Descubriendo el mundo tras la huella del café perfecto

Carla Vega REDACCIÓN

EMIGRACIÓN

Andrea Rojo junto a una de las máquinas que utiliza durante su formación
Andrea Rojo junto a una de las máquinas que utiliza durante su formación KEITH MORAN

La joven Andrea Rojo, de Nava, se encuentra en Dublín aprendiendo la técnica del tostado del grano de café

25 feb 2020 . Actualizado a las 12:23 h.

La oportunidad laboral llamó a la puerta de Andrea Rojo y con ella llegó la experiencia de vivir durante un tiempo en el extranjero. La empresa para la que trabaja, centrada en el mundo del café y que cuenta con un gran número de sedes en España, adquirió otra compañía irlandesa dedicada al mismo mercado cafetero. Tras conocer su modo de trabajo, decidió incorporar sus técnicas a su modo de preparar el café, y por ello se decidieron a enviar a la asturiana a Dublín, para que absorbiese todos los conocimientos de la irlandesa Java Republic. La joven, natural de La Matosa, lleva algo más de un mes aprendiendo las técnicas de tostado del grano de café para en un futuro cercano reproducir esa labor en el Principado.

«Actualmente ya se está comenzando a comercializar en España, exportando el café desde aquí, pero una vez esté totalmente formada seré yo quien comience a tostar en Colloto, donde se ubicará el tostador oficial de la compañía», cuenta la asturiana. Esta formación le llevará su tiempo, ya que la técnica que llevan muchísimos años utilizando en Dublín y que pretenden replicar ahora en Asturias, es manual. «Cuando digo «manual» todo el mundo se imagina algo rudimentario y antiguo, pero no tiene nada que ver. Se utiliza maquinaria, pero esta se pone en funcionamiento de forma manual, no automático y a gran escala, como suele ser en las fábricas actuales de café. Aquí se realizan no más de 60 kilos de cada vez, por lo que es un proceso menos «industrial», pero muy efectivo», explica Rojo.   

La joven se está formando no solo como tostadora, sino también como barista. Cuenta que es una parte fundamental del proceso, ya que una vez se termina el tostado del grano, ha de hacerse una cata para comprobar la calidad de la remesa. «Si no sabes cómo preparar un buen expreso, es imposible que puedas realizar una hoja de cata al respecto de la calidad del grano», explica la asturiana. Esta parte concreta de su formación la realizará de la mano de uno de los baristas más reconocidos de Irlanda, que trabaja como formador para Java. La joven explica que allí en Dublin, los baristas de la empresa visitan los locales de sus clientes para poner a punto sus cafeteras y enseñarles a preparar un buen café, aunque ese es un trabajo que, en principio, ella no deberá realizar una vez se incorpore a la tostadora de Colloto.  

Pero si hay algo que realmente está sorprendiendo a Rojo es todo el mundo que se esconde tras una taza de café. «Cuando vas a tomar un café no piensas mucho en qué hay detrás, pero hay todo un mundo increíble que yo estoy comenzando a conocer. Los orígenes, como un café de Brasil es totalmente diferente a un café de México, con diferente tostado, o que con diferente mezcla de orígenes también es un mundo. Luego entra en función el barista, que es muy importante, ya que depende de cómo hagas el café en tu cafetera y tu tipo de café, depende el resultado final, y estoy flipando con todo lo que hay por aprender», cuenta.

En un principio su estancia sería de tres meses, pero ahora se han ampliado a seis. Esto es algo que no le disgusta a la joven, ya que se encuentra cómoda en la capital irlandesa. «La experiencia está siendo genial, la gente es muy llana y me recuerdan a los asturianos porque soy muy cercanos, muy simpáticos, hablan mucho y son muy sonrientes. Estoy como en casa pero un poco más lejos de mi familia», explica. Y aunque al principio el idioma fuese un quebradero de cabeza para la asturiana, ahora reconoce que irse fuera es la mejor manera de aprender a hablar inglés con soltura. «Tenía una noción muy básica del idioma antes de venir, pero ahora mantengo conversaciones con soltura y eso es algo que nunca antes podría haber hecho por muchas clases que hubiese dado en mi vida. Es algo que asusta un poco, pero creo que irse fuera es una experiencia que todo el mundo debería vivir porque aprendes mucho, te das cuenta de muchas cosas».