El vocabulario del Dakar, otro gran desafío para Alonso

Fernando Gimeno / Efe

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Fernando Alonso, tras la segunda etapa del Dakar
Fernando Alonso, tras la segunda etapa del Dakar

El «roadbook», los «waypoints» o el «iritrack», son algunas de las nuevas palabras a las que el asturiano ha tenido que acostumbrarse para correr este rally, muy distinto de la Fórmula 1

13 ene 2020 . Actualizado a las 12:17 h.

El «roadbook», los «waypoints» o el «iritrack» son algunas de las nuevas palabras a las que Fernando Alonso ha tenido que acostumbrarse para correr por primera vez el rally Dakar, una carrera cuyo vocabulario difiere mucho de la jerga de la Fórmula 1, aunque comparte algunos términos. Alonso, doble campeón de F1, se ha adentrado desde hace pocos meses al mundo de los rallys fuera de pista, hasta ahora desconocido para él, y en esa convicción de querer ser cada día un piloto más completo debió aprender también el «idioma» del Dakar.

Para comenzar, el asturiano ya no prepara la competición en un «paddock», como se le llama en la Fórmula 1 a la explanada ocupada por los camiones de las escuderías. Ahora lo hará en un «vivac», el campamento itinerante donde cada día descansan las alrededor de 3.000 personas que componen la caravana del mayor raid del mundo. Lo que no cambiará es que Alonso, como la gran mayoría de las figuras del Dakar, tiene en el «vivac», al igual que tenía en la F1, un «motorhome», es decir, una autocaravana con todas las comodidades para darse una ducha tras un día de tragar polvo y tierra en el desierto y luego relajarse con una cómoda siesta.

Perdidos sin el «roadbook»

A bordo de su Toyota Hilux, antes de cada etapa repasa con su copiloto Marc Coma el «roadbook» (hoja de ruta), ese kilométrico rollo de papel con indicaciones para no perderse en la ruta. Los equipos oficiales cuentan con la ayuda de un «mapman», un especialista que analiza cada paso de la hoja de ruta sobre un mapa y puede dar indicaciones adicionales y más detalladas al piloto para así sacar ventaja a sus rivales.

Estas instrucciones, que pueden parecer una serie de jeroglíficos incomprensibles a la vista de un novato, advierten sobre los peligros y riesgos que tiene el camino y sobre todo marcan el rumbo hacia los «waypoints» (punto de paso). En cada etapa hay varios «waypoints», compuestos por una serie de coordenadas de GPS ocultas que cada competidor debe desbloquear para demostrar que no ha acortado camino.

A seguir el «cap»

Otro elemento fundamental de la hoja de ruta es el «cap», el rumbo magnético que se debe seguir hasta la siguiente referencia del «roadbook», algo esencial en espacios abiertos como el desierto. Para calcular bien la distancia que hay entre una referencia y otra de la hoja de ruta se usa el «trip-master», una especie de cuentakilómetros que el competidor puede poner a cero cada vez que llega a uno de los puntos señalados en el papel.

Al comenzar la etapa y también muchas veces para terminarla, los vehículos hacen un «enlace», como se les dice a los segmentos de ruta que no son de competición y que separan el campamento del «especial» del día, el tramo cronometrado válido para la clasificación. Los enlaces pueden llegar a ser de 500 kilómetros y se hacen por carreteras convencionales, donde los pilotos deben respetar las normas de circulación locales, sobre todo el límite de velocidad.

No dejarse ningún «checkpoint»

Al inicio y al final del «especial» están los «checkpoints» o controles de paso, donde los competidores deben entregar unas tarjetas para que les sean selladas por la organización. En caso de no hacerlo les acarreará una sanción. Para cualquier eventualidad está el «iritrack», un sistema de GPS que permite a la organización no solo rastrear la ubicación de cada competidor sino también ponerse en comunicación con el piloto desde el «PCO», el centro de control de la carrera.

También dentro del vehículo es muy útil el «sentinel», un chivato que le avisa a la tripulación cuando otro vehículo está a punto de adelantarlo. El que lo escucha tiene la obligación de hacerse a un lado y dejar pasar al de atrás. Es posible que Alonso lo haya utilizado en este Dakar para adelantar a las «malles motos», como se conoce a los pilotos de moto que compiten solos y que deben reparar la moto ellos mismos una vez que llegan al campamento.

Cuidado con el «fesh fesh»

Durante este Dakar en el desierto de Arabia, los pilotos también están encontrando con bastantes erg (conjunto de dunas) e intentan salir lo más airosos posible del «fesh fesh», palabra del norte de África para denominar a la arena muy fina, casi como polvo de talco, que puede dejar hundido y encallado a cualquier vehículo. Alonso también deberá hacer frente el miércoles a una «etapa maratón», donde los vehículos solo pueden ser reparados por la propia tripulación, sin ayuda de sus mecánicos. Para ello las unidades pasarán la noche en un «parque cerrado», igual que en la F1 al finalizar cada carrera, donde nadie más puede tocar la unidad.