«A todos aquellos que no conocen China les diría que primero conozcan y luego juzguen»

Carmen Fernández REDACCIÓN

EMIGRACIÓN

Manuel Angel Méndez Díaz en la ciudad prohibida en Pekín
Manuel Angel Méndez Díaz en la ciudad prohibida en Pekín

Manuel Ángel Méndez es un asturiano que trabaja como comercial de zona internacional para Zara y comparte su experiencia sobre cómo es vivir en la ciudad de Chengdu

23 jun 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

«La clave esencial es ser paciente y abierto de mente. Y con eso vas a cualquier lado porque te hará ver todo desde una perspectiva diferente», esta es la premisa de Manuel Ángel Méndez Díaz, cuya motivación vital siempre ha sido la de viajar y descubrir nuevos lugares a la vez que se forja su carrera en el mundo laboral. Nacido en el pueblo de Medal, perteneciente al concejo de Coaña, siempre quiso vivir en una gran ciudad. Por ello, cuando finalizó sus estudios en la Universidad de Comercio y Márketing y Comercio Internacional este asturiano se trasladó a Londres en 2013 donde trabajó como comercial para Zara. Pero su gran oportunidad tuvo lugar en 2016, cuando le dieron la opción de formar parte de un proyecto con Inditex en el que le recolocaron en una posición más afín a su perfil: «Estaba formando parte de un programa interior de la empresa en el que después de una selección, diez personas serían elegidas para formar parte de un proyecto en el que te adjudicaban otro lugar. Cuando me dieron las alternativas a elegir, China fue la más interesante y la que más se amoldaba a mis expectativas». Así que Méndez hizo las maletas y se trasladó al continente asiático. Una vez que se ha aclimatado en el país aconseja a todos aquellos que no lo hayan visitado que «primero lo conozcan y luego juzguen».

Allí trabaja en formación, merchandising y seguimiento de ventas como comercial, «aunque realmente esto engloba un número grande de cosas. Al final el objetivo es conseguir que la empresa siga los mismos patrones que se siguen en el resto del mundo y así todos funcionemos por igual», matiza. Algo que le resultó complicado al principio ya que sus costumbres son completamente distintas a las españolas y a las  londinenses, a las estaba acostumbrado. «Yo venía de Londres después de tres años en Zara y a pesar de que la empresa sigue siendo la misma, la forma de trabajo es bastante diferente. Lo más difícil al principio es entender por qué y cómo hacen las cosas y luego saber cómo hacerles entender lo que hacen mal, el porqué y cómo cambiarlo», afirma. Por ello le llevo mucho tiempo entender sus diferencias, ser aceptado y respetado porque «para ser uno más necesitas ganarte su confianza y honestidad». «El estilo de vida es diferente prácticamente en todo, por lo tanto lo más importante es que entiendas que muchas de las cosas que te puedan parecer grotescas o sin sentido para ellos es lo normal y parte de su día a día. Tú no eres nadie para venir a cambiarlo», aconseja. 

Después de tres años en los que ha vivido en diferentes ciudades del país, comenzando en Shanghái, pasando por Tianjin,  Beijing y el último Chengdu, lugar del que proceden los osos pandas, tiene multitud de anécdotas que «te hacen pensar bien dónde estás y la razón por la que vives aquí». «Algo que me gustaría reseñar sobre el país o en general es que oigas lo que oigas, nunca critiques lo que no has visto. Porque los seres humanos pecamos de juzgar por estereotipos que otra gente pone y asigna sin saber la realidad. Quizás te lleves una sorpresa con lo que algún día creíste negro y en realidad siempre ha sido blanco», cuenta. Su objetivo de momento es continuar ampliando sus horizontes y aprendiendo chino para poder tener más oportunidades laborales en un futuro, ya que a largo plazo no se ve viviendo en China pero tampoco en Asturias: «Puede que vuelva cuando me retire pero por ahora necesito una gran ciudad». 

Asturias desde la distancia

«Asturias en la distancia se vive bien, pero siempre hay momentos en los que la tierrina llama», explica Méndez. Por eso visita el Principado cada verano e invierno ya que reconoce que lo que más echa de menos es la comida. Una morriña que ya sufría en Londres y que se incrementó con su llegada a China: «Es un país más grande que Europa, y la infinidad de tipos de comida es desmesurada». Respecto a cómo ve su patria querida después de seis años, afirma que la ve mejorada. «Cada vez que vuelvo hay algo nuevo, y cosas mejoradas. Veo mucho negocio y gente más emprendedora y con ganas de sacar esta provincia adelante», concluye esperanzado.