Una «mandarina» que vale por once (78-79)

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INTS KALNINS | REUTERS

Una canasta de Llull a falta de tres segundos significa la undécima Copa de Europa para los blancos, que fueron por debajo en el marcador contra el Olimpiakós durante toda la segunda parte

23 may 2023 . Actualizado a las 15:27 h.

Con más corazón que nervio y con más veteranos que noveles, el Real Madrid se proclamó campeón de Europa por undécima vez. Lo hizo después de una segunda parte en la que solo fue por encima en el marcador los últimos 3,3 segundos, los que importan. El Olimpiakós planteó un partido prácticamente perfecto, pero se encontró enfrente a un coloso de estas grandes citas que no se ahogó ni cuando la marea rojiblanca más amenazaba. Ni siquiera los 50 puntos entre Vezenkov y Canaan pudieron con la única canasta de Llull (78-79).

Después de unas semifinales en las que ambos equipos lo habían pasado mal en la primera parte, griegos y españoles tomaron nota. Los de Bartzokas emularon al Barcelona, que tanto daño hizo desde el perímetro a los blancos, que defienden en zona. Hasta la mitad del primer cuarto, solo habían intentado meter triples, acertando en tres de sus cinco lanzamientos, con Canaan como protagonista. El Madrid, por su parte, se limitó al dominio de Tavares en ataque, pero el permisivo arbitraje impidió que esa táctica fuera tan determinante como en otras ocasiones. Goss mandaba, pero solo buscaba al caboverdiano, mientras que Musa, Hanga y Ndiaye se dedicaban, prácticamente, a acompañar. La ventaja de los rojiblancos llegó a ser de diez puntos y Chus Mateo volvió a entregarle el equipo a sus veteranos más a un Mario Hezonja que fue más decisivo que nunca.

Entraron el croata, el Chacho y Rudy, y entre los tres lideraron la remontada de los blancos en el segundo período. Sloukas había puesto el 27-21 con un nuevo triple, pero Sergio Rodríguez respondió emulándole en la siguiente posesión. Con el base canario a los mandos, sus compañeros consiguieron activarse y el abanico ofensivo del Madrid se amplió. Hezonja, Tavares y Causeur puntuaron hasta el 29-31, lo que certificaba un parcial de 5-14 durante los primeros cinco minutos de la segunda manga. Mckissic, con ocho puntos, y el constante Vezenkov, mantuvieron a flote al navío heleno y, pese a un gran triple de Musa, el duelo se fue igualado (45-45) al descanso.

Tras el descanso se volvieron a cambiar las tornas, y el rendimiento de ambos conjuntos recordó al del primer cuarto. Vezenkov se puso en modo MVP de la Euroliga y se puso el equipo a sus espaldas. En defensa cerró la herida que estaba suponiendo Mario Hezonja y en ataque, sumó puntos hasta terminar con 20 el tercer parcial. A esa potente baza, el conjunto griego sumó otra racha anotadora de Canaan, que alcanzó el 5/6 en triples y se fue hasta el 65-59, mientras que Tavares seguía desconectado en ataque gracias a las grandes defensas que le fueron haciendo Fall, Black o Bolomboy. Que el arbitraje, además de permisivo con el contacto al pívot caboverdiano, también fuese más restrictivo de lo habitual con las infracciones por pasos, cabreó y mucho al banquillo madridista.

Otra vez abocado a la épica, territorio más que conocido para este grupo de jugadores blancos. Aunque esta vez entraron las prisas. Primero porque Vezenkov, Canaan y Mckissic no pararon de aprovechar cada ventaja que creaban en ataque y, segundo, porque el cerrojo interior obligó a demasiado tiro exterior a los de Chus Mateo, que a esas alturas no superaban el 35 % de acierto desde el perímetro. Fue Causeur el que rompió esa mala dinámica desde la larga distancia con dos triples y acercó a los suyos.

Con 78-74 en el marcador, pudo ser la jugada decisiva. Faltaba algo más de un minuto, asistencia del Chacho y cuando Tavares iba a machacar, balón por línea de fondo. La corrección dijo que era balón de Olimpiakós. Todo parecía acabado. Pero con el Real Madrid nunca se sabe. Con una media de 35 años en pista durante los últimos compases, los blancos sobrevivieron a la posesión de Olimpiakós y se ilusionaron con un triple del Chacho. Defendieron bien y, en la última jugada, como no, apareció Llull. Con una «mandarina» metió sus dos primeros puntos en el partido y puso a los blancos por delante por primera vez desde la la primera jugada del tercer cuarto. Sloukas tuvo el tiro de la victoria, pero lo falló y el Madrid volvió a reinar en Europa.