«Después del Mundial del 86 pasó a ser un héroe nacional»

DEPORTES

Duscher, Lux, Brizzola, Albis y Cáceres recuerdan la figura de la leyenda argentina

27 nov 2020 . Actualizado a las 09:28 h.

Diego Armando Maradona lo fue todo en el fútbol. Pero ese hueco que le pertenece en la cima del deporte rey es minúsculo comparado con el lugar que ocupa en Argentina, país al que llevó a la gloria y a la revancha política y poética en el Mundial de México de 1986. Fue ahí que su figura se agigantó y el mortal quedó a la merced del dios. Argentina vio en Diego el ídolo a venerar y honrar. Por ello, millones de compatriotas lloran su muerte.

Y si su importancia es tal en la calle, más importancia tiene incluso para los cientos de futbolistas argentinos que compartieron época con él o que comenzaron a pisar el balón con su imagen colgada de un póster en la pared. Para ellos, Maradona fue un referente, un faro que seguir. «Fue un palo duro, una trompada en la frente, como se dice. Fue el capitán y el líder del fútbol argentino», confiesa Aldo Duscher, quien recuerda aquel Mundial del 86 como si se hubiera disputado ayer: «Lo que el me hizo sentir como espectador no lo logró nadie».

Con el Pelusa llegó a jugar en una ocasión, en un partido amistoso que disputaron en La Plata: «Lo recuerdo lleno de alegría en el vestuario. Disfrutaba mucho dentro del terreno de juego, en el césped con la pelota. Era como que no era humano, era inalcanzable. Ahora va a ser eterno, siempre será un héroe para nosotros».

Germán Lux también recuerda vivamente la figura del 10: «Diego representó como pocos nuestra bandera, nuestro fútbol y sobre todo el deporte argentino en general. El tenía lo justo y oportuno para el que lo necesitara. Era generoso y humilde más allá de vivir siendo el mejor jugador del mundo».

El cancerbero recuerda la llamada del Pelusa cuando perdió a su hermano y cuando se quedó fuera de la lista del Mundial del 2006: «Son días tristes, pero seguramente lo recordaremos con alegría y admiración. Llora la pelota con su partida, ella será la que más lo extrañará. Maradona es del pueblo».

De su época

Diego Armando también vive en la memoria de los futbolistas argentinos que se enfrentaron a él sobre el césped. Uno de ellos es Ricardo Albis, quien todavía recuerda la primera vez que se enfrentó al Pelusa. «He dicho siempre que hubo dos partidos en mi vida en los que me dio ganas de abrazar el rival. Uno fue cuando jugaba en San Lorenzo del Mar del Plata y nos enfrentamos a Boca. Acabamos 7-1 y Maradona marcó 4. Me dieron ganas de acercarme a él y decirle ¡qué bueno eres! Pero pensé que si lo hacía me iban a matar», afirma entre risas el ex futbolista.

«Para nosotros es poco menos que un prócer. El Mundial del 86 se lo adjudicamos al equipo, pero la responsabilidad casi absoluta fue de Maradona. El gol de la mano de Dios y el segundo, que es el mejor gol que he visto en mi vida. Deportivamente, Diego ha sido el más grande», confiesa Albis, quien no se olvida de sus bajadas a las sombras: «Últimamente las imágenes que nos llegaban más que bronca me daban pena. Aún así se le perdona todo al Diego. Tuvo las armas para haber cambiado su vida, creo que pudo hacerlo, pero su vida no fue fácil. Es lo que él eligió. Los argentinos nos sentimos identificados en él. Se ha muerto, pero ha nacido un mito».

Otra de las personas que se enfrentó a Maradona fue Carlos Brizzola, que considera que esa victoria contra Inglaterra en México fue lo que convirtió a Diego de simple mortal a leyenda: «Después del Mundial del 86 pasó a ser un héroe nacional, estaba a la altura de figuras como Carlos Gardel o Evita. Diego ha sido para muchos argentinos más que un jugador de fútbol».

Él también compartió vestuario con él en una ocasión, en el 83, en un encuentro para recaudar dinero en la lucha contra el Sida: «Fue el sumun como futbolista. Y en la época en que vivió, con la permisividad de arbitrajes que había y las entradas que sufría». También valora el rol que ocupa el astro en las nuevas generaciones: «Quizás lo hayan visto jugar solo en vídeos y se han acercado igual a la Casa Rosada. El sentimiento por Diego se ha trasladado de padre a hijos. Así como hay una iglesia maradoniana, él es también una especie de religión. Yo sentía orgullo de ser argentino cuando Maradona estaba jugando y cuando ganó el Mundial. Era único».

Más que un compañero

Fernando Cáceres no podrá olvidar nunca la etapa que vivió con Diego Armando Maradona en Boca. Aunque visiblemente afectado por la marcha del Pelusa, explica qué supuso para él haber compartido vestuario: «Yo fui conocido futbolísticamente en todo el mundo por haber sido compañero suyo. El fútbol en argentina se conoció en todo el mundo por él».

Tampoco puede olvidar su carácter humano: «Cuando sufrí el tiroteo él me fue a visitar y también estuvo en algún homenaje que me hicieron en Argentina. Esas cositas no se olvidan, las tengo bien guardadas». También destaca el rol que protagonizaba con los más jóvenes: «Se identificaba con ellos porque tenían el sueño que el también tuvo y quería ayudarles a conseguirlo».

Cáceres se remonta al pasado para explicar que lo cuando apenas tenía 15 años: «Yo era compañero de su hermano en juveniles y venía a verlo. Luego nos encontramos de nuevo en Boca y en la selección. Fueron las etapas más importantes de mi vida deportiva y las compartí con él. Esta es la noticia que a nadie le hubiera gustado escuchar».

Ahora que Diego Armando se ha ido queda Maradona, figura que ha sobrevivido al humano para convertirse en leyenda y un dios para la historia del país que hizo grande: Argentina.