CONTENIDO PATROCINADO

Charlamos con María Cañal, autora del blog «Escarabajos, bichos y mariposas» y defensora del movimiento «zero waste»

  • «Muchas veces es preferible ir haciendo pequeñas cosas que incorpores a tu día a día y se queden como costumbre. Llevar una vida sostenible al cien por cien es más difícil de alcanzar»

  • «Yo voy a un grupo de consumo donde compro la fruta y la verdura sin plástico; llevo los envases para los huevos, la carne o el pescado y compro a granel los productos de limpieza. Supone un esfuerzo pero es organizarte»

María Cañal (Oviedo, 1972), licenciada en Arquitectura de Interiores, lleva desde hace años un estilo de vida que se ha convertido en ejemplo de sostenibilidad y consumo responsable. En su blog «Escarabajos, bichos y mariposas», además de hablar de manualidades, viajes o decoración, ha narrado en primera persona varias acciones de consumo responsable, entre ellas la propuesta «zero waste» consistente en reducir a la mínima expresión el material desechable de casa (nada de bolsas y productos envasados, y uso de envases propios reutilizables con productos a granel) o la idea de pasarse un año sin hacer compras, en el que ella y su hijo Nico utilizaron toda la ropa y los enseres que tenían en casa sin adquirir ni un solo objeto más.

—¿Hubo un momento concreto en el que se dijo: «tengo que cambiar mi forma de consumir» o llegó de forma paulatina?

Fue algo gradual a lo que fui llegando. Pero de todas formas hay un momento en el que tienes que tomar acción. Un día tienes que decir: «me pongo y hago cosas». Esas cosas requieren un poco de disciplina pero a mí no se me hicieron nada pesadas, ni el tema del plástico ni el tema del consumo responsable: aprendí y aprendo mucho.

—Dice que empezó por el consumo responsable. ¿Cómo fue?

Empieza en tu casa cuando de repente abres los armarios, se te cae todo encima, no encuentras las cosas, tienes un millón de cosas pero luego no tienes nada, tienes el armario lleno y no tienes nada que ponerte... compras y compras y no tiene fin. Eso puede pasar no solo con las cosas materiales sino también con la tecnología. Por ejemplo, haces dieciocho millones de fotos en el móvil y luego las dejas en el teléfono. Estamos saturados por todas partes de todo. Y un día cayó en mis manos el libro de Marie Kondo y tenía mucho sentido. Puse en práctica su método, que es muy interesante. No consiste en limpiar y ordenar por habitaciones sino por cosas. Tienes que tirar al suelo, por ejemplo, todos los libros o jerséis que tengas, de todas las estancias de la casa. Entonces, esto te hace ver todo lo que tú tienes.

—Que es demasiado.

Sí. Te sobra todo y te haces muchas preguntas. Te das cuenta de todas las cosas a las que estás apegado sin sentido y practicas el desapego, el dejar ir. Y vas deshaciéndote de cosas que no utilizas y no necesitas. Esto lleva mucho tiempo. Tienes que hacer muchas rondas. Practicas y practicas el desapego. No es de la noche a la mañana. Es muy bueno aceptar que las cosas, las personas, no están contigo para siempre, que las situaciones vienen y se van. Otra cosa muy importante es reflexionar. Te haces muchas preguntas: qué es lo más valioso de mi vida, qué me aporta felicidad, cómo sería mi casa perfecta, cómo sería mi armario perfecto, qué estilo de vida me define. Todas esas preguntas te van acercando hacia donde tú quieres ir, y casi naturalmente empiezan a sobrar las cosas. Te pone el mundo patas arriba. Te replanteas todo. No es solo una limpieza de casa sino que también le da la vuelta a la vida. Y ahí creo que entra el «zero waste», utilizar menos plástico, intentar llevar una vida más sostenible dentro de las posibilidades de cada uno.

—¿Y cómo lo hace?

Yo lo intento hacer siempre desde mi experiencia y desde lo que yo puedo. Acciones pequeñas del día a día que intentamos hacer y consolidar, que sean de verdad sostenibles en el tiempo. Muchas veces es preferible ir haciendo pequeñas cosas pero que las incorpores a tu día a día y se queden que intentar llevar una vida sostenible al cien por cien porque no lo vas a conseguir, te vas a frustrar y lo vas a dejar.

—El mundo nos lo pone difícil. Cada vez nos venden más comodidad y esfuerzo cero, lo que implica envases, formas de hacer las cosas y hábitos que van contra la forma de vida que usted defiende. ¿No tiene la impresión de que lo que hace se convierte en una especie de lucha sin descanso?

Sí. Por eso nunca diré que llevo una vida sostenible al cien por cien. Pero sí es verdad que hemos cogido unos hábitos que hemos incorporado. En vez de comprar en el supermercado, voy a un grupo de consumo donde compro la fruta y la verdura sin plástico.... también en la tienda orgánica, voy al mercado y llevo mis bolsas. Al final, supone un esfuerzo pero es organizarte. Llevo los envases para los huevos, la carne o el pescado, compro a granel los productos de limpieza, llevo siempre el mismo bote que me van rellenando. Son las cosas que hacemos. Podríamos hacer muchas más. Por eso digo que cada uno elija lo que pueda asumir e incorporarlo en su día a día.

—¿Y el asunto económico? ¿Resulta más caro?

No es más caro, porque va todo de la mano. Empiezas a consumir responsablemente. Compras lo que necesitas y consumes lo que necesitas. Y luego depende de lo que cada uno quiera. Yo prefiero comprar carne de calidad que gastarlo en otra cosa. O comprar a granel aunque sea un poco más caro, porque si controlas lo que compras eres mucho más consciente y utilizas lo que necesitas. Una de nuestras frases, que nos la tatuaríamos, es «usa lo que tienes», que aplicamos mucho durante el año sin compras. Antes de comprar te tienes que hacer varias preguntas, pasar por distintas etapas: ver si ya lo tienes, a lo mejor pedirlo prestado, si te lo puedes hacer tú mismo, y si realmente lo necesitas y no lo tienes, lo compras.

—¿Dónde nació la decisión del año sin compras?

Con otro libro: «Un montón de cosas bonitas que no compré». Me di cuenta de que salían bolsas de casa y cada vez me sentía más ligera y más feliz, pero me dije: «si sale todo esto y yo sigo con mis mismos tics de comprar por impulso estaré igual en un año o en medio año». No es cuestión de mirar todo lo que sale sino también lo que entra. La autora del libro había estado un año sin comprar nada y decidí hacerlo yo también.

—¿Cómo fue la experiencia?

—Muy bien. Lo primero de todo, te ayuda a detectar lo que realmente necesitas, que es nada, porque te pasas un año sin comprar y no pasa nada. Te ayuda a preguntarte de qué quieres estar rodeado. Nos ayudó a usar lo que teníamos y, después de que pasó el año, a valorar la segunda mano y buscar la mejor opción. Como no compras por impulso y compras más pausado siempre buscas la opción más sostenible, y al final lo que te hace todo esto es darle valor a lo que tienes, porque has decidido comprarlo conscientemente, porque lo has buscado con mucho cariño, y te rodeas de cosas que te gustan, te enamoran y les das el valor que tienen.

—¿Alguna vez tiene la sensación de que lo que hace sirve para poco, que es mucho esfuerzo que se ve aplastado con los malos hábitos de tantas otras personas?

No. Yo prefiero enfocarme en añadir más cosas a mi día a día que puedan ser útiles. Y lo hago también por mí. Me gusta, me hace sentir bien conmigo misma. Me hace feliz, me siento más ligera. Al contrario, estoy muy contenta. En vez de abarcar mucho, hago lo que puedo hacer, voy dando pasos. Si miro atrás, alucino con todo lo que he hecho;  ya solo con eso me doy por satisfecha.

—Después de todo lo que ha hecho, ¿se ve dando un paso nuevo?

Yo creo que mejorando lo que ya tengo. Siempre digo que las cosas pasan cuando estas preparado para ello. Si Marie Kondo hubiera caído en mis manos tres años atrás a lo mejor no le hubiera hecho ni caso. Cuando vino a mí tenía un sentido. Ahora a lo mejor aparece algo nuevo que tiene sentido y lo aplico. De momento, lo que hago es mantenerme en esta línea y seguir mejorando, que hay mucho margen, en el día a día.

—¿Cree que su forma de ver las cosas se contagia, que la inquietud crece?

Creo que sí, que crece. Se ve en la publicidad. ¿Cuántas veces escuchas la palabra sostenibilidad a lo largo del día? La gente está empezando a demandarlo y a darse cuenta, dar un paso atrás, consumir más local y estar más en contacto con la naturaleza, porque estamos saturados. Creo que hay una inquietud por volver a lo más sencillo.

—Sí alguien quisiera seguir sus pasos, ¿por dónde cree que debería empezar?

Por preguntarse todas estas cosas que vienen muy bien. Hacer una reflexión de cómo sería mi casa ideal, mi armario ideal, visualizar un poco cómo me sentiría yo feliz y, a partir de ahí, ir hacia ello. Sí es cierto que el método de Marie Kondo o cualquier otro método de orden y limpieza ayudan muchísimo. Porque cuando limpias tu espacio mejoras tu vida.

—Parece que solo le ve beneficios a su estilo de vida.

En este estilo de vida se ahorra dinero porque consumes menos y consumes mejor. Te alimentas mejor y te sientes mejor, porque una cosa lleva a la otra y, cuando empiezas a consumir más responsable, te lleva a consumir local y a alimentarte mejor. Todo lo que viene sin plástico siempre es mejor, eso suele ser así. Mis espacios están más ordenados, no solo por fuera sino también por dentro. Cuando tienes orden alrededor tienes más paz y estás más a gusto contigo mismo. Y tienes más tiempo, porque no le dedicas tanto tiempo a comprar más, al orden ni a mirar. Te organizas mucho mejor. Al final, llevar una vida más sostenible tiene muchos beneficios.

—Con todo lo que ha dicho, salta a la vista con cuál de las tres “R” (reducir, reutilizar, reciclar) se queda. Reducir, ¿verdad?

Sí, claro. Si reduces, ya faltan los otros dos. Cuanto más reduzcas menos tienes que hacer. Reciclar está bien pero el paso es anterior, no utilizar para no tener que reciclar, y más aún el plástico que ya sabemos que es tan complicado.

con la colaboración de