El mejor Ricky Rubio de siempre sale desde el banquillo de Ohio

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Dennis Schneidler | REUTERS

Con sus porcentajes desde el triple disparados y partiendo como suplente, es pieza clave de unos Cavaliers sorprendentes

08 nov 2021 . Actualizado a las 20:05 h.

Ricky Rubio brilla en la NBA como nunca lo había hecho. Es una realidad innegable que empujó al propio LeBron James a tuitear desde su casa mientras veía la actuación del español durante el New York Knicks-Cleveland Cavaliers en el Madison Square Garden, uno de los grandes templos del baloncesto mundial. «Rubio se está volviendo loco en el Garden ahora mismo», publicó la estrella de los Lakers.

Es cierto que la liga americana, una competición que maneja como ninguna otra el mundo las estadísticas, encuentra un nuevo récord cada madrugada. Pero no por eso el hito de Ricky ante los neoyorquinos deje de ser reseñable. El base de El Masnou firmó un doble-doble de escándalo con 37 puntos —incluida una serie de 8 de 8 en triples— y 10 asistencias. Nadie en la historia de la competición había logrado, saliendo desde el banquillo, más de 30 puntos con ocho triples y repartir diez asistencias.

Porque sí, Ricky Rubio es esta temporada, la primera que juega con la camiseta de los Cavs, suplente. Su rol ha cambiado con respecto al que tenía tanto en Minnesota Timberwolves, como en Utah Jazz y Phoenix Suns, donde siempre fue el base titular. Pero su adaptación a su papel de sexto hombre —que funcionó con otros jugadores FIBA como Ginobilli— está siendo un éxito.

La franquicia de Ohio tiene depositadas buena parte de sus esperanzas de futuro en Darius Garland, un base de nueva hornada que fue elegido por la organización en el quinto puesto del draft del año 2019. Él es el hombre que parte en el quinteto inicial y al que Ricky Rubio da relevo en la rotación. Garland es la gran apuesta de futuro del equipo del medio oeste y el catalán un complemento. Pero donde podría haber habido un tapón, el español ha encontrado un escenario desde el que brillar.

Del mazazo al éxito

Ricky Rubio es un jugador de baloncesto con marcado estilo europeo, lo cual puede llegar a ser un problema en la NBA. Al público estadounidense le seducen los jugadores capaces de hacer heroicidades y brillar por encima del resto. América es, sobre el parqué, el individuo por encima del colectivo.

El ex del Joventut y del Barça es todo lo contrario. Su juego se ajusta a la definición de base puro. Organiza y canaliza —además de ser un defensor excepcional— para hacer mejores a los que le rodean. En los once años que lleva en la liga, Rubio promedia 11,1 puntos y 7,6 asistencias. Nada escandaloso sobre el papel. Ahora bien, detrás de los guarismos puros están sus intangibles.

Tras abandonar Minnesota, equipo que le seleccionó en el quinto puesto del draft del 2009, aterrizó en Utah en el curso 2017-2018 y la franquicia del Salt Lake City alcanzó bajo su batuta las semifinales de la Conferencia Oeste.

Se encontraba en su salsa en el estado mormón, pero a la franquicia se le puso a tiro Mike Conley, un base de primer nivel que se hizo grande junto a Marc Gasol en los Grizzlies del «grit and grind». Los Jazz fueron por él y su llegada solo era posible si Ricky salía. Así fue, y el español acabó en el desierto de Arizona colgándose por obligación la camiseta de los Phoenix Suns, el equipo que había finalizado con el peor récord de victorias-derrotas el curso anterior o (19-63). También el anterior (21-61). Y el anterior del anterior (24-58).

Solo una temporada pasó allí Ricky. Todas las promesas de futuro del equipo mejoraron sus números y bajo la dirección del español, el equipo se quedó a las puertas del play-off —les faltó una única victoria— por primera vez en casi una década.

Se acabó la temporada y decidieron traspasarlo. La posibilidad de Chris Paul apareció en el horizonte en Phoenix. Por mucho que Ricky hubiese hecho, es difícil decirle que no a un diez veces All-Star. Los Suns el año pasado alcanzaron las finales de la NBA.

La mejora desde el triple

Parecía este un año perdido para Ricky tras una segunda etapa traumática, por suerte breve, en Minnesota. Se hablaba incluso de su regreso a Europa tras ser traspasado a los Cleveland Cavaliers, una franquicia en plena reconstrucción tras ganar el anillo en el 2016 y llamada a perder la mayoría de encuentros.

Pero Ricky ha sorprendido a todo el mundo, contagiando con su baloncesto alegre a sus compañeros. Anota más que nunca y con los mejores porcentajes desde el triple de toda su carrera (por encima del 40 %). Una mejora que se debe al trabajo que Raúl López hizo con él durante el mundial de China, del que salió como MVP y con el trofeo bajo el brazo. Aunque el gran cambio en su juego lo reconoce él mismo: va sobrado de confianza.