«Siempre vuelvo cargadina de fabes y sidra»

Claudia Granda REDACCIÓN

EMIGRACIÓN

Irene Río trabaja como profesora de español en Saint-Germain-lès-Arpajon
Irene Río trabaja como profesora de español en Saint-Germain-lès-Arpajon

Irene Río trabaja como profesora de español en Saint-Germain-lès-Arpajon. Aunque su propósito es volver a España una vez apruebe las oposiciones

27 feb 2018 . Actualizado a las 18:08 h.

A Irene Río le gusta Francia y a Francia le gusta ella. Y es que el destino no quiere que esta gijonesa de 25 años abandone el país. En 2012 viajó a París para cursar un año de erasmus en la capital francesa. En 2015 su destino fue Montepellier, donde trabajó como auxiliar de conversación durante otro año. Actualmente vive en Saint-Germain-lès-Arpajon, al sur de la capital, donde ejerce de profesora de español desde agosto de 2017.

«Mi idea era preparar las oposiciones de Secundaria, pero me llegó la información de que estaban buscando profesores de español en Francia, en la Academie de Versalles, por lo que aproveché para enviar el currículum y me contrataron» cuenta la joven, que asegura no haber dejado la preparación de las oposiciones de lado. En sus ratos libres continúa preparándose para los exámenes para profesor de Lengua Castellana y Literatura que se convocarán este año en Asturias. «En principio, aunque tengo la posibilidad de renovar mi contrato, volveré a finales de este curso escolar. Me gustaría trabajar en Asturias cuando termine mi estancia aquí ¡o cuando apruebe las oposiciones!», explica la gijonesa.

Aunque la posibilidad de quedarse a vivir en Francia durante más tiempo no es algo que incomode a la profesora. Su fascinación por el país es lo que la ha llevado de vuelta en reiteradas ocasiones. «Francia es un país que me encanta, así que no quise desperdiciar esta ocasión, pues creo que es ahora el momento de vivir en el extranjero», cuenta. Asegura que este momento de su vida está suponiendo para ella una experiencia muy enriquecedora, tanto en lo profesional como en lo personal. «Sé que, si no lo intentaba, me iba a arrepentir», cuenta.

A pesar de que no lleva mucho tiempo sin visitar Asturias --tuvo la oportunidad de pasar las Navidades junto a su familia--, asegura echar de menos a sus seres queridos, el paisaje y la comida. «Aunque vine cargadina de fabes y sidra, por supuesto», asegura la joven profesora. Por suerte, tiene con quien sentir esa «morriña»: comparte origen asturiano con una de sus compañeras de piso.

Sus otros compañeros son dos hermanos franceses, aunque con abuelos españoles. Esto facilita la inmersión en el idioma para los cuatro inquilinos, que aprovechan la convivencia para hablar o francés o español, con el objetivo de aprender más y perfeccionar los idiomas. «El problema está en que, a veces, comenzamos la frase en español y la terminamos en francés… lo que se convierte en una especie de 'frañol' inteligible solamente entre nosotros», explica divertida.

París, la mejor medicina

Después de varios años viviendo en Francia, Irene asegura que no ha sido complicado adaptarse al ritmo de vida del país. «Una vez que entras en la dinámica del día a día, te sientes ya uno más», afirma. Aunque es cierto que sus jornadas se centran en el trabajo y los estudios, no pierde la ocasión de visitar la capital, de la que se encuentra totalmente enamorada.  «Por lo menos una o dos veces a la semana, intento ir a París para disfrutar de la ciudad, ver algún museo, pasear, o quedar con algún amigo», explica. Irene Río puede echar de menos muchas cosas de Asturias, pero París siempre será su mejor medicina. «Teniéndola ahí al lado, creo que lo compensa todo».