
Profesores de Economía publican «Nortegas (1845-2021): Historia de la industria del gas en el norte de España», que relata la trayectoria de este sector en Asturias, Cantabria y el País Vasco
23 mar 2023 . Actualizado a las 13:14 h.La historia del gas en las comunidades cantábricas de Asturias, Cantabria y el País Vasco, desde mediados del siglo XIX hasta la actualidad, y su transición al gas natural queda reflejada en el libro Nortegas (1845-2021): Historia de la industria del gas en el norte de España, fundamental para entender la evolución de esta fuente de energía en los últimos 150 años y que es fruto de la colaboración entre Patricia Suárez, Jesús Valdaliso y Carlos Alvarado, profesores de Economía de las universidades de Oviedo, el País Vasco y Deusto, respectivamente.
Patricia Suárez apunta que las diversas empresas antecesoras de Nortegas, la segunda distribuidora de gas natural en España en la actualidad, son las protagonistas principales de esta publicación: compañías privadas y públicas (municipales) que tuvieron que afrontar los retos de instalar y difundir una energía y un servicio radicalmente nuevo para consumidores, administración y sociedad en general a mediados del siglo XIX. Además de conocimientos técnicos, la industria del gas requería una inversión inicial de capital muy considerable -fábrica y red de distribución- y un suministro regular de carbón de calidad y a buen precio.
Los autores del trabajo señalan en el libro que las fábricas del norte sortearon las dificultades sobrevenidas por la competencia de la electricidad, una demanda privada reducida y el encarecimiento del carbón y los problemas de suministros durante la Gran Guerra. Así, durante el periodo de entreguerras, una vez consumado el triunfo definitivo de la electricidad sobre el gas en el alumbrado, la industria del gas se lanzó a la búsqueda de nuevos mercados, sobre todo el consumo doméstico (cocina y calefacción) y, en menor medida, el industrial.
En Asturias y Santander, el negocio continuó en manos privadas, pero bajo compañías de muy diferente naturaleza: una gran compañía eléctrica como Hidroeléctrica del Cantábrico -que se hizo tras la Guerra Civil con la propiedad de la Sociedad Popular Ovetense y la Compañía Popular de Gas y Electricidad de Gijón- y que mantuvo esta actividad; o una gasista en Santander como la Compañía de Electricidad y Gas Lebon. Salvo en Vitoria, donde el gas desapareció a finales del siglo XIX, las compañías mencionadas mantuvieron el negocio y el servicio del gas ciudad, compitiendo primero con la electricidad y afrontando las difíciles circunstancias de la posguerra y la autarquía.

En Bilbao y San Sebastián, las fábricas continuaron municipalizadas, y exhibieron trayectorias muy diferentes. Mientras que la de San Sebastián se colocó por detrás de la muy avanzada Catalana de Gas en Barcelona, la de Bilbao, con un consumo industrial relativamente importante, carecía de capacidad de endeudamiento para llevar a cabo las inversiones necesarias. «No es posible concluir que los resultados de las fábricas dependiesen exclusivamente de su naturaleza privada o pública, sino que la estrategia desarrollada y la gestión de cada fábrica se convirtieron en importantes factores explicativos, además del acceso a la financiación», destaca la autora.
Años de cambios
Los decenios de 1960 a 1980 fueron años de cambios y transición para las fábricas de gas en España. Desde principios de la década de 1960 todas ellas reconocían la imperiosa necesidad de sustituir sus viejas instalaciones de fabricación de gas de hulla por nuevas plantas de cracking de naftas derivadas del petróleo, siguiendo el ejemplo de la Catalana de Gas en Barcelona.
El fracaso de los diferentes proyectos de suministro de gas natural al País Vasco por gasoducto vía Irún (gas de Lacq) o por vía marítima a Bilbao (GNL argelino) planteados entre 1959 y 1973 condenaron al País Vasco y a todo el norte de España a depender de un gasoducto procedente de Barcelona, lo que retrasó la llegada del gas natural al País Vasco hasta 1980 y a Cantabria y Asturias hasta 1988.
«Hoy en día, Nortegas afronta un nuevo reto, el de la transición energética y la descarbonización, que supondrá la distribución por la red, junto con el gas natural, de nuevos tipos de gases menos intensivos en carbono y más neutros en emisiones de CO2, como el biometano y el hidrógeno verde, previamente manufacturados», concluye la profesora de la Universidad de Oviedo.