Tiger Woods: «Ya no puedo llegar hasta la cima»

DEPORTES

CHARLES PLATIAU

Confía en jugar torneos puntuales, pero descarta una recuperación que le devuelva a la élite por culpa de su grave accidente: «Tengo suerte de estar vivo»

01 dic 2021 . Actualizado a las 10:39 h.

«Tengo suerte de estar vivo y de no haber perdido la pierna. Esa opción estuvo sobre la mesa. Alguien desde arriba me estaba ayudando». Tiger Woods, el todopoderoso atleta que revolucionó el golf, ganó 15 grand slams y con su magnetismo regó de dinero toda una industria durante los últimos 25 años, ha roto su silencio con un discurso humilde y realista. A los 45 años, y como consecuencia del accidente de coche que sufrió el 23 de febrero y destrozó su pierna derecha, con múltiples fracturas en la tibia y el peroné, confiesa que no volverá a ser el tirano que revolucionó su deporte. «Ya no necesito jugar contra los mejores del mundo para tener una vida plena. Tras mi última operación de espalda [en el 2017] tuve que escalar otra vez el Everest, tenía que hacerlo y lo hice, pero esta vez ya no tengo el cuerpo para hacerlo, lo asumo», explicó en relación a su vuelta a la élite y su milagroso triunfo en el Masters del 2019, entonces con 43 años. Lo hizo el lunes en una entrevista con Golf Digest, y ayer ofreció una rueda de prensa. «Todavía puedo jugar al golf y, si mi pierna está bien, hacer clic en un torneo. Pero no puedo volver a subir a la montaña, ya no puedo llegar hasta la cima», capituló. No le retiraron los rivales; asume que el fatal accidente, cuando perdió el control de su todocamino, al circular a 140 kilómetros por hora en una zona limitada a 70 en las afueras de Los Ángeles, le impedirá seguir siendo diferente.

Woods fue distinto desde crío, cuando su padre, obsesionado con la formación de un elegido, volcó en él una obsesión. Tiger ganó 14 grandes entre los años 1997 y 2008, cuando las lesiones empezaron a mermarle. Cuando en febrero entró en un quirófano y el mundo del golf contenía la respiración al temer por su vida, ya se había sometido a cinco operaciones en la espalda y otras cinco en la rodilla. El precio del éxito y de someter su cuerpo de bambú a unos entrenamientos salvajes.

Ahora, a punto de cumplir los 46, se mueve en otros parámetros. «Es realista decir que volveré a jugar algún día en el circuito americano, pero nunca más a tiempo completo. Elegiré algunos torneos al año y competiré, como hizo Ben Hogan. Me entreno siendo consciente de eso, así es como voy a tener que jugar ahora. Es una realidad lamentable, pero es mi realidad», confesó Woods, recordando al elegante jugador norteamericano, que fijó un canon de estilo a mitad del siglo pasado. Aunque, en realidad, erró en la comparación con Hogan, quien sufrió un grave accidente de coche en 1949 que pudo haberle postrado en una silla de ruedas. Porque Hogan se recuperó, regresó y ganó a continuación seis de los nueve grand slams que tiene en su palmarés. Rindió más que antes de su grave accidente.

Siete meses después de su espeluznante sailda de vía, Woods ve lejos su reaparición, y siente como especialmente delicada la recuperación de su espalda, uno de los ejes sobre los que rota el juego en el golf. «Me queda muchísimo. Ni siquiera estoy a mitad de camino. Tengo que recuperar aún mucha masa muscular y actividad nerviosa en la pierna. Pero me han operado cinco veces de la espalda. La pierna se fortalece, sin embargo la espalda puede decir ‘aquí estoy’», confiesa un deportista habituado a reinventarse. «He perseverado para ganar todo cuanto he podido. Hacía lo que fuera por ganar. Y eso ha tenido un coste». El golf sigue esperándole.

Hubo un momento en el que llegó a imaginarse salir del hospital «solo con una pierna»

Después del dramático accidente, la información sobre el estado de salud de Tiger Woods se filtró con cuentagotas. Su agente y el centro hospitalario dieron algunos detalles, mientras la policía arrojaba luz sobre las circunstancias en las que había perdido el control de su vehículo y se descartaba que se presentasen cargos contra él. Desde entonces se supo muy poco sobre su recuperación, apenas detalles que contaban algunos jugadores próximos a Woods.

Tiger estuvo postrado tres meses antes de poder moverse sobre una silla de ruedas y ayudado de unas muletas. Ahora ya camina y juega al golf. La imagen en el campo de prácticas la compartió el propio deportista la semana pasada en las redes sociales. Pero en un primer instante se había llegado a discutir la posibilidad de que le amputasen una pierna. «Hubo un momento en el que, no diría que al 50%, sí pero estuvo jodidamente cerca de ahí si iba a salir del hospital caminando solo con una pierna», explicó Woods durante su primera entrevista desde el accidente del pasado 23 de febrero en las afueras de Los Ángeles.