El clan asturiano de Canterbury

Carmen Fernández REDACCIÓN

EMIGRACIÓN

Noelia Rubio en el campus de la Universidad de Kent
Noelia Rubio en el campus de la Universidad de Kent

Noelia Rubio explica su trabajo en la Universidad de Kent donde coincide con otros cuatro oriundos del Principado

05 mar 2019 . Actualizado a las 16:38 h.

Noelia Rubio es una luarquesa de 25 años que estudió el Grado de Lengua Española y sus Literaturas en la Universidad de Oviedo. Debido a la mala situación laboral en España decidió buscar una oportunidad en otros países. Oportunidad que le llegó este año cuando la Universidad de Kent, en Canterbury decidió contratarla como lectora. Pero ella no es la única emigrante, ni la única asturiana. Noelia ha coincidido con cuatro personas más provenientes de la tierrina. Esta es su historia y la de muchos españoles.

«Fue una oportunidad que no esperaba y que no pude rechazar porque significaba trabajar en lo que me gusta y además aprovechar la experiencia de vivir en Inglaterra, algo que me apetecía mucho», explica Rubio. Reconoce que, al principio, se agobió bastante porque para empezar una nueva vida en otro país hay que realizar muchas gestiones. La primera y más fundamental: dónde vivir. Luego vienen otras dificultades como abrirse una cuenta en el banco. «Pueden parecer sencillas pero a veces se complican y te dan bastante dolor de cabeza, como fue mi caso», tal y como ella afirma, aunque ha tenido la suerte de dominar el idioma. Por no hablar, por supuesto, de la adaptación en el nuevo trabajo. Reconoce que se encontró muy a gusto desde el principio, ya que la ciudad de Canterbury no es muy grande y eso ayuda debido a su ambiente acogedor y a que la gente es muy amable en general. «Los ingleses suelen ser muy amables de primeras, el adjetivo sería cortés para definirlos, pero luego reservados a la hora de coger confianza», cuenta esta luarquesa.

Otro de los aspectos positivos de su aclimatación a la ciudad fue la coincidencia con otras tres chicas asturianas, que trabajan en lo mismo que ella y que emigraron por sus mismas razones. Además de otro chico, también asturiano que está realizando el doctorado en la Universidad y que está con ellas en el mismo departamento, en el que todos se ayudan y se llevan muy bien. El ambiente universitario de la ciudad y su afluencia de culturas también aportan mucho a la convivencia, así como la llegada de muchos españoles que van en verano para aprender inglés.

Asturianos en Canterbury

Si algo echan de menos estos jóvenes es la comida y la rutina que llevaban en su tierra natal. «Los horarios y el ritmo de vida es distinto: salir a comer, a tomar algo, a comprar, todo tiene que ser antes porque los sitios cierran pronto», relata Noelia. Añade que es complicado tomarse un café a partir de las seis de la tarde, porque lo único que está abierto son los pubs, aunque los supermercados tienen horarios mucho más amplios y abren también los domingos por la mañana.

A lo que todavía no se acostumbran es al clima invernal, porque se hace de noche muy pronto, y a los precios en general debido a que el nivel de vida es más alto. Además, en la ciudad en la que viven los alquileres son especialmente caros, según cuenta. Y aunque echen de menos la patria querida, a la que cada vez tienen más dificultades de volver por la supresión de los vuelos, reconoce que todos están muy contentos en Reino Unido. El futuro, como el mercado laboral en España, es incierto.

«Aunque estoy bien, no sé si Inglaterra es mi sitio para toda la vida. De volver a vivir en Asturias siempre tengo ganas, tiene algo que te llama. Me gusta mucho conocer lugares nuevos y hay muchas cosas que quiero hacer pero al final siempre están ahí las ganas de volver», concluye Noelia.