Naturgas pasa a llamarse Nortegas y anuncia inversiones para ganar clientes en Asturias

EFE BILBAO

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La empresa pretende crecer en Euskadi, Cantabria y el Principado hasta llegar al 85% de los hogares

21 mar 2018 . Actualizado a las 13:32 h.

El presidente de Naturgas Energía, Alejando Legarda, ha anunciado que la empresa ha cambiado de nombre y será desde ahora Nortegas, en un proyecto que prevé hacer un esfuerzo inversor para sumar «cientos de miles de clientes» en Euskadi, Asturias y Cantabria, hasta llegar al 85% de los hogares.

En una conferencia en Bilbao, Legarda ha explicado que «Naturgas pasa a convertirse en Nortegas» y que entre sus objetivos la nueva empresa prevé realizar un esfuerzo inversor para buscar clientes y llegar a ciudades y municipios donde ahora no había distribución de gas, lo que conllevará «tirar tuberías», para incorporar nuevos clientes. En la actualidad, Naturgas tiene alrededor de un millón de clientes, de los cuales la mitad está en Euskadi y la otra mitad entre Asturias y Cantabria, lo que supone un 60 % de hogares, y la nueva compañía se ha fijado como reto llegar a aumentar la saturación hasta el 85 %, cerca de los estándares europeos.

Ha relatado que llegó a la presidencia de Naturgas después de que EDP, antiguo propietario de la compañía, decidiera el pasado ejercicio desinvertir en sus negocios de gas para centrarse en las energías renovables. De esa manera, Naturgas pasó a manos de fondos de inversión, y un 60 % de la compañía pasó a manos de un fondo de infraestructuras gestionado por JPMorgan y también entraron, aunque en menor proporción, un fondo de Abu Dhabi (ADI), otro fondo suizo de inversiones (Swiss Life Asset Management) y otro más de Gran Bretaña.

En su intervención ante la Asociación de Directivos y Profesionales de Euskadi(ADYPE), Legarda ha advertido de que el cambio de modelo energético depende del desarrollo de la tecnología que permita aumentar la capacidad de almacenamiento de energía. Por ello, ha dicho en su conferencia, titulada «El debate sobre el futuro de la energía», que ese debate no es político, sino tecnológico.

«Ser demasiado verde ahora es arriesgarse a tener serias fluctuaciones de precios y posibles restricciones en el suministro de energía», al tiempo que «no impulsar suficientemente esta transición hacia energías limpias es comprometer el futuro de la sociedad y del medio ambiente», ha sentenciado. Legarda ha aconsejado a los gobiernos y las empresas que se centren «en facilitar unos y en desarrollar otros las tecnologías necesarias que permitan llevar a cabo este cambio de modelo energético de manera segura y ordenada».

Según ha explicado, si la tecnología de almacenamiento de las energías renovables progresara lo suficiente, sería posible ir descartando paulatinamente, en decenas de años, las energías fósiles y nuclear, hasta convertirlas en irrelevantes. Sin embargo, ha avisado, «mientras no progrese lo suficiente la tecnología de almacenamiento de energía eléctrica y la eficiencia energética de las renovables, habrá que seguir usando energías fósiles y nuclear».

Ha aclarado que las renovables - eólica y solar - «tienen la gran ventaja de que son limpias, pero el gran inconveniente de que son intermitentes» puesto que si no hay viento o no hay sol, no se pueden transformar en electricidad. Además, el almacenamiento de la energía eléctrica de origen eólico y solar sólo es posible, en la actualidad, en muy pequeñas cantidades y, por ello, ha insistido, «el futuro de la energía dependerá fundamentalmente de la capacidad tecnológica que se desarrolle para almacenarla en forma de electricidad de manera económica y segura». Mientras tanto, habrá que seguir usando energías fósiles como respaldo al sistema energético y el gas natural es el menos contaminante de los combustibles fósiles y su precio es competitivo, por lo que «será muy probablemente la energía de transición más relevante durante las próximas décadas», ha concluido.