El penúltimo escalón para Nadal

fernando rey tapias

DEPORTES

DPA vía Europa Press

El tenista español necesita su mejor versión para superar esta noche a Daniil Medvedev y meterse en la final de un torneo que todavía falta en su palmarés

21 nov 2020 . Actualizado a las 11:36 h.

Un partido entre Rafa Nadal y Daniil Medvedev (21 horas, #Vamos), en el estado de forma actual de ambos jugadores, es sin duda uno de los mejores duelos que se puedan ver hoy en día. Si le añadimos un escenario como el O2 Arena, y el premio para el ganador de jugar la final del Masters, se dan todos las circunstancias, para que podamos presenciar un gran duelo.

Rafa Nadal buscará alcanzar la final de un torneo en el que nunca consiguió vencer. Pista dura y bajo techo no han sido las condiciones de juego más favorables a lo largo de la trayectoria del español, que solo pudo alcanzar las finales en el 2010 y el 2013. Mejores sacadores que él y jugadores más acostumbrados al juego agresivo que requiere este tipo de pistas impidieron a Rafa inscribir su nombre en el palmarés de este torneo, considerado el más importante tras los Grand Slam. Sin embargo, curiosamente a sus 34 años, Rafa Nadal ofrece unas sensaciones en la pista londinense muy superiores a ediciones anteriores, que ilusionan al gran número de aficionados que desean verlo coronarse como maestro.

En su debut, ganó con autoridad a Rublev y, aunque perdió por detalles en el segundo partido frente a un gran Thiem, se vio que su estado de forma era bueno. El choque contra Tsitsipas, decisivo para clasificarse para las semifinales, exigía lo mejor de ambos contendientes y lo cierto es que pudimos presenciar un gran partido y, sobre todo, la mejor versión de Rafa Nadal en esta superficie y bajo cubierta: sacando extraordinariamente bien, jugando agresivo, encima de la línea, con un ritmo de bola y de movilidad muy superior a lo que habitualmente ha realizado en épocas anteriores, en las que sufría con su saque, y buscaba el fallo del rival.

La evolución del español en los últimos tiempos, de jugar más al ataque, consiguiendo puntos directos de saque y buscando golpes ganadores sin ceder posición en la pista, y con un juego de piernas extraordinario tuvo su punto álgido en el primer set y hasta el 4-4 del segundo frente al griego. A partir de ahí, la dureza del partido pasó factura a ambos jugadores, que bajaron sus porcentajes de aciertos, pero siempre con Rafa dominando la situación. Ahora, Nadal tiene que enfrentarse a otro de los jugadores más complicados del circuito, porque Daniil Medvedev, es un tenista con un juego muy especial, en un gran estado de forma y que quiere ser el primero en sustituir al Big 3.

Este final año no fue tan bueno para el ruso como el de la temporada pasada. Sin embargo, ha llegado más descansado, y eso le ha permitido ganar el Masters de Paris, ganar a Zverev y superar con claridad a Djokovic. Aunque en sus enfrentamientos frente a Rafa está 0-3 abajo, no hay que olvidar, que en la pasada edición, tenía un 5-1 de ventaja en el tercer set que obligó al mallorquín a una increíble remontada.

Medvedev es un jugador atípico, que puede actuar de varias maneras. En el pasado, alcanzó los primeros puestos, con un tenis basado en una tremenda regularidad, sin apreciables puntos débiles, si exceptuamos algunos enfados y pérdidas de control que alteraban su temida consistencia. Sin embargo, el ruso ha ido progresando y alterna esa versión basada en la regularidad con otra mucho más agresiva basada en un alto ritmo de juego y con ganadores con cualquiera de sus golpes, derecha o revés.

Especialmente peligroso es su revés paralelo, un golpe que utiliza mucho para sorprender al contrario y acabar los puntos. Desgarbado, no muy estético pero tremendamente eficaz, rápido, resistente, buen restador y potente sacador: su primer saque, aprovechando su estatura, es letal, y con el segundo no sigue una pauta que dé pistas a sus rivales de lo que va a hacer, ya que en muchas ocasiones arriesga y lo saca con la misma intensidad que el primero. En definitiva, un jugador temible para cualquiera y Djokovic puede atestiguarlo.

Frente a este muro difícil de franquear, Nadal necesita de su mejor versión, la exhibida frente a Tsitsipas, con un saque que le permita ganar puntos directos o tomar la iniciativa, y tratar de conseguir ganadores. (Frente a Tsitsipas consiguió 32). También variar el juego con reveses cortados, dejadas y subidas, es decir, no dejar que el ruso pueda jugar cómodo y evitar jugar al ritmo que le gusta a Medvedev. El saque y el resto van a ser determinantes en un difícil partido para los dos, y en el que Rafa Nadal está a dos partidos de conseguir su meta.

Una meta que se antoja posible, comprobando el cambio a mejor, que Rafa ha conseguido en los aspectos del juego que se requiere para jugar en este escenario. Cuando parecía, por edad y todas las lesiones de su trayectoria, haber llegado a su límite, el mallorquín consigue mejoras en su juego, fruto de su esfuerzo, su espirito de superación y una mentalidad excepcional. Le quedan dos obstáculos para conseguir completar un palmarés de ensueño, y ya nadie duda de que tiene el nivel para lograrlo.