Así trabaja la factoría gallega de defensa

Pablo Penedo Vázquez
Pablo Penedo VALGA / LA VOZ

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Martina Miser

Proveedora de las Fuerzas Armadas de España desde 1984, Urovesa se ha asentado en el podio mundial de fabricantes de todoterrenos militares con su oferta adaptada a las especificidades de cada cliente

20 jun 2022 . Actualizado a las 18:27 h.

Tres años necesitaron los promotores de URO Vehículos Especiales S.A. desde su apertura en el compostelano polígono del Tambre para conseguir firmar su primer acuerdo marco como suministrador del Ministerio de Defensa de España. Desde aquella pica en Flandes, en 1984, Urovesa encadena casi 40 años ininterrumpidos de contratista de las Fuerzas Armadas y una trayectoria que la ha convertido en uno de los fabricantes de referencia de vehículos especiales militares del planeta, principalmente todoterrenos adaptados a múltiples usos, desde transporte de tropas a sanitario. Un posicionamiento que ha conseguido gracias a su singular modelo de producción y filosofía empresarial, y a su vocación de crecimiento continuo, sustentada sobre un potente departamento de I+D+I. Así trabaja la factoría gallega de plataformas terrestres de defensa, que a finales del 2014 trasladaba el grueso de sus departamentos a Valga, donde hoy trabajan 200 de sus 250 empleados, manteniendo en Santiago solo sus servicios posventa.

Más allá de los colores marciales que nos remiten al instante al destino de las unidades más próximas a su acabado, cuando uno cruza la puerta de acceso a la nave de montaje de Urovesa la vista que se encuentra no dista mucho de la que pueda guardar de cualquier fábrica de automoción. El consejero delegado y presidente de Urovesa, Justo Sierra, enfoca nuestra imagen distorsionada: «Ao contrario da automoción, nós non fabricamos para despois vender. Vendemos para despois fabricar, baixo as especificidades do cliente. Nós non falamos de modelos, facémolo de sistemas de módulos. Non vendemos vehículos, vendemos solucións de transporte». Lo hacen con un proceso que nos desgrana a continuación y tras el cual se encuentra el éxito de una firma con una facturación de algo más de 60 millones de euros en el 2021 y que en sus 39 años de producción ha ensamblado 10.000 todoterrenos y camiones. Mayoritariamente, para el sector de defensa, con cerca de 4.000 vehículos nutriendo a lo largo de estas cuatro últimas décadas los parques de las Fuerzas Armadas españolas y un mercado exterior que absorbe de media el 60 % de sus unidades. Medio Oriente y el sudeste asiático concentran, en los últimos años, los pedidos exteriores con los que Urovesa alcanza más de 30 países.

Vamtac, un antes y un después

La definición y diseño del producto para cumplir con todas las peticiones del cliente es siempre el punto de partida de cada vehículo de Urovesa. «A nosa serie media de fabricación é de nove unidades; e é bastante frecuente ter pedidos unitarios», desvela su consejero delegado. Un elemento diferencial, explica Sierra, respecto a gigantes de la industria militar que producen en serie, que ha permitido a Urovesa ser: «Líderes nos mercados á marxe dos das grandes potencias no noso segmento» de todoterrenos multifuncionales con su producto estrella: el Vehículo de Alta Movilidad Táctica. El Vamtac, ideado por el departamento de I+D+I de la firma en 1998, que en su día la llevó a doblar su facturación y hoy alimenta el 70 % de su cuenta de resultados; «é o segundo ou terceiro máis vendido da súa categoría no mundo», sostiene Sierra.

El trabajo de innovación, desarrollo e investigación de los 20 ingenieros de Urovesa hace posible que los todoterrenos y camiones servidos a un cliente sean completamente singulares respecto a los del resto, aplicando todas sus especificidades en cada parte del vehículo, hasta el punto de disponer de un centenar de variantes diferentes del Vamtac y del orden de media docena nuevas cada año.

Hecho el trabajo de diseño y soluciones por parte de sus ingenieros, toca la adquisición del material de fabricación. «Somos unha empresa de integración final. Non fabricamos ningún compoñente», apunta Sierra. Y ahí Urovesa mezcla buenos proveedores y alianzas con firmas especialistas punteras.

Cual mecano, sus operarios proceden por último a acoplar en fábrica cada unidad en las ocho líneas de producción de Valga: cuatro de chasis —dos para la parte mecánica y dos para la de motor— dos de carrocería y otras tantas para el acoplamiento final del vehículo. Detrás, entre 400 y más de 2.000 horas de trabajo por todoterreno, con precios que van de los 150.000 a los 700.000 euros. Los márgenes en los que se mueve una producción a medida.

Emergencias y recogida de residuos, la pata civil del negocio

«A nosa gran vantaxe é que atendemos as necesidades dos vehículos que precisan os nosos clientes de forma rápida, flexible e eficiente», cuenta el primer directivo de Urovesa. Pero no solo en el ámbito militar. Cierto es, la firma gallega es un referente en lo que en el argot militar se denomina proveedor de plataformas terrestres. Con diferentes administraciones públicas de distintos países copando el 95 % de su clientela, el 75 % de sus pedidos se corresponde a vehículos con destino militar o policial. El otro 25 %, sumado a los pedidos del 5 % restante de su lista de compradores, empresas privadas, tiene por destino usos civiles. Principalmente dos, comenta Justo Sierra. Emergencias, desde lucha contra incendios a labores de protección civil, y recogida de residuos urbanos. De hecho, para este último subsector cuenta este año Urovesa con 40 vehículos pedidos con destino Madrid y Barcelona.

A nivel civil, Urovesa acumula grandes contratos en su historial. Como el que en el 2017 le adjudicó el gobierno de Argentina para cubrir las 50 unidades todoterreno de su plan nacional de lucha contra incendios forestales.

En busca de 50 mecánicos y pintores con 500 vehículos en cartera

Urovesa encara el 2022 con una cartera de pedidos de medio millar de unidades. Una carga de trabajo a la que su consejero delegado se refiere como «bastante intensa» aún estando lejos del hito que la compañía alcanzaba en 2008, entonces todavía en Santiago, al fabricar 1.100 vehículos en un año.

Un dato resulta esclarecedor del momento actual que vive Urovesa. La firma mantiene abierto un proceso para la contratación de medio centenar de trabajadores, toda vez que sus necesidades de producción le exigen incrementar en un 25 % su actual plantilla con 40 profesionales mecánicos y 10 para los procesos de pintura de sus líneas. Los interesados pueden enviar su currículo por correo electrónico a través del apartado de contacto de la web de Urovesa o agregarlo a la oferta que figura en el portal de empleo Infojobs.

Querer aprender, fundamental

Si bien se requiere un mínimo de experiencia, lo que más valora la empresa, dice su primer directivo, es: «A predisposición a aprender e a actitude. A nosa é unha empresa diferente, que se adapta continuamente ao que pide o cliente», lo que requiere trabajadores en la misma línea.

Una pista de pruebas de 30.000 metros cuadrados en ciernes

Hace ya casi ocho años Urovesa trasladó el grueso de sus departamentos del Polígono del Tambre a la antigua fábrica de ladrillos Novo y Sierra de Campaña, Valga, tras hallar ahí la mejor opción para seguir creciendo con la compra de 40.000 metros cuadrados. Ahora, la dirección de la contratista gallega de defensa ha comprado otros 30.000 en una parcela a 200 metros de sus instalaciones de Campaña. Lo ha hecho con intención de poder disponer, en el plazo de año o año y medio, de una pista de pruebas en la que desarrollar desde test de su departamento de I+D+I a pruebas de homologación. Partes de su actividad que de momento debe hacer en un reducido espacio de 4.000 metros cuadrados en sus actuales instalaciones.