Anular la temporada, la medida más justa en caso de que no se complete

Miguel Juane CORONAVIRUS

DEPORTES

MARCELO DEL POZO | REUTERS

Ante la falta de reglamentación al respecto en fútbol y baloncesto, cualquier otra medida sería perjudicial

01 abr 2020 . Actualizado a las 14:39 h.

Mucho se está especulando sobre el incierto futuro, así como sobre las posibles soluciones de las competiciones deportivas que se han visto suspendidas por una circunstancia sobrevenida y tan inesperada como ha sido la de la pandemia del COVID-19 y los efectos que de la misma se están derivando. Son muchos los intereses económicos en juego: patrocinios, salarios, derechos televisivos, derechos de los socios, apuestas... además de los deportivos: prestigio, gloria o emoción de las aficiones, entre otros.

Desde una perspectiva estrictamente jurídica, no existe una solución apriorística programada para algo tan impensado, cuyas consecuencias se antojan imprevisibles.

En algunas especialidades deportivas existen soluciones ya predeterminadas, y aquí está la clave, para declarar un resultado definitivo si la prueba no llega a su fin, por circunstancias también sobrevenidas tales como fenómenos atmosféricos o exceso de un determinado lapso de tiempo. Así sucede por ejemplo en las carreras de automovilismo o de motociclismo, en las que si se suspende una prueba de motos por una tromba de agua, una vez que hubiese transcurrido un número mínimo de vueltas; o en F1, si se alarga la prueba más allá de dos horas, por diversas circunstancias inesperadas o no programadas. En esos casos, se da como resultado definitivo el del último paso por línea de meta. Pero insisto, ya está así previsto antes del inicio de la competición.

En fútbol, baloncesto y otras modalidades deportivas no existe esta previsión. Y no parece de recibo que, si finalmente se suspende definitivamente o se anula un torneo liguero, se tome como resultado cualquiera que no estuviese contemplado al inicio de dicha competición, que no aparezca recogido en las bases de la misma, salvo, claro está, que dicha decisión se alcance por consenso o por una mayoría muy cualificada de sus intervinientes o participantes.

Cualquier otra solución que no fuese la anulación de la competición y que viniese impuesta por el organizador de la misma, se antojaría no solo injusta sino contraria a uno de los principios inspiradores del derecho deportivo cuál es el pro competitione, o a favor de la competición.

Si se diese como vencedor, por poner dos ejemplos, al que figurase como primero al término de la primera vuelta ya disputada, o al que estuviese de primero en el momento de la suspensión de la respectiva liga, se favorecería a uno solo, pero se perjudicaría a muchos más que verían frustradas sus legítimas expectativas de resultar vencedores.

Y algo parecido sucedería con los ascensos y descensos o con los que hubiesen obtenido la clasificación para la disputa de distintas competiciones europeas. Y, precisamente, esa interacción entre distintas Ligas e incluso entre diferentes entidades organizadoras nacionales o internacionales (pensemos en el baloncesto con la Liga ACB, FEB, Euroliga; o en el fútbol, Liga, RFEF, UEFA, FIFA...) hacen imprescindible una necesaria coordinación entre todas ellas, en la búsqueda de esa necesaria solución de consenso que ha de alcanzarse.

Y así, si no se anulan los resultados de aquellas competiciones que finalmente sean suspendidas definitivamente, habrá que buscar fórmulas de resolución ingeniosas e imaginativas, tales como eliminatorias a partido único, play-offs para los ascensos o descensos, jornadas concentradas en una minicompetición al estilo final a cuatro. Y para favorecer tales soluciones ya se han aplazado, de manera muy atinada, aunque no sea simplemente por estos motivos, grandes competiciones internacionales como la Eurocopa de fútbol o los Juegos Olímpicos de Tokio, principalmente para que la celebración de las mismas sea justa y en términos de igualdad para todos, lo mismo que debe resultar de aplicación para las competiciones que finalmente sean anuladas.