El fútbol tiene que flexibilizar sus normas

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Gerard Moreno ha sido uno de los más críticos con la idea de volver a los terrenos de juego
Gerard Moreno ha sido uno de los más críticos con la idea de volver a los terrenos de juego Domenech Castelló | efe

23 abr 2020 . Actualizado a las 09:13 h.

a línea roja para el regreso del fútbol de élite en una desescalada que debería de avanzar en cuestión de semanas debe ser la salud de todos los involucrados. A partir de ahí, como en cualquier situación excepcional, los distintos actores de la crisis tienen la obligación de forzar todas las medidas posibles para que la industria del fútbol regrese. Por su propio beneficio, por responsabilidad y por coherencia con el progresivo reseteo y puesta en marcha de todo un país después de semanas que empezaron situando a millones de personas ante un riesgo sanitario y que ahora también sufren por la agobiante incertidumbre sobre su horizonte laboral.

El armisticio en la guerra del fútbol, una tregua que se hacía imprescindible no ahora, sino desde hace años, ha permitido que el Gobierno modifique un decreto y redirija cientos de millones de los ingresos por derechos audiovisuales del fútbol de élite. Supone la prueba de que los cambios profundos se pueden articular en apenas unas horas cuando existe voluntad o interés de cambio y entendimiento. Pero faltan por concretar medidas más decididas para el regreso del fútbol de élite en un formato exprés. Se echa de menos un debate valiente sobre cambios de carácter excepcional para que se puedan disputar partidos con intervalos más breves de tiempo que los habituales durante una temporada convencional. Solo el presidente del Villarreal se atrevió a proponer la posibilidad de permitir cinco sustituciones por encuentro.

El fútbol, que ha evolucionado muy lentamente pero ha conseguido que herramientas como el VAR, por ejemplo, mejoren la justicia de las decisiones, está obligado a mirarse en el espejo de otros deportes si quiere de verdad aprovechar las próximas semanas para que se jueguen partidos cada tres días y salvar su propio modelo. El balonmano y el baloncesto, por ejemplo, permiten cambios en cualquier momento de los encuentros. En una situación excepcional el fútbol tiene que valorarlo todo.

Por eso extraña la postura del sindicato de futbolistas. Ahora que Tebas y Rubiales aparcan su enfrentamiento para salvar el negocio, los futbolistas de Primera y Segunda División, los principales destinatarios del maná de millones de los presupuestos de los clubes (más de un 60% de los ingresos suelen terminar en los jugadores) amaga con una estrategia obstruccionista. Con la oposición a realizar concentraciones para terminar la temporada como primer reparo, un incomprensible tiro en su propio pie. Un problema menor para una salida necesaria en una situación excepcional.