La mejor versión de Nadal en un partido que ya es historia del tenis

Fernando Rey Tapias

DEPORTES

YVES HERMAN | REUTERS

El español sorprendió por su agresividad y por la variedad de su juego para dejar sin respuesta a Djokovic en los cuartos de Roland Garros

02 jun 2022 . Actualizado a las 17:39 h.

Creo que jamás Novak Djokovic había pensado que Rafa Nadal, con los antecedentes de la lesión en Roma, y la dureza del partido ante Aliassime, iba a iniciar el encuentro de la forma tan agresiva como lo hizo. Con un ritmo altísimo, moviendo a su contrario, obligándole a defenderse, evitando que pudiese coger la iniciativa. El serbio asistía atónito al extraordinario nivel de golpes de ataque que su rival imponía en toda la pista. 

Un 6/2 y 3/0 para Rafa con dos breaks parecía llevar el partido a una victoria increíblemente cómoda, pero Novak no estaba dispuesto a ceder tan fácilmente. Una vez asimilado el fantástico comienzo de Rafa, elevó la intensidad de sus golpes. Se sacudió el dominio del español y, golpeando con tremenda dureza su derecha, igualó el partido con juegos disputadísimos —alguno de los cuales llegó a los 20 minutos de duración—. El duelo, por su ritmo, parecía más un tie-break que un partido a 5 sets.

La victoria de Djokovic en el segundo set y su dominio al final de este parecían decantar el partido hacia su lado. Pero Rafa, inteligente estratega, rompió de entrada en el inicio del tercer set el saque de su rival y enfrió el enfrentamiento buscando largos peloteos, bajando algo el ritmo para evitar los derechazos de Novak y peleando todos los puntos. Fuese cual fuese el resultado. La consecuencia fue que, en 41 minutos (la mitad de duración del set anterior), Rafa se imponía en el  tercer set. Nole, consciente de que tenía que volver a dominar si quería tener opciones de triunfo, incrementó nuevamente la intensidad de sus golpes. Y, ante un rival que parecía acusar el esfuerzo, tomó una clara ventaja para llevar el partido al quinto set. Tuvo 5-3 y dos bolas de set. Ahí surgió la épica de Nadal. Salvó la situación, rompió el saque de su rival y llevó el set al tie-break donde acabaría apabullando a su rival.

Sin duda, el partido fue excepcional. Y la actuación de Rafa, impresionante. Sacando bien; restando con máxima efectividad; con unas derechas paralelas e invertidas demoledoras; con un revés profundo con el que superó en los intercambios a la derecha de su rival; variando continuamente de dirección para mover a su contrario; enfriando el juego con cortados y dejadas para romperle el ritmo; voleando bien en momentos decisivos; resistiendo a la intensidad infernal del partido y veloz para anticiparse a las jugadas de su adversario. La actuación de Rafa fue una de las mejores que se recuerdan en su larga y formidable carrera. Y más si tenemos en cuenta las circunstancias en las que afrontaba el partido y que, enfrente, tuvo a una gran versión de Djokovic. 

El serbio lo intentó todo para cambiar el signo del partido. Sacó su gran potencial de golpes para desarbolar a Rafa, pero comprobaba sorprendido que no eran suficientes para lograrlo. Quizás le faltó un mejor porcentaje de primeros saques para lograr un mejor resultado, pero se veía superado en todas las estadísticas. Incluso no solo en errores no forzados, sino también en los golpes ganadores. 

Jamás en los enfrentamientos entre ambos les vimos tan comedidos en sus reacciones. Daba la impresión de que ambos eran conscientes de que necesitaban toda la energía para emplearla en cada punto. Y es de destacar la impresionante fortaleza mental de Rafa, que juega con la misma intensidad los puntos en los que va 40-0 en contra que los que va por delante. Algo que acaba minando la moral de sus adversarios —incluso la de Djokovic—, conscientes de que cuando tienen al balear enfrente tienen que pelear todos y cada uno de los puntos para poder superarle.

Nole se fue de la pista cabizbajo. Seguro que sorprendido del nivel exhibido por su rival. Y más al sentirse dominado en gran parte del encuentro, a pesar de la intensidad que imprimió a su tenis.

Rafa, por el contrario, feliz por la victoria, por la forma en que la logró, por seguir en el torneo aspirando a la victoria. Y los aficionados, contentos por haber asistido a un gran partido, con un gran Djokovic y Nadal. A sus 36 años, con una lesión crónica en un pie, nos ha regalado una nueva lección de superación, inteligencia y de un tenis de máximo nivel que, por su actitud, emociona.