Carlitos Alcaraz, un magistral control de las emociones

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Hijo y nieto de tenistas, admirador de Federer y apasionado del sushi, el español hizo valer el diagnóstico de su psicóloga para cumplir el vaticinio que dejó en Miami

12 sep 2022 . Actualizado a las 10:27 h.

A primeros de abril, Carlos Alcaraz Garfia (El Palmar, 2003) revolucionó la platea de prensa del Masters 1000 de Miami. «Hemos hecho más entrevistas que en un grand slam», confesó el director de Comunicación de la ATP. Alcaraz había batido también a Casper Ruud (7-5 y 6-4) y logrado lo que ningún español había hecho en Florida. Le faltaba un mes para cumplir los 19. Alcaraz se despojó de la falsa modestia, tan bien considerada, y se presentó candidato. «Estoy preparado para ganar un grand slam este año, no tengo miedo a decirlo». Su entorno pedía calma. «Hay que dejarle que fluya con todo lo que lleva dentro y a ver hasta dónde llega», pausó Juan Carlos Ferrero, su entrenador. Carlitos se añadió presión. «Tengo el nivel, el físico, la confianza y la mentalidad para conseguirlo».

La savia del tenis le vino a Alcaraz en su árbol genealógico. Su abuelo Carlos, que tiene 86 años, fue el primero en coger la raqueta en el Tiro de Pichón, como popularmente conocen en El Palmar —la pedanía más grande de Murcia— a su Club de Campo. De él tomó Carlitos la filosofía: «cabeza, corazón y cojones». «Fue una frase que yo le hacía llegar sin pensarlo mucho, no creí que fueran a repetirse tanto estas tres palabras», asume Alcaraz Lerma. Su hijo, también Carlos y padre del nuevo número 1 del mundo, fue tenista, llegó a disputar algún torneo ATP y alcanzó el puesto 761 de dobles en 1991. Hoy dirige el Tiro de Pichón, donde Carlitos —el segundo de cuatro hermanos, todos varones— empezó a dar raquetazos con 4 años.

A los 9, se proclamó subcampeón del mundo sub-10 en Croacia. Era la primera vez que disputaba un torneo internacional. A los 12, en una entrevista viralizada tras desatarse como fenómeno, confesaba su sueño de ganar Roland Garros y Wimbledon. En el 2017 se adjudicó el Abierto de Barcelona sub-14 y empezó un despegue meteórico que lo llevaría a proclamarse campeón de Europa sub-16 y a conquistar varios torneos ITF, la categoría anterior a los ATP.

«Desordenado y un espagueti»

Admirador de Federer, y confieso seguidor de Nadal, Carlitos entregó su infancia al tenis. A los 14 años, Juan Carlos Ferrero asumió su preparación. «Ya desprendía diferencias. Era un poco desordenado porque hacía muchas dejadas, era un espagueti, pero ya se le veía especial». Ferrero se lo llevó a su academia, en Villena, y allí reside desde el 2019 en un complejo con numerosas pistas —de la tierra batida al cemento—, piscinas, restaurantes y zonas de recreo.

A Carlitos le gusta echar la siesta. Comer y cenar pronto. Antes de los torneos, le apasiona el sushi. Viaja con libros de inglés y acaba de sacarse el carné de conducir. Le gusta el golf, salir a pescar con sus amigos y jugar, cuando se lo permiten, algún partido de fútbol o ver los del Real Madrid.

«Sus padres han sabido mantenerle en su entorno, con las raíces muy presentes», contó Josefina Cutillas, la que fue durante varios años su psicóloga. Cutillas deslizó también una tecla que define a Carlitos dentro y fuera de las pistas: «No consiente que las emociones se prolonguen más de lo que deben». Ese control, impropio de un adolescente, le ha llevado a lo más alto como el más joven de la historia. Carlitos no tuvo miedo a la presión ni a las expectativas. Y cumplió con el vaticinio que dejó en Miami.

De un patrocinio para poder viajar a una fortuna que de diez millones solo en premios

Con 10 años, el talento de Carlitos Alcaraz era tal que una conocida marca de postres levantina lo patrocinó para hacerse cargo de los gastos de su primer desplazamiento internacional en Croacia. «Si no tuviera ese apoyo desde pequeño, me hubiera costado el doble o el triple, o incluso no hubiera podido llegar a cumplir mis sueños», reconoció cuando ya se desenvolvía con éxito en el panorama internacional.

Con el triunfo en el US Open, que lo ha alzado a lo más alto del pabellón tenístico, Alcaraz se embolsará 2.614.170 euros. Solo en lo que va del 2022 —y al margen de patrocinios— Carlitos había ganado ya antes de esta final 4.764.216 euros, dejando sus ingresos, desde que se alzó como profesional, en una cuantía que se ronda ya los 10 millones de euros.

«No queremos que sea Hulk»

Desde el verano del 2018, Alcaraz tiene el mismo equipo de trabajo: Juan Carlos Ferrero (entrenador), Kiko Molina (segundo), Alberto Lledó y Álex Sánchez (preparadores físicos), Juanjo Moreno y Fran Rubio (fisioterapeutas) y Juan José López (doctor). Juntos diseñaron para él un metódico plan de trabajo, más orientado a ganar velocidad y explosividad que a desarrollar masa muscular. «No queremos que se convierta en Hulk porque no sería bueno, hay que vigilarlo de cerca».

Ferrero todavía le ve margen de perfeccionamiento: «La derecha debe pegarla más para delante, que a veces se lía un poco hacia arriba, el revés tiene que apoyarse mejor, el saque debe mejorar con las direcciones, porque la velocidad la tiene. Tiene que ser algo más atrevido al resto. Con 19 años es imposible que no tenga cosas que mejorar». Aunque, a veces, no lo parezca.