Sin Dinamarca ni Francia, eliminadas, inicia la segunda fase con todo a favor para jugar por las medallas
16 ene 2020 . Actualizado a las 08:56 h.El análisis de la primera fase del Campeonato de Europa despejó cualquier duda o incógnita respecto al nivel competitivo y al compromiso de unos jugadores españoles cuya concentración en la competición es el mejor antídoto contra cualquier sorpresa desagradable. Haciendo un repaso histórico nunca se maceraron matices tan sutiles y sinfónicos sobre el 40x20 durante una primera semana de competición; también esos mismos antecedentes nos deben poner en guardia, ya que la experiencia nos dice que en este tipo de juegos siempre aparecen variables incontrolables por donde menos lo esperas, dejando esas primeras sensaciones en una constatación del más absoluto fracaso.
Mentalidad
Llamada a la prudencia como arma para el éxito. Decía Oscar Wilde que «nada se parece tanto a la ingenuidad como el atrevimiento», enmarcado este en una relajación que ya se hace visible en medios de comunicación y aficionados cuando observan a los rivales de la selección española de la segunda ronda de la competición. Los caminos de rosas suelen tener espinas y creo imprescindible una llamada a la prudencia como arma para el éxito. Ganamos a una Alemania con carencias en su preparación, y lo hicimos de forma solvente pero tanto Holanda como Letonia eran peritas en dulce de pretemporada para los nuestros.
Rivales
Croacia, el partido más difícil de esta fase. Cuando oteamos el horizonte próximo solo Croacia parece tener pedigrí suficiente para temer por un resultado adverso, pero no debemos olvidar que tanto los austríacos como los checos (Teledeporte, 16.00) llenarán las gradas y nos pondrán contra las cuerdas anímicamente. Jugamos en casa de los anfitriones y a escasos kilómetros de Chequia.
Credenciales
Experiencia y galones para los partidos clave. Solo la ingenuidad de un exceso de confianza nos puede matar, pero creo que la elevada edad media de los nuestros (de las más altas de este campeonato) y el dominio del ecosistema europeo balonmanístico por parte de una generación de jugadores que han hecho del mercado único europeo su modo de vida, les hacen acreedores a soñar con las semifinales.
A seguir
Rendimiento de Noruega, Islandia y Eslovenia, con un balonmano físico y mecanizado. Respecto al juego podemos decir que Noruega, Islandia y Eslovenia son las selecciones a seguir si bien todas desarrollan un balonmano muy físico y mecanizado donde no existe mucho lugar para la creatividad. Por otro lado tenemos a Croacia, que al igual que España, todavía no ha tenido rivales de entidad para adivinar su carácter bipolar hacia donde les llevará.
La revelación
Portugal avanza con un entrenador afincado en Vigo. Me van a permitir una mención muy especial. Portugal es sin duda la auténtica revelación. El galaico duriense Paulo Pereira, afincado en Vigo, un trotamundos del banquillo, ha conseguido colocar a los suyos dentro de la élite europea; y lo ha hecho dentro del grupo de la muerte, con los anfitriones noruegos y con los todopoderosos franceses. Tiene un mérito increíble y este gallego de adopción y su selección creo que aun darán mucho de que hablar estos días.