El balón resiste en el negocio del fútbol

DEPORTES

Jesús Diges | EFE

22 ago 2022 . Actualizado a las 11:11 h.

Eso de que los futbolistas acaban por ir dónde realmente quieren no siempre es así. No hay más que ver a Cristiano Ronaldo, que parece un león enjaulado. Otras veces son los clubes los que empujan y los jugadores los que se resisten, véanse los casos del Barcelona con Umtiti, Braithwaite o De Jong, entre otros, o los del Celta con Denis Suárez y Santi Mina. En ocasiones, sin embargo, bastan un par de derrotas para cambiar voluntades y facilitar traspasos que días antes parecían impensables. El Manchester United se mueve desesperadamente tras dos primeras jornadas aciagas en la Premier. Lo habitual es buscar talento y/o gol. Pero se fijó en Casemiro, que no tiene ninguna de las dos cosas. Por contra, garantiza contención y equilibrio, libera mucho a sus compañeros y probablemente los hace mejores. El centrocampista brasileño se confiesa madridista hasta las entrañas, pero un contrato más largo que casi le duplica el salario es más que una tentación. Y el Real Madrid ni ha puesto el grito en cielo, ni se ha rasgado las vestiduras. Va a ingresar setenta millones de euros más variables, se va a ahorrar unos quince en la masa salarial y ve pista abierta para que Tchouaméni le gana tiempo al tiempo en el proceso para convertirse en ancla del equipo. Si en los próximos días le llegase una oferta por Benzema o Courtois, imposibles de sustituir, seguramente el club blanco se remitiría a las cláusulas de rescisión y rosmaría contra el aldraxe. El caso es que con Casemiro todas las partes han sabido vestir bien la operación.

El fútbol de hoy, por mucho que proliferen los besos al escudo y esos gestos con los dedos que dibujan un corazón, se está quedando sin alma. Hasta el Mundial se traslada a diciembre, porque poderoso caballero es Don Dinero. Solo hay una verdad invariable e innegociable, la que dicta el balón. Por eso puedo con todo.