Paris Saint-Germain y Bayern de Múnich se enfrentan hoy en una final con claro sabor ofensivo y que puede dar un vuelco de poder en el continente
23 ago 2020 . Actualizado a las 10:04 h.Cuando el Bayern de Múnich conquistó su tercera Copa de Europa consecutiva ante el Saint-Étienne en Glasgow el 12 de mayo de 1976 y confirmó una hegemonía en el Viejo Continente futbolístico que solo habían conocido el Real Madrid de Di Stéfano, Puskas y Gento y el adelantado a su tiempo Ajax de Johan Cruyff, el París Saint-Germain era un club prácticamente recién nacido, ya que fue fundado en 1972 para dotar a la capital francesa de una institución futbolística de primer nivel.
Hoy, casi cuatro décadas y media después, la inversión catarí en el proyecto liderado por Nasser Al-Khelaifi y la sucesiva llegada de estrellas del fútbol a la ribera del Sena han consumado al fin el propósito por el que se fundó el club parisino, que se mide al ogro alemán en la final de esa vieja Copa de Europa convertida en Liga de Campeones.
Tradición y modernidad, undécima y primera final, respectivamente, en el que esta vez es sin lugar a dudas el duelo entre los dos mejores equipos del torneo. El Bayern, competitivo como pocos, ha convertido una temporada que parecía de transición cuando el croata Niko Kovac ocupaba el banquillo bávaro en una de las mejores campañas de su historia. La transformación se debe a la explosión de jóvenes talentos como Davies o Gnabry, pero también a la recuperación de veteranos que viven una segunda juventud como Neuer o Müller y a la voracidad goleadora de uno que nunca se fue: Lewandowski. Bundesliga y Copa alemana 2019-20 figuran ya en el extenso palmarés del gigante germano, que de la mano de un técnico de la casa, un temporero convertido en ídolo, Hans Dieter-Flick, aspira a lograr su sexta copa con un pleno de triunfos que sería el segundo triplete de su brillante historia (el primero lo conquistó en 2013 de la mano de Jupp Heynckes).
Enfrente, el PSG. Esa pléyade de estrellas que lleva años acumulando decepciones y sonoros fracasos en la Champions hasta que ha llegado su momento. El campeón francés ya mostró en la fase de grupos que ha crecido de la mano de Thomas Tuchel, pues goleó al Real Madrid en el Parque de los Príncipes, salió vivo del Santiago Bernabéu con un empate en uno de los mejores partidos de los blancos este curso y amarró un solvente primer puesto
El camino en las eliminatorias no ha sido ni mucho menos la sucesión de exhibiciones del Bayern, pues sufrió de lo lindo para doblegar al Borussia Dortmund con remontada en París incluida, estaba fuera a falta de un minuto para la conclusión del tiempo reglamentario en cuartos frente a la Atalanta de Gianpiero Gasperini y eso sí, venció con cierta comodidad al RB Leipzig en la antesala de la gran final.
Basta con echar un vistazo a las plantillas de ambos equipos para observar el potencial de sus ataques y el espectáculo que espera hoy.
París cerrará al tráfico los Campos Elíseos y reforzará la seguridad con 3.000 policías
Los Campos Elíseos de París se convertirán en una zona peatonal y se desplegarán más de 3.000 policías para reforzar la seguridad en el corazón de la capital francesa para garantizar las medidas de prevención relacionadas con el coronavirus durante la final.
La ciudad de París ha optado por cerrar el bulevar de los Campos Elíseos al tráfico y dar más espacio a los seguidores en caso de celebración posterior por triunfo del PSG. Además, será «más sencillo» para las autoridades poder comprobar el distanciamiento social.
Unos 3.000 agentes de policía en el centro de París y alrededor del estadio del PSG, el Parque de los Príncipes, asegurarán que «las cosas marchen lo mejor posible», dijo este sábado el ministro del Interior de Francia, Gerald Darmanin, durante una visita a la prefectura de policía de París.
Lo mismo se aplica al Bayern, que dijo ayer que el equipo sería recogido por un autobús en la pista del aeropuerto de Múnich y que «no sería visto» por los aficionados por idénticos motivos.