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Puede que sea una de las becas más codiciadas: más de 200 solicitudes de los cinco continentes para menos de 25 plazas. Se trata del Máster IMATEC de economía circular, que ofrecen conjuntamente la Universidad de Oviedo, la Universidad de Química y Tecnología de Praga (República Checa), y la Universidad de Bo Akdemi (Turku, Finlandia). Un gran potencial, por tanto, para atraer talento de todo el mundo.

Salvador Ordóñez, catedrático de Ingeniería Química, es el encargado de coordinar el programa en la Universidad de Oviedo. Ordóñez explica el por qué del éxito del máster IMATEC: «En este área, las tres universidades se pueden considerar punteras (…), este año tenemos 21 alumnos y posiblemente sean 21 historias distintas: hay alumnos que son profesores universitarios, hay otros de gente joven que ha hecho su grado y aquí no sólo adquieren conocimientos, sino que se les permite hacer varias semanas de prácticas en empresas o entidades públicas como Cogersa». En definitiva, un enriquecimiento muy significativo, tanto para estudiantes avanzados como para profesionales ya formados.

Precisamente es el primer ejercicio en que Cogersa colabora en el máster, con una visita a sus instalaciones en junio de este año. Queda abierta la posibilidad de más colaboraciones en el futuro, según señalan desde la entidad pública.

El programa, de dos años de duración, combina competencias en tecnología, emprendimiento, administración, planificación, ciencia e investigación, todo enfocado en la economía circular.

Juan Manuel Marchante, vicerrector de Estudios y Docencia, subrayó respecto al máster IMATEC que éste «aborda la transición actual de la economía lineal a la circular con el fin de cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas (ODS de la ONU) reflejado en las estrategias de desarrollo de la UE, incluido el Pacto Verde Europeo y el plan de acción de la UE para la Economía Circular».

En este sentido, dice Marchante, «la formación de los Erasmus Mundus es altamente valiosa, no sólo por su formación, sino por el intercambio cultural y la red de relaciones que facilita, permitiendo plena empleabilidad en escaso tiempo desde su finalización». Así, una vez finalizado, los estudiantes podrán optar a puestos «muy cualificados en empresas tecnológicas (proveedores de tecnología, consultores, empresas de servicios públicos, etc.), organismos normativos (agencias gubernamentales, ONGs) o instituciones de I+D tanto en el sector público como privado».

Plena demanda social

En todo caso, explica el profesor Ordóñez, el contenido es altamente técnico, dentro de la ingeniería química: reactores químicos, procesos catalíticos, orientados a procesos ambientales, descarbonización, economía del hidrógeno… es decir, unas áreas de conocimiento en torno a la economía circular y, por tanto, de plena vigencia en el contexto social y económico.

Salvador Ordóñez, catedrático de Ingeniería Química
Salvador Ordóñez, catedrático de Ingeniería Química Héctor Herrería

De hecho, según estimaciones del parlamento europeo, la economía circular tiene el considerable potencial de aumentar el PIB de la UE en un 0,5% adicional y de crear más de 700.000 nuevos puestos de trabajo para 2030.

Según un informe de la Fundacion Cotec, «la cifra de empleos en los sectores vinculados a la economía circular ha alcanzado en España un 2,3% del total de empleos en 2021», y está en crecimiento. Y también el documento de Estrategia de Economía Circular del Principado de Asturias reconoce que «la economía circular generará impactos positivos, económicos, sociales y ambientales, aumentando la facturación empresarial en productos y servicios más circulares, creando empleo y nuevas oportunidades empresariales que generan impactos positivos en el medio ambiente, y todo ello contribuyendo de forma eficaz a la lucha contra el cambio climático».