El expiloto de fórmula 1 sufrió dos impresionantes accidentes durante su trayectoria en un monoplaza. Tras perder las dos piernas supo readaptarse y convertirse dos veces en subcampeón olímpico en ciclismo adaptado, pero la tragedia ha vuelto a ponerle en el filo de la muerte

Ejemplo de supervivencia. Muerto y resucitado, el expiloto de fórmula 1 y campeón paralímpico de ciclismo Alex Zanardi se enfrenta a su tercera batalla por vivir. Nacido en Bolonia hace 53 años, desde que era un adolescente destacó en campeonatos italianos y europeos llevándole a conseguir una plaza en el Mundial. Debutó con Lotus en 1991 -con un mes de diferencia con Michael Schumacher- hasta 1994 y tras un parón regreso en 1999. Deportista aguerrido e inspirador, dos graves accidentes le hicieron cambiar el rumbo de esa carrera de obstáculos infinita que parece su vida. El último se impuso en su trayectoria el pasado 10 de junio tras sufrir un grave accidente de tráfico que le mantiene en estado crítico bajo un coma inducido.

Álex Zanardi se estrelló contra un camión durante una carrera de paraciclismo entre las aldeas toscanas de Pieza y San Quirico provocándole serias heridas en la cabeza. Esta semana se sometió a la última cirugía en la que su cráneo fue reconstruido. Tras cinco horas de intervención, se encuentra en cuidados intensivos en estado crítico.

Pero para llegar a entender por qué una de las grandes promesas de la fórmula 1 se encontraba realizando una prueba de paraciclismo es necesario retroceder unos años. Años de readaptación y de seguir adelante. El accidente en esta prueba es el tercero de gravedad que sufre.

El italiano disputó cuarenta y cuatro carreras en fórmula 1 y, aunque no ganó ninguna, su nombre es un clásico de este deporte en los años 90. En aquella época los circuitos eran bien distintos, con vallas de protección de hierro muy cerca de curvas rápidas y peligrosas. En 1993, durante el Gran Premio de Bélgica de fórmula 1, en el circuito Spa-Francorchamps,  cuando ascendía con su Lotus la mítica Eau Rouge, perdió el control y se estrelló contra una barrera a 270 km/h. Las imágenes del accidente ponen los pelos de punta. El monoplaza dio vueltas sobre si mismo, provocó una explosión y volvió a impactar contra otra barrera. Todo hacía presagiar lo peor. Pero Zanardi esta hecho de otra pasta. Los médicos consiguieron rescatarle para trasladarlo en helicóptero al hospital. Allí se confirmó el milagro: pese a una leve conmoción fruto del tremendo golpe; el chasis del monoplaza había salvado su vida. No tenía ni un hueso roto.

Se perdió media temporada y cuatro carreras del siguiente Mundial, pero Zanardi volvió a subirse a su monoplaza dos años más tarde, en la temporada 1994 y más tarde en 1999.

El 15 de septiembre del 2001 regresó a la competición, y lo hizo en América, en la CART americana, donde fichó por el equipo Mo-Nunn. Le costó adaptarse y por ello los resultados tardaron en llegar. En la decimoquinta carrera de la temporada en Lausitzring (Alemania) las cosas empezaron mal. Las sesiones de clasificación se tuvieron que cancelar por la intensa lluvia y la clasificación de carrera se realizó por los puestos del campeonato. Álex salió vigesimosegundo y logró remontar varios puestos. Pero el momento fatídico llegó tras una parada en boxes. Cuando se iba a reincorporar a la carrera, el coche de Alex Tagliani lo embistió a 320 km/h.

La parte delantera del monoplaza de Zanardi quedó completamente desintegrada, lo que hacía presagiar lo peor.  Al borde de la muerte, y no una, sino siete veces, puesto que el corazón del corredor se paró hasta en siete ocasiones debido a la enorme cantidad de sangre perdida. La gravedad de su estado obligó a los médicos a amputarle las dos piernas por debajo de la rodilla. El cambio de vida fue radical.

Pero no renunció a nada, pero mucho menos al deporte. Después de perder las dos piernas, Zanardi reapareció como piloto en el Mundial de turismos (WTCC) al volante de un BMW 320i adaptado, donde logró hasta cuatro victorias. «Antes del accidente me preguntaba que haría si me pasaba algo así. La respuesta era que me suicidaría, pero cuando me ocurrió eso no se me pasó por la cabeza. Estaba feliz de estar vivo y sabía que lo peor había pasado, puesto que fui reanimado siete veces y estaba sin sangre», confesó. Tras salir del hospital, necesitó rehabilitación y ayuda las veinticuatro horas del día hasta que encontró una nueva motivación que guiara su nueva vida. La encontró en el ciclismo de mano, deporte que practica y con el que ganó el Maratón de Nueva York en 2011 y logró cuatro medallas paralímpicas en Londres 2012 y Río 2016. Ahora lucha por salir de esta y colgarse de nuevo la medalla de la supervivencia.

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