La gran oportunidad de Marruecos

Iván Antelo REDACCIÓN

DEPORTES

Georgi Licovski

Con un equipo europeizado, ha situado a África por primera vez en una semifinal de un Mundial

14 dic 2022 . Actualizado a las 09:06 h.

Italia 1990. Una sorprendente Camerún se cita con Inglaterra en los cuartos de final del Mundial. En aquel equipo estaba una leyenda como Roger Milla (con 38 años ya), que ingresó como suplente en el descanso, para voltear el marcador y ponerse 2-1, con tantos de Emmanuel Kunde y Eugene Ekeke. Los leones indomables se quedaron a siete minutos de pasar a semifinales y agrandar su leyenda. Dos penaltis a favor de los británicos materializados por Gary Lineker, el segundo de ellos en la prórroga, terminaron con el sueño de Camerún. Aquel fue el mejor equipo africano de la historia. O lo era. Hasta que Marruecos irrumpió en Catar hasta la penúltima ronda. Esta tarde (20 horas, La 1 y Gol Mundial) buscará agigantar su proeza en las semifinales ante Francia. Tras más de tres décadas anunciando que el futuro del fútbol estaba en África, en sus manos está que empiece a cumplirse esa eterna predicción.

equipo europeizado

Catorce jugadores son marroquíes de segunda generación y dos más que también se criaron fuera

Marruecos es la selección trampantojo del Mundial. Aunque sea un equipo africano, su funcionamiento es más bien europeo. De hecho, la mayoría de sus jugadores lo son. Trece nacieron en el viejo continente: Munir y Achraf Hakimi, en España; Romain Saïss y Sofiane Boufal, en Francia; Walid Cheddira, en Italia; Noussair Mazraoui, Sofyan Amrabat, Zakaria Aboukhlal y Hakim Ziyech, en Países Bajos; e Ilias Chair, Selim Amallah, Bilal El Khannouss y Anass Zaroury, en Bélgica. A ellos hay que sumar al portero Bono, natural de Montreal (Canadá); y a Ez Abde y a Abdelhamid Sabiri que, aunque nacieron en Marruecos, viven desde niños en España y Alemania, respectivamente.

Solo el tercer portero no ha salido de Marruecos

Además de los dieciséis jugadores mencionados, hay otros cinco que están jugando en equipos de una de las cinco grandes ligas: Nayef Aguerd, en Inglaterra; Jawad El Yamiq y Youssef En-Nesyri, en España; y Achraf Dari y Azzedine Ounahi, en Francia. Solo el tercer portero, el inédito Ahmed Reda Tagnaouti, no sabe lo que es salir fuera de Marruecos.

una defensa encomiable

Nadie le ha marcado un gol

Los leones del Atlas son la mejor defensa de la Copa del Mundo. Su 1-4-1-4-1 ha sido inexpugnable para todos sus rivales en el Mundial. Ninguno ha logrado convertirle un gol, ya que su único tanto recibido (ante Canadá) fue en propia meta. Ha dejado a cero a Croacia, Bélgica, España y Portugal, todos ellos rivales teóricamente superiores.

tocados físicamente

La defensa, con alfileres

El sobreesfuerzo de octavos contra España y de cuartos ante Portugal pasó factura a nivel físico a algunos jugadores africanos. Sus cuatro defensas titulares están entre algodones. Walid Regragui dirigió el entrenamiento del lunes sin los lesionados Mazraoui y Aguerd, además del central Saiss, con molestias. A ellos hay que sumarle Achraf Hakimi, su gran estrella, también con problemas por la acumulación de esfuerzos. «Esperaremos al último minuto para tomar una decisión. Pero nadie está out ni in. Pondremos el mejor equipo posible, con jugadores al cien por cien», explicó ayer el seleccionador. El que es baja segura por sanción es Walid Cheddira.

El gol que Mohamed VI fabricó en una academia de 12 millones

En el minuto 42 del partido contra Portugal, Youseff En-Nesyri vio cómo su compañero Attiat-Allah colgaba un balón al área y decidió saltar. Se elevó dos palmos del suelo mientras Diogo Costa y Ruben Dias, giró el cuello y golpeó la pelota, que cruzó la línea de meta.

La historia de ese gol comenzó a escribirse en el 2008, cuando su autor, Youseff En-Nesyri, tenía 11 años. El rey Mohamed VI encargó en esa fecha la construcción de una academia de fútbol en Salé, una ciudad dormitorio de Rabat. Ante la falta de infraestructuras deportivas en Marruecos, el monarca decidió impulsar un centro educativo que permitiera buscar jóvenes talentos por todo el país, sobre todo en las zonas más deprimidas, para ofrecerles una carrera profesional. La construcción de la academia costó más de doce millones de euros. Abrió sus puertas en septiembre del 2010 y reclutó a 50 chavales, entre los 13 y los 18 años, con habilidades para el fútbol pero sin un adecuado entrenamiento. Entre esos trozos de carbón tal vez se encontrara algún diamante.

Youseff En-Nesyri, natural de Fez, fue uno de sus primeros alumnos. Luego se le unirían Nayef Aguerd y Azzedine Ounahi. Los tres están en Catar y se han convertido en piezas fundamentales en el esquema de Walid Regragui. Aguerd, un imponente central que juega en el West Ham, se retiró lesionado en el partido contra España y no pudo saltar al campo frente a Portugal, pero sus otros dos compañeros de Academia sí lo hicieron y dejaron su huella en el partido. En-Nesyri anotó el gol y Ounahi desplegó su vitalidad por todo el centro del campo.

En-Nesyri dejó la Academia Mohamed VI en el 2015, cuando lo fichó el Málaga. El delantero necesita poca presentación en España, pero la aparición de Ounahi ha asombrado a los eruditos, que no tenían su apellido anotado en la agenda. Este centrocampista flacucho y ubicuo, tan estajanovista como todos sus compañeros pero con sutiles detalles, ha formado uno de los dúos del Mundial con Amrabat, el hombre de cemento. Ounahi estuvo tres años en la Academia Mohamed VI y luego emigró a Francia.