Su condición de comentarista de Eurosport le permite seguir el circuito desde dentro y aportar una mirada lúcida sobre la edición más atípica que ha puesto hasta ahora en juego la Copa de los Mosqueteros
25 sep 2020 . Actualizado a las 09:02 h.Desde hace casi 30 años, Álex Corretja (Barcelona, 1974) camina por los pasillos del Bois de Boulogne como por su casa. En Roland Garros perdió en 1998 una recordada final que cerró con una inmensa sonrisa y un abrazo de felicitación a su amigo Carlos Moyá. Y repitió cartel de finalista en el 2001 ante Kuerten. Hoy su condición de comentarista de Eurosport le permite seguir el circuito desde dentro y aportar una mirada lúcida sobre la edición más atípica que ha puesto hasta ahora en juego la Copa de los Mosqueteros.
-¿Cómo ve este año la defensa del duodécimo título de Nadal?
-Nadal afronta su mayor reto de los últimos años. Él siempre llegaba a París con ritmo, con una gran cantidad de partidos ganados en tierra. Normalmente, antes de Roland Garros caía algún título, aunque el año pasado fue encadenando semifinales en Montecarlo, Barcelona y Madrid, y hubo gente a la que le entraron las dudas; yo entonces, aún así, lo veía como el claro favorito en París. Pero este año su preparación ha sido superescasa, llevaba seis meses sin competir, jugará en un París muy húmedo y, por tanto, con la pelota botando menos, y esas condiciones no potencian su estilo. Eso es una realidad, otras veces las condiciones han sido más beneficiosas para él.
-¿Cambia su relación de fuerzas con Thiem, ganador en Nueva York?
-Otros años veía que el éxito de Nadal dependía al 100% de él, pero si ahora se enfrenta a Thiem en una final, puede ser una final agónica. Tanto física como mentalmente. Las dos últimas finales de Nadal contra él en Roland Garros fueron duras, pero al cabo de dos sets Thiem acaba bajando; hoy en cambio está capacitado para aguantar el ritmo alto de Nadal y, además, ya tiene la experiencia para hacerle frente en esas situaciones. Veo muy abierto el torneo. Esta vez para Rafa es básica la primera semana de competición, que antes era solo un trámite. Ahora necesita rodarse y probarse en la pista.
-Descalificado en el US Open, Djokovic regresó unos días después a lo grande en Roma, dejando atrás aquel triste episodio.
-La forma de recuperarse de Nole es admirable. Se llevó un batacazo en Nueva York monumental, histórico, así que reponerse de esta forma tan rápida dice mucho de él también. Ganar en Roma supuso para él una inyección de moral terrible, un alivio. Djokovic se plantó en Italia, dio la cara, habló con los medios, compitió bien en la pista y ahora va a estar ahí listo para todo en París. Quien le quiera ganar va a tener que sudar tinta. Si no hubiese llegado a jugar en Roma, habría cometido un error al arrastrar el tema a nivel mental hasta el siguiente grand slam. Ahora llega a París crecido, no solo por el título, sino por todo lo que conlleva. Acertó al tomar la decisión de jugar y encima triunfó, con un título del que sale superreforzado.
Le pasa de forma parecida a Thiem, quien llega creyéndose que esta vez puede ganar Roland Garros, porque su victoria en Nueva York es la confirmación de que puede triunfar. Yo gané en Roma en 1997 en una final a cinco sets, después de superar a tres top 10 en una semana y me lo creí. Cuando superas barreras, crees más en ti y puedes crecer. El tenis al final es una escuela de vida que te va llevando, porque un partido es la vida misma: te levantas, sufres, ves un partido ganado o perdido, te desesperas, el otro está fatal... Y al final el más consistente suele ganar.
