Un clásico sin favoritos

Fernando Rey Tapias

DEPORTES

PASCAL GUYOT

Nadal y Djokovic disputan mañana su enfrentamiento 53.º en la final del Abierto de Australia

26 ene 2019 . Actualizado a las 13:25 h.

«Rafa, tenemos un problema». Fue la famosa frase que Toni Nadal le dijo a su sobrino cuando vio jugar por primera vez a Novak Djokovic. Es muy posible, que por aquel entonces los mentores del serbio le dijeran algo similar al ver jugar a Rafa. Hoy, pasadas 13 intensas temporadas, ambos forman parte de la historia del tenis como los integrantes de la mayor rivalidad en la era moderna del deporte de la raqueta.

Nada más y nada menos que en 52 ocasiones se han enfrentado en competiciones oficiales, con un margen muy apretado de 27 a 25, en favor del serbio. Han jugado finales de grand slam, de Masters 1000, en los Juegos Olímpicos... Han disputado y alcanzado el número 1 de la clasificación mundial (Djokovic, durante 237 semanas; y Nada,l 196), y ambos poseen un palmarés de ensueño. Rafa, mejor en tierra, Novak superior en pista dura. Más equilibrados, aunque algo superior el serbio en la hierba.

Los dos han conseguido la Copa Davis, (Rafa en 4 ocasiones y Novak en 1) y aunque el español ha conseguido ser oro olímpico y Nole no, el serbio tiene 5 Copas de Maestros en su palmarés, la asignatura pendiente de Rafa. Han protagonizado formidables partidos entre los que la final de Australia del 2012 y la semifinal de Roland Garros del 2013 están considerados entre los mejores de la historia del tenis.

Con 17 títulos de grand slam Rafa y 14 Novak, estamos sin lugar a dudas ante dos de los mejores jugadores de todos los tiempos, que han coincidido en la misma época de otro gran jugador como Andy Murray y con el tenista más elegante y virtuoso que se haya conocido, Roger Federer. Los cuatro, han monopolizado los primeros puestos de la clasificación mundial, y han conseguido vencer en 54 títulos de grand slam. Durante este período de tiempo, ha sido tal su superioridad, que solo 3 jugadores, Wawrinka, Del Potro y Cilic, han sido capaces de inscribir su nombre como ganadores de un grande (ninguno en Wimbledon).

Superando la treintena

Ahora, con 32 y 31 años y mil batallas en sus cuerpos, están clasificados para jugar mañana (desde las 9.30 horas, Eurosport) la final del Open de Australia. Su 53.º enfrentamiento, algo que pudiera sorprender, teniendo en cuenta el desgaste en unas trayectorias tan exigentes. Pero lo realmente asombroso es que, analizando sus caminos para llegar a la final, nos hemos mostrado a los dos jugadores exhibiendo un estado de forma excepcional, comparable a sus mejores momentos en pista dura.

En el caso de Nole, ya viene jugando en los últimos meses a un nivel altísimo, comparable a su gran estado de forma del 2011, superando un oscuro período producido por lesiones físicas, que requirieron cirugía, pero sobre todo un bache mental que casi acaba con su carrera. Recuperado su equipo técnico y la competitividad que siempre le caracterizó, el serbio ha vuelto a la cima del tenis mundial.

En el caso de Rafa, es realmente prodigioso que, después de cinco meses sin competir, muestre el nivel excepcional de los cinco partidos disputados en Melbourne. La carrera del español se ha caracterizado siempre por recuperarse de forma asombrosa de las lesiones, pero en este caso se añade la puesta en práctica de mejoras técnicas (el saque) y tácticas (jugar más adelantado, siendo más agresivo y determinante con sus golpes). Los resultados están a la vista: dos cómodas victorias para iniciar el torneo y convencerse que era capaz de llevar a la práctica las mejoras diseñadas en Manacor; un triunfo convincente ante un rival destacado como Berdych; y tres lecciones magistrales ante los más destacados jugadores de la nueva generación: De Miñaur, Tiafoe y Tsitsipas. Se presenta en la final sin perder ningún set, dominando con el saque, jugando sobre la línea, rápido y anticipativo, agresivo con todos sus golpes y dando una sensación de confianza como si estuviese en la tierra de Paris.

Nole, por su parte, ha mostrado una enorme superioridad en la semifinal ante un flojo Pouille. No tuvo que esforzarse en cuartos por la lesión y posterior abandono de Nishikori. Esto le hace llegar también muy fresco, pero no hay que olvidar que cedió un set ante Medvedev y otro ante Shapovalov.

Novak juega en su terreno. En la superficie donde las estadísticas mas le favorecen frente a Nadal, En donde ha ganado todas las finales que ha disputado en Australia (6), En donde tiene la posibilidad de batir el récord de victorias de Emerson y de Federer y quedarse en solitario con 7. Una oportunidad de recortar la diferencia de grand slams que le llevan tanto Rafa como Federer y de quedarse como único aspirante a ganar los 4 grandes en el 2019. Un objetivo, este último, que también tendría el español si consiguiese vencer, convirtiéndose en el único jugador en activo con al menos dos victorias en todos los grandes, reduciendo a dos con Federer, la diferencia de títulos de grand slam, con Roland Garros a la vista.

En definitiva, que estamos ante una final apasionante sin un favorito claro. Hasta ahora, sobre esta superficie, el serbio siempre tenía una ventaja: llevaba la iniciativa. Las mejoras en el juego de Rafa, si logra mantenerlas en la final, le dificultarán tener esa iniciativa. En mi opinión, y si no surge un imprevisto que condicione el resultado, Rafa tiene una gran oportunidad para conseguir su segundo título en Melbourne.