Las oportunidades de aprovechar una beca en el extranjero

Carmen Fernández REDACCIÓN

EMIGRACIÓN

Diego Pérez Merino en la playa de Knokke (Bélgica)
Diego Pérez Merino en la playa de Knokke (Bélgica)

Diego Pérez Merino es un ovetense que se fue a hacer las prácticas de arquitectura a Bruselas. Aunque emigró por seis meses, actualmente lleva en el país cinco años

11 abr 2019 . Actualizado a las 23:31 h.

El tiempo pasa rápido cuando estás en el lugar indicado, trabajando en un sector que te apasiona y echando raíces con nuevas amistades y experiencias. Por si queda alguna duda de esta afirmación, se le podría preguntar a Diego Pérez Merino, que afirma que su «estancia en el país iba a ser de sólo seis meses, pero al finalizar las prácticas me ofrecieron continuar y casi sin darme cuenta voy a hacer cinco años». Hablar de la historia de este ovetense y decir que su nueva vida en Bruselas llegó por casualidad sería quitarle importancia a su mérito personal. Y es que gracias al programa Leonardo da Vinci que oferta la Universidad de A Coruña aterrizó en Bélgica para comenzar su vida laboral. Pero las herramientas que han hecho posible que continúe su carrera, tras cinco años desde aquel viaje en junio de 2014, han sido su tenacidad y esfuerzo. Actualmente, Pérez trabaja en un estudio de arquitectura que realiza proyectos a gran escala por todo el país con una gran experiencia en arquitectura hospitalaria.

A pesar de haber nacido en Oviedo y tener siempre presente su tierra, este asturiano cambió de residencia desde su mayoría de edad, cuando comenzó en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de A Coruña. Por este motivo, cuando le llegó la posibilidad de realizar su beca en un país extranjero no se lo pensó dos veces: «Mi caso es algo especial en el sentido de que antes de llegar a Bruselas ya había vivido siete años en Galicia por mis estudios. De esta manera llevo ya toda mi juventud fuera de casa y te acabas acostumbrando. Pero por supuesto, lo que más echaba y echo de menos es mi familia». Su adaptación en su nuevo hogar fue bastante natural pues, tal y como afirma «tenía ya conocimientos de francés y al llegar de prácticas pude ir adaptándome al trabajo y a la vida aquí poco a poco». 

«El norte de España está más próximo a la cultura de aquí de lo que se piensa»

A lo largo de los años Diego ha encontrado más similitudes que diferencias en el día a día y la cultura del país. Si bien es verdad que el carácter se sus gentes es más reservado, «hay una cierta barrera que al principio es más complicado romper» y los horarios son distintos, «las comidas se hacen dos horas antes y los comercios cierran como máximo a las siete de la tarde». Pero el ovetense afirma que hay grandes parecidos con Asturias, como el clima. «El norte de España está más próximo a la cultura de aquí de lo que se piensa. Hay que tener en cuenta que Bélgica es un país de gran tradición minera y los intercambios y paralelismos con Asturias fueron y siguen siendo bastante importantes». 

Por esta razón la influencia de las generaciones emigrantes en los años 50 y 60 aún está presente en la ciudad con establecimientos como el Bar Llanes o el Centro Cabraliego «que te transportan a Asturias directamente al entrar, y eso se agradece», afirma. También, por supuesto, lo están las nuevas generaciones como Pérez o su mejor amiga, otra asturiana con la que coincide en su aventura: «He conocido a una chica también arquitecta con la que descubrí tener muchos nexos en común: desde pequeños habíamos estado viviendo muy cerca e incluso estudiamos la carrera a la vez, pero no coincidimos realmente hasta llegar a Bruselas. Actualmente es mi mejor amiga y un gran apoyo aquí. Estando fuera de tu país considero que es aún más importante estar bien rodeado, al final acabas creando tu propia familia».

Con ella comparte esa «nostalgia crónica», tal y como él lo define que sienten aquellos que están lejos de su tierra, que intenta visitar regularmente (aunque no tanto como quisiera) para ver a su familia y descansar. «Cada vez que voy la sensación es bastante peculiar ya que por una parte tienes la impresión de que todo sigue como recordabas, pero a la vez te sientes en cierta manera ajeno a toda esa realidad» explica, pues su vida actual está en Bruselas y, de momento, no se plantea volver.