El español iguala sus 20 grandes del suizo, en cuyo pulso cuenta con el tiempo a favor
11 oct 2020 . Actualizado a las 21:24 h.La rivalidad entre Rafa Nadal y Roger Federer ha terminado por descoser las fronteras del tenis. Si los 14 grand slams de Pete Sampras parecían un registro inalcanzable, uno lo elevó a 20 y otro lo igualó este domingo. Y ese pulso entre ambos, entre el ídolo y el maestro, iluminará los últimos días de sus carreras deportivas. Ambos han desmentido a los agoreros. Al suizo se le suponía una posible retirada en los Juegos de Londres 2012, como colofó perecto a una trayectoria que podía terminar cuando rondase los 31 años, para irse en plenitud y que para siempre dejase una estela de elegancia. Todo, por una frase malinterpretada. Pero ha competido, al menos, ocho cursos más hasta que esta temporada sus rodillas chirriaron. Al español, por el evidente tenis de desgaste sobre el que ha construido su leyenda de jugador excesivo, hasta su tío Toni no lo veía con una carrera mucho más allá de la treintena. Pero ayer levantó la Copa de los Mosqueteros sin ceder un set, y con menos dolores que nunca.
Así que, empatados ambos con 20 grandes, Federer quiso felicitar a Nadal en las redes en cuanto terminó la final. Calificó el decimotercer título del español en París como «una de las grandes hazañas del deporte».
«Siempre he tenido el mayor respeto por mi amigo Rafa como persona y como campeón. Como mi mayor rival durante muchos años, creo que nos hemos empujado el uno al otro para ser mejores jugadores. Por eso es un gran honor para mí felicitarle por su vigésimo grand slam», escribió en Twitter. Y a continuación miró al reto que tienen por delante: «También quiero felicitar a su equipo porque nadie puede hacer esto solo. Espero que el 20 sea solo otro paso en el incesante viaje de ambos. Bien hecho, Rafa. Te lo mereces».
Nadal evitó comentar las expectativas que genera haber empatado el récord de Federer. «Cuando acabemos la carrera serán importantes esos récords, pero yo ahora mismo hago mi camino», respondió el español, que tiró de su clásica humildad para dejar su ambición en un segundo plano. «Mi felicidad no va a cambiar si tengo un grand slam más o menos que Federer».