El Madrid pierde ante el Cádiz por incomparecencia

DEPORTES

J.J. Guillén | EFE

El Cádiz lograr vencer por primera vez en su historia a domicilio al Real Madrid

18 oct 2020 . Actualizado a las 10:28 h.

En esta Liga de cartón piedra, en la que las gradas, el sonido ambiente y el viejo cartel de mejor competición del planeta son solo parte del decorado, hay que escudriñar a fondo para encontrar registros memorables. El Real Madrid, por ejemplo, batió un récord personal en Valdebebas, y lo hizo sin el balón en juego. Aprovechando el tiempo de descanso, al que varios de sus futbolistas llegaron sin rastros de sudor en la camiseta, Zidane ordenó cuatro cambios. Nunca había hecho tantos de golpe el conjunto blanco. Todos fueron obligados. Uno por lesión, y el resto por desidia e inoperancia. El técnico francés sustituyó a Ramos, resentido tras un encontronazo, y lo arropó bien en el banquillo. Abandonaron el césped junto al capitán, Modric, Isco y Lucas Vázquez. Consumido el croata, superados por el encuentro los dos últimos. 45 minutos le duró al campeón vigente la intención de conservar fuerzas pensando en la Champions.

En realidad, un cuarto de hora bastó para dejar claro que el Cádiz no se prestaba al ahorro de energías. Trotaban los de rosa, corrían los de amarillo. Siempre en dirección a Courtois, que arrancó el encuentro batido, en un remate que Ramos sacó bajo palos. A partir de ahí, el meta belga se activó para negarle el gol a Lozano, Negredo y Cala. Hasta el fornido central se animó al eslalon ante la desgana del adversario. El portero se convirtió enseguida en el único de los anfitriones interesado en el encuentro, que el Real Madrid dio definitivamente por perdido en el minuto 16, cuando el Choco aprovechó la asistencia de cabeza de Negredo para firmar a trompicones el 0-1. Una distancia insalvable.

Ni siquiera precisó el futbolista hondureño de doblar su cuenta en el par de acciones que le brindaron primero su socio en punta y más tarde el propio Courtois, pifiando una salida. Pudo permitirse el lujo de rematar centrado el mano a mano y de fallar a continuación en el control a puerta vacía. El tanto inaugural era definitivo.

Sin reacción blanca

Sobre todo, porque no hubo reacción blanca. Ni antes ni después de los cuatro cambios en tacada. Hasta el descanso solo se registró un zurdazo desviado de Lucas y avistamientos poco serios de una sombra con forma de bucanero entrado en carnes, que bien podría corresponder a Isco. Nacho y Marcelo devolvieron sus bandas intactas, con el césped solo ligeramente aplastado por las incursiones de Salvi y Álex Fernández. La medular cayó bajo el gobierno de Jose Mari y de un Jens Jonsson formidable en el rigor táctico y el despliegue físico. Arriba, Vinicius se quedó en el adorno y en un chut horroroso contra la espalda de un compañero, y Benzema se reservó pensando en el segundo tramo.

Pero, aunque tras el descanso el francés se encontró con el balón con cierta frecuencia, la relación apenas dio para un remate al larguero. Quizá mereció mayor botín su movilidad y buena lectura del duelo, pero pudo mucho más la solidaridad gaditana. Labor gremial perfectamente interpretada por los de Cervera, mucho más interesados en la cita que el Madrid menor que plantó Zidane en Valdebebas. Antes y después del nuevo récord.