Primoz Roglic gana la contrarreloj y la Vuelta en Santiago de Compostela

La Voz

DEPORTES

Xoán A. Soler

El esloveno, sin rival durante toda la carrera, confirma su superioridad en la última etapa de la ronda española

06 sep 2021 . Actualizado a las 11:44 h.

Primoz Roglic partía como gran favorito para conquistar la Vuelta a España y cumplió los pronósticos. Fue un reloj de principio a fin, también en la última etapa, en su gran especialidad, la lucha contra el crono. Le bastaba con administrar su renta, pero no se conformó. Evidenció que, además de clase, le sobra ambición y es insaciable. Marcó el mejor tiempo en la Praza do Obradoiro.

Este esloveno, que iba para figura mundial del salto de esquí y que cambió de deporte a los veinte años, tras sufrir una dura caída sobre la nieve, se ha asentado como uno de los ciclistas más completos y fiables del pelotón.

Lo tiene todo, con un valor añadido, el de saber leer cada situación de carrera. Y además es valiente, que no temerario. Lo demostró en la decimoséptima etapa, camino de los Lagos de Covadonga. Egan Bernal atacó a sesenta kilómetros de meta y Roglic enseguida entendió que aquello no era una escaramuza. Podía haber especulado y esperar, arropado por su equipo. Pero prefirió responder en primera persona. Se llevó el triunfo parcial y atornilló el general.

En la contrarreloj entre Padrón y Santiago hubo que esperar hasta que el danés Nielsen marcase una referencia válida para todos los aspirantes a conquistar la última etapa a los pies de la catedral. Fue el primero en bajar de los 44 minutos. Finalmente, solo tuvo un rival: Primoz Roglic.

Dos focos de atención

Había dos puntos de interés: saber si Roglic coronaba la Vuelta con su cuarto triunfo parcial y comprobar si habría alguna variación en los otros dos puestos del podio, toda vez que Enric Mas aventajaba en dos minutos y diez segundos a Jack Haig y este en un minuto a Adam Yates.

No hubo sorpresas. Enric Mas, que no es un especialista en la lucha contra el crono, nunca vio amenazada su posición. Le favorecía el trazado, engañoso, con muchos kilómetros en subida y poca tregua, sobre todo en el último tramo.

Yates arrancó con mucha fuerza en Padrón y por momentos pareció amenazar el tercer puesto de Haigh. El australiano quizás midió mal los esfuerzos, porque fue decreciendo en su rendimiento e incluso marcó peor tiempo que el inglés.

Por detrás venía Primoz Roglic, vigente campeón olímpico de la especialidad, pasando el rodillo. Al igual que hizo en toda la Vuelta, aplicó mucha cabeza a toda la fuerza que lleva dentro. Parecía un acorazado avanzando con la soltura de un yate, devorando kilómetros.

Sobre la marcha pudo comprobar que Nielsen se lo había puesto difícil. Probablemente eso, junto con el ánimo de una afición que se volcó con la Vuelta y que le reconoció su dominio, fue la palanca que le llevó a apretar todavía un poco más, hasta el punto de doblar a Enric Mas a pocos metros de la línea de meta. Paró el cronómetro en 44.02, catorce segundos menos que Magnus Cort Nielsen.

Enric Mas fue el mejor español, noveno. Empleó dos minutos y cuatro segundos más que el vencedor.