«Maradona: Sueño Bendito» retrata las glorias y miserias del astro argentino

Oscar Bellot MADRID / COLPISA

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La serie de Amazon Prime muestra la pesadilla que vivió el futbolista

30 oct 2021 . Actualizado a las 18:48 h.

Diego Armando Maradona está nervioso. El astro argentino, indiscutido rey del fútbol pese a que sus días de mayor gloria, en el Mundial de México 86, aún están por venir, se revuelve inquieto, intimidado por la magnitud de lo que está a punto de ocurrir. Corre el mes de enero de 1984. El rey Juan Carlos le ha concedido audiencia en el Palacio de la Zarzuela. Viene de reaparecer unos días antes con dos goles que sirvieron al Barça para doblegar al Sevilla y reconciliar al 10 con los terrenos de juego, que llevaba tres meses y medio sin pisar como consecuencia de la durísima entrada de Andoni Goikoetxea en un partido contra el Athletic.

Los protagonistas aún no lo saben, pero la estancia del Pibe en el club azulgrana enfila su recta final. Meses después será traspasado al Nápoles, donde se convertirá en un dios. Pero para eso aún resta algo de tiempo. Y Maradona solo está centrado en su Majestad, futbolero y madridista confeso con el que intercambiará expresiones no sin antes acudir al baño, para intranquilidad ahora de su séquito.

No es en el Palacio de la Zarzuela sino en Bell Recó, un palacete situado en Argentona, a 30 minutos de Barcelona, donde asistimos en julio del 2019 al rodaje de una de las escenas de Maradona: Sueño bendito, la serie sobre uno de los mejores futbolistas de todos los tiempos que finalmente ha llegado, después de muchas idas y venidas, a Amazon Prime Video coincidiendo con la fecha en la que el crack hubiera cumplido 61 años, y que relata a través de diez episodios de una hora de duración las glorias y miserias de un deportista sin par, un héroe en la cancha y un hombre con infinitas debilidades fuera de ella, un sujeto que vivió el sueño de un dios y experimentó a la vez la pesadilla del simple mortal.

Coproducida por BTF Media, Dhana Media y Latin World Entertainment, la ficción se rodó en Argentina, Uruguay, España, Italia y México, países que marcaron la vida del Pelusa desde que levantando apenas un palmo del suelo maravillase haciendo filigranas en las filas de Los Cebollitas hasta los tiempos en los que llevó la batuta de los Dorados de Sinaloa en calidad de entrenador. Cinco países, tres directores y otros tantos actores para dar vida a Maradona en las distintas etapas de su vida, ya fuera como promesa en Argentinos Juniors, crack unánimemente reconocido en Boca, Barcelona y Nápoles, o la estrella decadente, devorada por los fantasmas de una existencia tormentosa que se apagó con su fallecimiento el 25 de noviembre del 2020.

«Es un personaje muy disruptivo, un icono innegable e indiscutible», relata Nazareno Casero, a quien le tocó lidiar con Diego en sus tiempos de apogeo, reverenciado en Boca pero dando ya signos de las convulsiones que estarían por venir, con sus primeros goles mundialistas firmados en el torneo que acogió España en 1982, cuando el Barça tenía ya amarrada su llegada a cambio de mil doscientos millones de las antiguas pesetas, y una Copa del Mundo en México que terminaría por encumbrarle definitivamente al catapultar a Argentina al segundo título de su historia doblegando en la final a la Alemania Federal tras rubricar en cuartos el partido más memorable de su carrera con dos tantos, el de la mano de dios y el conocido como gol del siglo, que pasarían a la posteridad. «Pensar en Diego en la cancha es pensar en una persona que rompe el tiempo, lo dobla, atraviesa la materia», abunda embelesado este actor que se muestra convencido de que la serie contribuirá a acercar la figura de Maradona al espectador. «Es muy difícil no empatizar con alguien que ha creado un imperio de la nada», subraya el intérprete, que tuvo que someterse a un exigente entrenamiento para perfilar sus cualidades futbolísticas. Aun más arduo teniendo en cuenta que él es diestro y Maradona empleaba su zurda para encandilar al respetable.

Un desafío actoral

No es el único forzado a jugar a pierna cambiada. Lo mismo le ocurrió a Nicolás Goldschmidt, que encarna al Maradona de los primeros tiempos, el Pibe que emerge como un talento imparable bajo la atenta mirada de Jorge Cysterpiller, amigo y mánager que acompaña a Maradona desde Los Cebollitas hasta poco antes del Mundial del 86, cuando su relación se truncó. Goldschmidt, otro diestro emulando al zurdo más recordado de la historia del fútbol hasta que llegó Messi, vio al Pelusa ya en pleno declive, en un Mundial del 94 que supuso su canto del cisne. «Nací el mismo año en que él levantó la Copa del Mundo, pero crecí en una familia maradoniana», relata este joven de 32 años que tiene un hermano que se dedica al periodismo deportivo y que asume «un desafío actoral de los más grandes» al encarnar a uno de los mayores mitos de la historia de Argentina. «Le conocí cuando era pequeño porque trabajaba en un programa del que era fanático», explica sobre su relación con la estrella a la que pone rostro en la etapa que va de sus inicios a su llegada al Barça (Juan Palomino completa el trío de rostros del legendario futbolista, en su época más reciente).

Cysterpiller fue testigo privilegiado de aquella época. «Fue su propulsor como mánager a la vez que su amigo», detalla Peter Lanzani sobre el personaje que le toca en suerte, para cuya interpretación se basó en los vídeos que existen de un hombre que terminó suicidándose en el 2017 y al que la poliomielitis que sufrió de pequeño dejó una ligera cojera para el resto de sus días. «Tenía un movimiento pendular», recuerda Lanzani, que no tuvo la oportunidad de conocer a Cysterpiller antes de que se precipitase desde el séptimo piso de un hotel de Buenos Aires, por lo que se dejó llevar por el guión.

Leonardo Sbaraglia sí pudo encontrarse con Guillermo Coppola, que recogió el testigo de Cysterpiller y se convirtió a partir de aquel momento en la sombra y compañero de farras de Maradona. «Lo contacté por primera vez cuando la final de la Copa Libertadores entre River y Boca en Madrid. Es un tipo muy cariñoso, carismático, un hedonista que tiene voracidad por el disfrute de la vida, de la amistad y las mujeres», reflexiona el actor sobre un personaje «difícil» que estuvo «en la cima del éxito junto a Diego», al que llevó al Nápoles. A Maradona se lo descubrió su padre. «Mi viejo me decía, cuando estaba en Los Cebollitas, 'este pibe es un genio'», desvela el intérprete, que conoció al astro en un programa de la televisión argentina y que considera que a Maradona no hace falta humanizarlo porque ya lo hizo por sí solo. «Le ha pasado tanto a ese cuerpo, ha pasado tanta agua bajo ese puente... Solo pensar de dónde sale Diego, de una marginalidad pasmosa, eso te lo humaniza», resalta.

Alejandro Aimetta, director del segmento argentino y showrunner de la serie, desvela que Maradona les acompañó durante el proceso. «Empezamos entrevistándonos con él y con su entorno, tratando de comprender su esencia», señala. Enfatiza la gran labor de preproducción necesaria para sacar adelante Maradona: Sueño bendito al señalar que los actores empezaron a prepararse «desde un año antes de entrar al set». «Emocionalmente fue un set muy complicado de llevar pero también muy interesante», desgrana Aimetta, cuyo objetivo fue siempre «contar con humanidad la historia de Diego», una idea en la que incide también Roger Gual, director de la parte española de la serie, que mezcla imágenes del rodaje con otras de archivo para recrear los partidos dada la imposibilidad de emular las virguerías futbolísticas del astro, cuyo deceso le impidió ver el resultado final.