Roglic sobrevive a la explosión de nuevos talentos y se consagra como el mejor del 2020

DEPORTES

Kiko Huesca | EFE

El esloveno finaliza la temporada como el rival a batir el próximo año pese a la constante eclosión de ciclistas que se han consolidado esta campaña

09 nov 2020 . Actualizado a las 09:17 h.

El año 2020, marcado de cabo a rabo por la pandemia, ha sido el del sorpasso de una generación que ha agitado el tablero. Una explosión de talento que ha logrado el jaque, pero no el mate. Porque Roglic (30 años), con su victoria en la Vuelta, ha demostrado ser el gran rival a batir el año que viene.

Su derrota ante Pogacar en el Tour es, sin duda, una de las imágenes del año. El gran favorito fue zarandeado por un chaval en su terreno, la contrarreloj. Pero los que interpretaron aquel fracaso como el principio del fin de su dominio, se equivocaron. Roglic logró recomponerse revalidando el rojo que ya obtuvo en el 2019 y venciendo en cuatro etapas —que se suman a la que obtuvo en Francia—, levantando su primer monumento y peleando hasta el último metro por subirse al podio del Mundial.

Explosión tras la pandemia

Antes de que el mundo cerrase la verja por un virus, se podía intuir que los jóvenes venían en forma. En enero, Pavel Sivakov, corredor ruso de 23 años del Ineos, obtenía una segunda plaza en la carrera que Cadel Evans organiza en Australia y Tadej Pogaçar (que por entonces no había cumplido los 22) un segundo lugar en el Tour de los Emiratos. Remco Evenepoel, a sus 20, ganaba a quien se le pusiera por delante en Argentina y el Algarve. La cosa era ya llamativa.

Pero fue con la reanudación de la temporada cuando el grueso de jóvenes promesas empezaron a construir el nuevo orden. La preparación en solitario durante el confinamiento les benefició frente a la vieja guardia, o, quizás, su nuevo dominio hubiese eclosionado del mismo modo. Hay teorías que sustentan ambas hipótesis.

La temporada de clásicas de primavera —obligadamente trasladadas en el calendario— es el mayor escaparate para un ciclista junto con las grandes vueltas. Wout Van Aert (Jumbo-Visma), un belga que aspira a clasicómano de leyenda, abrió la veda ganando con 25 años la Strade Bianche. Una semana después repetiría imponiéndose en la Milán-San Remo y conquistando su primer monumento. Fue en la víspera de que Evenepoel (Deceuninck) se llevase el Tour de Polonia. El belga seguía ganando todo en lo que participaba. Pero en Lombardía, se despeño por un barranco y se rompió la cadera. Adiós a la temporada. Evenepoel se despidió del Giro, que había marcado como escenario de presentación en una grande. Jakob Fuglsang ganó el segundo monumento del año y empató la cuenta. Nueva hornada 1 - vieja guardia 1, a la espera de que se disputasen los tres restantes: Lieja, Tour de Flandes y París-Roubaix.

Pero antes de la Grande Boucle, la dinámica siguió. El criterium del Dauphiné suele servir como termómetro de por dónde irán los tiros en París. Wiggings, Froome o Thomas conquistaron esta vuelta antes de proclamarse vencedores del Tour. En el 2020 fue Daniel Felipe Martínez (EF), un colombiano de 24 años —al que, por cierto, ya ha fichado el Ineos—, el que se coronó.

El Tour dicta sentencia

Se critica mucho a la ronda gala, pero nadie puede discutir que, con más o menos espectáculo, es la referencia. Y en la prueba del algodón volvieron a imponerse los cachorros. La victoria de Pogaçar, que se coronó en París el día de su 22 cumpleaños, confirmó la tendencia. Y eso que Egan Bernal, que tuvo que retirarse, fue una baja de renombre en la alineación de los benjamines

Del Tour también salió reforzado el joven Marc Hirschi (Sunweb), campeón del mundo sub-23 en el 2018, que levantó los brazos en una etapa y se dejó ver mucho. De hecho, no quiso esperar más de diez días antes de conseguir otro triunfo de prestigio en la Flecha Valona. De puntillas, entre el ruido que genera el Tour, pasó otro éxito de la nueva hornada. La victoria de Mathieu van der Poel (Alpecin) en el BinckBank Tour. Otro chico de la cantera del ciclocrós (como Van Aert o Bernal) que con 25 años ya ha forjado toda una rivalidad con el belga.

Y llegaron los mundiales. Donde Alaphilippe (28 años) se llevó el oro en ruta pese al atrevimiento de Van Aert (2º) y Hirschi (3º). Roglic, en pleno proceso de recuperación, fue sexto. La sangría para los veteranos llegó en la contrarreloj, prueba en la que Filippo Ganna dejó claro que es el mejor. Y por si había dudas, el del Ineos (otro más) ganó cuatro etapas en un Giro que siguió sacando vergüenzas a históricos como Nibali o Fuglsang, que fueron hechos migas por Jai Hindley (24 años), João Almeida (22) o Tao Geoghegan Hart (25).

Mientras la corsa rosa transcurría, Roglic daba la cara por su generación adjudicándose la Lieja-Bastoña-Lieja y dándole la vuelta al marcador de monumentos: 1-2. Tanteo que igualaría antes de la Vuelta Van der Poel, conquistando el Tour de Flandes. La cancelación de la París-Roubaix hizo el empate definitivo.

La conquista indiscutible de la Vuelta por parte de Roglic, dando sobradas muestras de ambición y talento sobre todos los terrenos, sirvió también para frenar la euforia de los que claman por el relevo generacional. El ciclista del Jumbo sumó los puntos suficientes para alejar a Pogaçar del número 1 mundial y es, hasta que la próxima temporada diga lo contrario, el mejor. Pese a todo.