Pablo Carreño, un tipo sencillo

Fernando Rey Tapias

DEPORTES

MIKE SEGAR

El tenista gijonés alcanzó este jueves las semifinales del cuadro masculino de tenis tras derrotar a Medvedev y está a una victoria de asegurarse una medalla

30 jul 2021 . Actualizado a las 08:57 h.

Ha estado entre los diez mejores del mundo, ha ganado seis títulos ATP en su carrera, jugado dos semifinales en el US Open, y representando a España en la Copa Davis. Sin embargo Pablo Carreño, no es un jugador que suene demasiado entre los aficionados.

El bum mediático que supone para un país tener a Rafa Nadal empequeñece los éxitos de los demás jugadores. Y si además tenemos en cuenta la sencillez del gijonés, tendremos una justificación de su perfil, poco conocido para el nivel alcanzado por el asturiano afincado en Barcelona desde los quince años.

Un chico que no cambió

Becado en el centro de alto rendimiento de Barcelona, no hace mucho, uno de los técnicos que trabajaron con todas las figuras del tenis español, a excepción de Rafa, me lo describía como el que menos había cambiado como persona: «Han pasado los años, ha conseguido grandes éxitos, pero su carácter tranquilo y sencillo sigue siendo el mismo que cuando llegó».

Su carrera no fue fulgurante, sino que tuvo un largo recorrido inicial por los torneos Futures, en los que estableció récords de finales seguidas alcanzadas (18) y triunfos logrados (11).

Una lesión de espalda interrumpió su racha y su evolución, pero volvió para seguir con su proyección apoyado en un tenis dotado de una gran regularidad.

En el 2017, con 26 años , tras jugar semifinales en el US Open, lograría alcanzar el top ten. Repetiría semifinal en Nueva York en el 2020, teniendo la mala suerte de lesionarse en los cuartos de final de Roland Garros ante Rafa Nadal.

No cree en maldiciones

Ganador de seis torneos ATP, el último recientemente en Hamburgo, un Master 500, el asturiano, haciendo caso omiso a la maldición de que los jugadores que ganan los torneos previos a los Juegos no alcanzan medallas, declaró: «Lo mejor está por llegar». Y está acertando.

Tras ganar por primera vez a Cilic en segunda ronda y, posteriormente a Koepfer, superó el calor sofocante del parque Ariake y al siempre temible Medvedev, número dos mundial, con una táctica escrupulosamente estudiada: cambios de velocidad en el saque, combinando ángulos con bolas a los pies.

El primer set fue perfecto para el español. «Si siempre jugase así, sería imbatible» comentaría posteriormente el ruso, que peleó hasta la última bola del tie break del segundo set para lograr darle la vuelta al partido.

Khachanov antes del metal

Ahora, tras esta gran victoria, toca Khachanov. Un ruso al que domina por 3 a 2 en sus enfrentamientos. Pablo está a un solo partido de las medallas y es consciente de que a sus treinta años tiene ante si la mejor oportunidad de su carrera: conseguir la que supondría la decimotercera medalla del tenis español.