La salida del último jarrón chino

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Javier Barbancho | REUTERS

Zidane anuncia el inminente traspaso de Bale, el fichaje más caro del Madrid hasta Hazard, que dejará el Bernabéu empujado por su técnico y sin gloria

22 jul 2019 . Actualizado a las 08:43 h.

Al Madrid también se le marchita la grandeza por cómo despide a sus cracs. Le dijo adiós a ese jarrón chino en que Cristiano se había convertido como si se tratase de una baratija y ahora está a punto de desprenderse de Bale, otra de sus valiosas porcelanas, también por la puerta de atrás de un Bernabéu atónito. A nadie le extraña ya cómo se mueve este negocio del fútbol, desbocado a engordar su propia burbuja, pero se torna ridícula la prepotencia y el desagrado con que Florentino cierra la puerta a aquellos de los que antaño afirmaba que habían nacido para jugar en el Madrid.

Hubo un tiempo en que el megalómano presidente se empeñaba en fichar cada verano al Di Stéfano del siglo XXI. En el 2013 se encaprichó de uno de esos luminosos carteles de Times Square que anunciaba un jugador del Tottenham sin currículo y de una selección de tercera fila. La broma le salió por más de 100 millones de euros de traspaso (solo superados este verano por los 100 más variables de Hazard) y un salario que ronda los 20 millones de euros netos. Unas cifras de escándalo en las que tras lesiones, bajas formas y recuperaciones cada partido del denominado Expreso de Gales ha salido por un millón de euros.

La salida de Bale está a punto de hacerse realidad tras el ultimátum que el hastiado técnico puso en marcha ayer, al cabo del primer partido de pretemporada, que el Madrid perdió (3-1) frente al Bayern de Múnich. «No es nada personal. No sé si en 24 o en 48 horas la situación va a cambiar y es bueno para todos. El club está negociando», declaró Zidane, quien zanjó taxativo: «Si Bale se va mañana, mejor para todos». El Tottenham o China se convierten en las dos posibilidades más factibles. La primera es la preferida por el equipo blanco, ya que al menos ingresaría la mitad de lo que había pagado. La segunda, la más favorable para un jugador que desea mantener a toda costa su estratosférica nómina. El agente del futbolista dejó claro ayer en The Sun que cuando Bale se vaya, «será porque es lo que quiere Gareth y no tiene nada que ver con el hecho de que Zidane le empuje».

La mala sintonía entre entrenador y futbolista es evidente. En el primer mandato del francés, la estrella perdió protagonismo en la recta final de temporada. Sin embargo, Bale aprovechó sus oportunidades para acabar anotando dos goles en la final de Champions contra el Liverpool. En esta segunda época, con el Madrid eliminado en Europa y sin opciones en la Liga, Zidane tampoco contó con el extremo galés. «No sé si Bale está centrado en el Madrid, preguntádselo a él», dijo Zizou tras perder en Vallecas y que el galés corriese a tomar un avión privado. Aquellos fueron sus últimos minutos con la camiseta del Madrid, pues Bale no figuró entre los convocados en los dos de las tres últimas jornadas, y tampoco salió del banquillo en la final contra el Betis. Ahora con Zidane de verdugo, el Madrid vuelve a despreciar su jarrón chino, de nuevo desdeña su historia.