Dressel, 15 metros sin respirar

DEPORTES

Patrick B. Kraemer

Suma oro y récord olímpico en los 100 metros libre tras una exhibición bajo el agua

31 jul 2021 . Actualizado a las 19:31 h.

Que no iba a ser un paseo, lo tenía claro Dressel cuando vio cómo en la semifinal Kolesnikov le papaba la tostada y el oro olímpico en Río, Chalmers, se quedaba 57 centésimas por detrás. El pañuelo de los 100 metros libre dejó una final antológica, la más rápida corrida jamás y no por haber batido el registro mundial —los 46,91 que sigue portando el brasileño César Cielo desde el 2009— sino por la velocidad a la que nadaron la mayoría de los finalistas: seis de los ocho lo hicieron por debajo de los 48 segundos, algo inédito. Entre el campeón Dressel y el sexto. Miressi, apenas transcurrieron 84 centésimas.

Dressel sabía que gran parte de sus opciones pasaban por el pistoletazo. Saltó más lejos que nadie y llegó a la pared del 50 con sus rivales en el retrovisor: 10 centésimas sobre Kolesnikov, que firmó una gran salida, y 32 por delante del australiano. «Es sorprendente que sea capaz de sacarles entre un metro y un metro y medio a sus rivales, que también están entre los mejores del mundo en esos primeros metros. Tiene una potencia espectacular y maneja a la perfección, como buen americano, las salidas y los virajes», señala José Ángel Rioseco, el hombre que trabajó al lado de Gómez Noya e Iván Raña y ejerce como director técnico del club de natación Cidade de Santiago.

Chalmers despegó. A la vuelta del viraje elevó su velocidad hasta los 1.90 m/s por los 1.89 en los que se batieron, en calles vecinas, Dressel y Kolesnikov. El australiano fue engullendo la diferencia hasta situarse en línea y en disposición de repetir su oro. «Va a ganar Chalmers», aventuraron en la narración cuando a la carrera le faltaban los últimos 15 metros. Dressel se evaporó entonces bajo el agua. No volvió a asomar la cabeza una sola vez.

«Es capaz, a pesar de tener una deuda de oxígeno grandísima en ese momento, cuando faltan 15 metros, de dejar de respirar y aumentar un poco más la frecuencia. Hacer eso, aunque puede entrenarse, es prácticamente imposible para cualquier nadador. Gracias a eso ha sido capaz de resisitir la embestida del australiano cuando lo estaba cogiendo», mantiene Rioseco.

Siete ciclos bajo el agua

Fue una estrategia clave al alcance solo de Dressel. El final, dinamitado, se resolvió por un soplido. El americano dejó el récord olímpico en 47,02. Chalmers se quedó a seis centésimas. Bajo el agua, sin una toma de oxígeno, Dressel completó siete ciclos a una potencia diferencial.

«Los que entrenamos velocistas sabemos que no debemos respirar demasiado. En ninguna parte de la prueba pero en los últimos metros todavía menos. Se respira un ciclo sí, uno no. O uno sí, dos no. El único que es capaz de cubrir esta distancia completa en esa deuda de oxígeno es Dressel. La salida y esos 15 metros bajo el agua han sido las claves. Es muy bueno en las llegadas y ha metido la mano muy bien», pone Rioseco de relieve.

Igualó el récord de 100 mariposa

El técnico es cauto, sin embargo, a la hora de valorar la superioridad de Dressel en las pruebas que todavía le restan: dos de ellas individuales, los 50 libre y los 100 mariposa, y dos relevos. «Puede ganar en las cuatro pruebas que tiene pendientes pero no lo va a tener fácil. Los 50 libre le vienen perfecto, pero en los 100 mariposa es posible que le cueste un poco más acabar. A ver cómo gestiona el esfuerzo en el primer largo y qué soluciones busca para acabar entero». De momento, Dressel ya fue quién de igualar en la preliminar de los 100 mariposa el record olímpico que Joseph Schooling registró en Río (50.39).

Rioseco ve muy prematuro el paralelismo de Dressel con Phelps: «No los veo comparables. Phelps no era solo potencia, tenía una técnica arrolladora, era un nadador completísimo, muy superior a sus rivales. Dressel es, básicamente, un gran velocista. Son casi deportes distintos, Phelps es un fenómeno muy difícil de igualar, incluso para Dressel».