El sentimiento feminista de una periodista que busca comerse el mundo desde Italia

Carla Vega REDACCIÓN

EMIGRACIÓN

Cristina Moreira vive actualmente en Milán, Italia
Cristina Moreira vive actualmente en Milán, Italia

Cristina Moreira está finalizando sus estudios como periodista con un máster que cursa en Milán, donde Trabaja para una agencia de comunicación y, al mismo tiempo, para un diario online feminista

08 mar 2020 . Actualizado a las 11:10 h.

En Milán, Italia, las cosas no son lo que pensábamos en varios aspectos. Al menos así lo ve Cristina Moreira. Si visualizábamos Milán como la capital de la moda, del avance y la inclusión, parece que no es oro todo lo que reluce. Moreira, natural de Cabañaquinta, se trasladó a Milán para cursar el «magistrale» (equivalente a un máster, pero obligatorio) en Editoria y Cultura en Italiano. Tras cinco años en los que estudió periodismo en la universidad Rey Juan Carlos de Madrid, Cristina Moreira partió hacia tierras italianas dejando atrás la ciudad a la que, durante su etapa estudiantil, tanto cariño había cogido.

Allí se encuentra ahora, en el último año de su «magistrale», mientras realiza prácticas en una agencia de comunicación al mismo tiempo que las compagina con su trabajo como babysitter, ya que sus prácticas no son remuneradas. Otra de las actividades laborales que realiza la asturiana, es escribir para un diario digital feminista español llamado Kariatide. A través de ese ámbito feminista de su vida, y residiendo ahora en Italia, es como Moreira se ha percatado de que en el país de la bota las cosas no están tan avanzadas como deberían. Y es que, según ella misma ha podido comprobar, parece ser que en España vamos unos cuantos pasos por delante de Italia en cuanto a materia feminista.

El feminismo, con retraso en Italia

«Estaña está a años luz de muchos países en Europa, pero sobre todo de Italia. Aquí el feminismo está aún empezando a arrancar, siempre digo que Italia en este tema está como España hace 10 años. Hay intención y ganas, pero son cuatro mujeres contadas las que se mueven, aunque como digo creo que van por el buen camino, están despertando. El feminismo aquí está muy centrado en el movimiento «Non Una Di Meno» (Ni una menos), y son ellas las que hacen y organizan todo lo que tiene que ver con el feminismo. En este movimiento tienen a España como un ejemplo a seguir y siguen mucho nuestra agenda de materia feminista. El año pasado viví aquí el 8M y fue totalmente diferente a lo que se vive en Madrid. Éramos poquísimas», explica la joven.

Y es que a través de su día a día ha podido comprobar como el desconocimiento en la materia hace que muchas mujeres no se reconozcan como feministas. Así lo ha podido comprobar en las propias aulas de la universidad Moreira, donde cursó una asignatura llamada Historia de las Mujeres, donde ni siquiera una de las tres profesoras se manifestaba como defensora del feminismo. «Me dijo que ella no era feminista porque no le importaba la política, y las feministas sólo hacían política. Esa profesora, por lo que decía, defendía y enseñaba sí que era feminista en mi opinión, pero no quería definirse como tal. Creo que esto es un poco el resumen de lo que pasa en Italia actualmente. Muchas mujeres se están despertando y dándose cuenta de las cosas, pero no se atreven a llamarse a sí mismas feministas porque hay mucha desinformación. Hay mucha ignorancia en este tema, pero hay también ganas de avanzar», explica Cristina Moreira.

La educación universitaria, otro mundo por descubrir

Pero ahí no queda la cosa, y es que en otro de los aspectos en los que la periodista ha encontrado grandes diferencias es en el funcionamiento del sistema escolar universitario itailano y español. Mientras aquí realizamos cuatro años de carrera, en Italia se hacen tres de «triennale» y dos de «magistrale», estos dos últimos equivalentes a la especialización, y los cinco en total equivalentes a los cuatro años españoles. «La universidad aquí es completamente diferente a España. Las clases son seminarios, el profesor habla durante 2 horas y tú escuchas, pero eso sí, estudias muchísimo, jamás había estudiado tanto en mi vida», asegura la joven. Habla de estudiar entre 3 y 5 libros enteros por materia, pero que también cuenta con más ocasiones para examinarse. «Los exámenes son orales, lo que para mí ha sido un reto porque además de que un examen oral es difícil de por sí, yo tengo que hacerlo en un idioma que no es el mío, pero me gusta. Creo que es una forma de probarte a ti mismo y de aprender a hablar en público. Hay 7 u 8 oportunidades de examinarte al año y son todas iguales, es decir, no hay una sesión normal y otra de recuperación. No hay límite de veces para hacer un examen y tampoco se suspende, simplemente te dicen «vuelve a la próxima». No sacas un 2 o un 3, simplemente no apruebas y ya está», explica.

Este método le ha gustado a la asturiana, y afirma que vive más relajada ya que durante toda su vida el método tanto de estudio como el de desarrollar las clases ha sido totalmente diferente, aunque los alumnos italianos no lo ven del mismo modo. Afirma que ellos se toman la universidad muy en serio ya que en muchos trabajos se les pide cuál es su media, por lo que trabajan para conseguir las mejores notas posibles. «Viven muy estresados para ser tan jóvenes. No disfrutan como nosotros la universidad. Es totalmente diferente, para ellos es como un trabajo más», cuenta Cristina Moreira.

Actualmente, y gracias a las prácticas que está realizando, Moreira organiza un festival llamado Europe City Milano. Este año termina su «magistrale» y prevé que volverá a Madrid, ya que desarrollarse profesionalmente en Italia no lo ve muy factible. «Aquí para ser periodista en Italia tienes que hacer un master privado. Sólo después de haber hecho el 3+2 en la universidad puedes acceder al master. Después tienes que trabajar por un mínimo de dos años en un mismo medio, y sólo así puedes entrar en el álbum de periodistas. Si no estás en el álbum, no eres periodista. Es un mundo cerradísimo, los periodistas aquí son Dios. Es más difícil ser periodista que médico, es de locos. En Madrid la cosa para los periodistas está difícil, pero aquí es directamente imposible».