Tiger Woods: «Me veo jugando hasta los 52»

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KYODO

Tras su decimotercera operación, iguala los 82 títulos de Snead y se ve otro decenio en activo

29 oct 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Tiger Woods está otra vez de vuelta a los 43 años. De su quinta operación de rodilla regresó estos días en Japón con su mejor golf y una insólita visión sobre su futuro a largo plazo. Se ve jugando a los 52 años, la edad a la que Sam Snead logró su título número 82 de la PGA en 1965. El registro que él igualó ayer con su victoria en el Zozo Championship, gracias a los siete hoyos que tenía pendientes para completar sus cuatro rondas en el Accordia Golf Narashino de Chiba (Japón).

La imagen del descenso de Woods a los infiernos queda cada vez más lejana. Sus problemas personales, su falta de confianza y el dolor en un cuerpo machacado por hasta trece operaciones. Una espiral que se retroalimentaba. Pero lleva un par de temporadas luminosas. El dolor se esfumó, la inspiración volvió y el calendario se aligeró. Solo trece torneos jugó este año, una cantidad muy baja que no le impidió ayer subir al sexto lugar del ránking mundial, que computa de forma ponderada los resultados de los dos últimos años, dando mayor peso a los más recientes.

«Esta semana ha sido una magnífica señal para el futuro», resumió Woods, quien reapareció en Japón tras dos meses sin jugar por una artroscopia en su rodilla izquierda. Así que ahora arrecian las comparaciones con Snead, el único golfista capaz de ganar 82 títulos en el circuito de la PGA. El viejo Sam lo consiguió entre los años 1936 y 1965, cuando cerró la cuenta con 52 años. En total, jugó 425 campeonatos del circuito americano, con un 19,2 %. de victorias.

Desde que Tiger, un veinteañero, ganó su primer título profesional en 1996 en Las Vegas, hasta ayer, disputó 359 torneos, con un 22,8 % de éxitos. Más rápido y más dominante que Snead. Incluso se ve en la élite a la misma edad a la que su predecesor colocó el número 82: «Estoy disfrutando, ahora sí me veo jugando hasta los 52 años. Hace dos no lo habría pensado, pero ahora sí. Está volviendo la velocidad del swing y me duele menos la espalda. Me sigue molestando, pero mucho menos. Puedo girar mejor. Veo un futuro brillante».

Esos achaques en las articulaciones, sobre todo en la columna, le complican cuando toca madrugar. Como ayer, cuando a las siete y media de la mañana sonó la bocina para reanudar los hoyos pendientes de la cuarta ronda del torneo. Siete calles que cerró con el polo rojo de los días decisivos y un birdie en el green del 18: «Es simplemente algo loco». A sus 82 títulos del PGA se suman otros 26 del circuito europeo. Pero lo más relevante son sus quince grand slams. La siguiente «locura» de Tiger pasa por alcanzar (y superar) los 18 majors de Jack Nicklaus, que logró la última de sus victorias (entre 1962 y 1986) a los 46 años, su sexto Masters de Augusta, y fue ayer uno de los primeros en saludar la gesta de Woods. «Desde hace años queríamos ver a Tiger otra vez sano, pero por su calidad de vida. ¡Es evidente que la operación y su duro trabajo se han traducido en calidad de juego!», celebró Nicklaus. Tanto ha cambiado Woods que por fin abraza el deseo de disputar los Juegos Olímpicos, algo a lo que antes era reacio: «Tengo varios amigos que los han disputado y me han dicho que fue la experiencia de su vida».