Mundial, dos platas y un bronce olímpicos y otros dos oros europeos con la selección española.

«Cuando veo vídeos de que el equipo se está entrenando, me pongo triste, porque ha sido mi rutina durante 30 años. He pasado el verano más complicado de mi vida y eso aún cuesta tragárselo», confesó, antes de que Marc Gasol se levantara para provocar un aplauso en el que le siguió toda la sala y que se prolongó por más de un minuto.