Dos culturas, dos idiomas y dos títulos: el doble de oportunidades

Nacho G. Ruano REDACCIÓN

EMIGRACIÓN

Lucía Feldhoff, enfrente del Audimax de la Ruhr-Universität Bochum
Lucía Feldhoff, enfrente del Audimax de la Ruhr-Universität Bochum

Lucía Feldhoff es una luarquesa que se halla en Bochum, la tierra de su padre, realizando una titulación cojunta entre la Universidad de Oviedo y la Ruhr-Universität

05 mar 2019 . Actualizado a las 16:40 h.

Como apasionada de los idiomas que es, Lucía Feldhoff  lo tenía claro: tuvo la oportunidad de realizar una doble titulación en el país de su lengua preferida, y lo aprovechó. Esta luarquesa de padre alemán y madre asturiana quiso conocer de primera mano la cultura del país teutón y, para ello, nada mejor que pasar una larga temporada ahí. «Tengo un vínculo especial con Alemania, ya que mi familia paterna vive aquí y parte de mí necesitaba conocer la cultura, las costumbres y la vida ya no solo por unas semanas de vacaciones, sino por un tiempo mayor. Está claro que para aprender un idioma lo mejor que puedes hacer es pasar una temporada allí, ya que estás continuamente pensando y hablando», explica la asturiana.

El paso adelante de alejarse de la familia para adentrarse en una nueva aventura es algo que, en palabras de la luarquesa, «es sinónimo de miedo, inseguridad y respeto. Cuesta alejarse de lo cotidiano y conocido para adentrarse en un país nuevo, pero para mí era una oportunidad única y no dudé en decidirme. Aquí me di realmente cuenta del nivel del idioma que tenía y eso me hizo abrir los ojos». Un desafío que, con el paso del tiempo, ha sabido superar, y con creces. Además, no solo le sirvió para aprender mejor el idioma y descubrir la cultura alemana, sino también para conocerse a sí misma, como señala la joven.

Como suele decirse, los comienzos nunca son sencillos, y Lucía Feldhoff da fe de ello. «A pesar de conocer ya el país, los primeros meses han sido un tanto difíciles. Acostumbrarme a estar sola, a tener las clases en alemán y a un entorno desconocido lleva su tiempo. Pero todo pasa, y según discurrían las semanas, más a gusto me sentía». Aunque la distancia con Asturias sea enorme, su amor por la «tierrina» es más fuerte que nunca. La comida está entre las cosas que más hecha de menos de la región, pero no es la que más. «Mentiría si no dijese el mar. Soy una chica de costa y pasarme meses sin ver el mar es una de las cosas que peor llevo. Y por supuestísimo que echo de menos a mi pareja, mi familia y mis amigos», afirma.

El horario alemán dista mucho del que rige en España. «Aquí vamos unas horas más avanzados, es decir, el día comienza ya entre las cinco y las seis de la mañana, las comidas sobre las dos o la una y las cenas no son más tarde de las nueve y media. Las tiendas cierran a las seis o las siete. Tengo claro que este estilo de vida se debe al clima. En invierno a las cuatro ya es de noche y apenas hay horas de sol. La mayor actividad la tenemos por las mañanas y luego a las siete de la tarde ya están todos en sus casa. Aún así me sorprende la fuerza de voluntad que tienen para salir de casa con el frío que hace, las terrazas con sus mantas en las sillas, el Glühwein (vino caliente)...todo se adapta. Menos yo... que me es imposible», comenta.

La Universidad alemana también muestra muchas diferencias respecto a la española, tanto por la oferta de asignaturas como por la conciliación entre los estudios y pequeños trabajos. «Es raro encontrar a alguien que no trabaje mientras estudia. Hay los llamados Nebenjob, que es un trabajo de unas horas a la semana. Aquí la gente no tiene prisa por terminar la carrera, de hecho, intentan alargar los semestres lo máximo posible. Yo creo que se debe a la increíble oferta de asignaturas que ofrece la Universidad, nadie te obliga a elegir todo asignaturas de una carrera determinadas, si no que puedes aventurarte y escoger un poco de todo. Y eso llama mucho la atención y ayuda al estudiante a conocer mejor aquello que le gusta», señala. 

La escasa afluencia asturiana en Alemania no disipa el amor que la joven siente por su tierra, sino que lo acrecenta. Confiesa que, a pesar de la distancia entre el país teutón y Asturias, vive lo que sucede en el Principado «con mucha intensidad». «Desde que estoy aquí estoy un poco alejada de las novedades y lo que sucede y siempre tengo miedo de que pase algo y no estar presente», comenta. La luarquesa lamenta que la región no sea igual de conocida en Alemania como otros destinos turísticos españoles. «Cuando me preguntan de dónde eres y les digo de España, la gente siempre me dice ahh de Sevilla o Barcelona/Madrid y yo les respondo que no, que soy del norte. No conoce nadie Asturias y me da pena, porque realmente es un destino turístico maravilloso. Así que trato de hacer toda la publicidad posible y con mucho orgullo de ser asturiana», apunta. 

Su vuelta al Principado en navidades le hizo darse cuenta de que su prisma de visión había cambiado. «He estado en Asturias estas navidades y si, lo veo todo con otros ojos. A las personas, el paisaje...a veces estamos tan acostumbrados a algo que no podemos llegar a apreciarlo al cien por cien, se convierte en lo cotidiano y eso es sinónimo de aburrido», sostiene la luarquesa. La estancia de la joven en Alemania le ha servido también para valorar más todo lo bueno que tiene Asturias y España. «Es cuando pasas una temporada fuera, cuando te das cuenta de lo maravilloso que es España, especialmente Asturias que es donde vivo.... y es una sensación maravillosa volver y tener ahí a tu familia esperando. Es como si el tiempo se detuviera, pero tú te sientes otra persona diferente», relata.