Manuel Busto, director general de Seresco: «Darle a un autónomo una tablet o un portátil no es transformación digital»

G. Lemos REDACCIÓN

IN ASTURIAS

La empresa tecnológica asturiana salió a bolsa hace pocos meses para buscar nuevas fuentes de financiación con las que potenciar su crecimiento

03 may 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Manuel Ángel Busto Riego (Avilés, 1958) es el director general de Seresco, la empresa tecnológica asturiana que nació en 1969 y salió a bolsa el pasado mes de diciembre.

—Medio siglo es mucho tiempo en una empresa dedicada a la tecnología, ¿cómo ha cambiado el negocio en este tiempo?

—La compañía nació en 1969 en Asturias. Siempre digo que los que pensaron aquello eran auténticos pioneros, porque para montar una empresa de informática en Asturias, no en Madrid ni en Barcelona, en aquel tiempo, había que ser atrevido y un gran empresario. En 1973 abrimos en Galicia, porque en Asturias habíamos detectado que no había informáticos, no había personal que supiese de esas tecnologías, y montamos una escuela. Fue una gran idea, y dijimos: esto en Galicia tiene que estar pasando también. Así fue como abrió la escuela de Vigo, donde ya en esos momentos había una efervescencia industrial, había necesidad de ese tipo de perfiles y tuvimos un éxito importante. En aquella época ir desde Asturias a Galicia era como internacionalizarse.

—Ha pasado medio siglo, pero la falta de personal cualificado sigue siendo el principal problema del sector...

—En economía todo es cíclico. Estas historias ya las hemos vivido, como hemos vivido la escasez de recursos. Es cierto que nuestro sector se alimenta fundamentalmente de técnicos superiores, no necesariamente informáticos, pero sí de ramas técnicas. Y es cierto que no son las que acogen mayor número de alumnos en las universidades. Es una situación de escasez general, aunque haya paro, porque no hay especialización. Las empresas lo que tenemos que hacer, como un factor más de riesgo y de circunstancias, es trabajar sobre ello.

—Muchos de los que lean esta entrevista no sabrán que ustedes les gestionan la nómina, porque una de sus actividades principales es la externalización de servicios...

—Somos sobre todo una empresa que se fundamenta en la tecnología para dar servicios a las compañías, apoyados en herramientas, algunas desarrolladas por nosotros y otras de terceros. Desde el año 1970 hacemos nóminas a terceros, pero no somos una asesoría que hace muchas nóminas, sino una plataforma de servicios que hace de forma muy industrial las nóminas. Somos el back office de grandes compañías. Ahora mismo estamos ejecutando en modo outsourcing unas 180.000 nóminas al mes. Y luego hay clientes que tienen nuestra licencia y las hacen ellos en sus oficinas.

—Llevamos años de muchos cambios normativos en materia de nóminas, desde el salario mínimo a las cotizaciones. ¿Les está complicando la tarea?

—La legislación en este ámbito es estresante, porque a menudo las normativas cambian a mediados de mes pero son operativas ya ese mismo mes y con carácter retroactivo. Otro tipo de cambios, como los fiscales o contables, se anticipan con mucho tiempo. Y no te digo nada de la crisis del covid, con todos nuestros clientes haciendo ERTE. Un estrés tremendo, pero sabemos manejarlo. Hacer las cosas bien en temas complejos es lo que te diferencia. Cuando dices que haces outsourcing de nóminas, se asocia con ser una asesoría. Pero nosotros hacemos nóminas de empresas de 25.000, 20.000 o 1.000 empleados. Trabajamos para grandes compañías, en las que el departamento de recursos humanos se dedica a gestionar personas y carreras. Claro que es muy complejo el tema de la nómina, porque detrás lleva además una gran responsabilidad. A los trabajadores hay que pagarles en tiempo y forma, y deben cobrar al céntimo lo que les corresponde.

«Hacemos las nóminas de 180.000 trabajadores al mes, es una gran responsabilidad»

—Hacen nóminas, pero también cartografía y catastro, una combinación peculiar...

—Somos una empresa del sector TIC muy particular. Es fruto de la edad que tenemos. Cuando empezamos en el sector, de una forma muy amanuense, en España hubo mucho negocio de grabación de datos. Ahora mismo la Seguridad Social o Hacienda tienen todo digitalizado, pero entonces había muchos expedientes en papel que había que grabar. Y a eso nos dedicábamos. Había fichas catastrales que tenían nuestros abuelos o bisabuelos, las propiedades estaban en documentos que eran como cuartillas, en las que aparecía un plano con la forma de la finca, si era de secano o regadío y lo que medía. Y eso había que grabarlo y fuimos una de las compañías que digitalizó esa información. Una vez que nos metimos, los clientes, la Dirección General del Catastro y los ayuntamientos, nos propusieron hacer catastro. Íbamos por los pueblos a inventariar las tierras y sus propietarios.

—¿En España se están enfocando más como una TIC pura, al campo de la consultoría y el «software»?

—En las otras tres grandes líneas de la compañía, que es lo que podíamos decir una compañía informática clásica. Un área de desarrollo de software, que hace aplicaciones a medida para grandes clientes; otra de infraestructura (máquinas, comunicaciones, ciberseguridad, soporte a cliente, centro de atención a usuarios y de incidencias); y por último la mecanización de pymes, la transformación digital del sector productivo, donde hay una efervescencia evidente porque las pymes se tienen que actualizar para crecer, atacar mercados y cambiar la mentalidad de gestión.

«El contexto es absolutamente imprevisible, no vale surfear la ola de la crisis porque es todo una marejada»

—En el campo de la digitalización de pymes hay iniciativas como el kit digital, financiado con fondos europeos, ¿cree que se está avanzando lo suficiente?

—Lo que pasa con los fondos europeos es que generan gran expectativa y gran oportunidad, pero han provocado una ralentización de las decisiones. Muchas industrias han parado sus inversiones ordinarias esperando a ver si sale un proyecto y financian su desarrollo, algo lógico por otra parte. Y luego está el tema del kit digital. Cuando digo que nos dedicamos a las pymes, más bien es a las mes, a las medianas empresas donde al otro lado hay tecnólogos que te acompañan en la transformación digital, no a las pequeñas, que es a las que va dirigidas el kit digital. Mi opinión es que puede haber demasiada commodity y demasiado equipamiento no transformador. Que una empresa o un autónomo tenga una tablet o un portátil no es una transformación digital, es un paso primario, y se están destinando demasiados fondos a ese mínimo equipamiento y no a la transformación de los sectores.

—Salieron a bolsa en diciembre, ¿qué objetivo persiguen?

—Nos lo planteamos como una etapa más de nuestra compañía que, acostumbrada a tener un crecimiento sostenido, ha salido de su zona cómoda porque queremos crecer y a más velocidad. En los tiempos que corren, con la volatilidad del mercado, la incertidumbre, debemos buscar otras palancas, internas y externas, que nos ayuden a acelerar el crecimiento. Y decidimos ponernos un examen, salir al mercado para tener otras fuentes de financiación para atacar proyectos que no son fáciles. La tecnología no es tan lineal como hace diez años, necesitas sumar conocimiento, territorio y activos que de forma individual no tienes. Las empresas tenemos que acostumbrarnos a que nuestro contexto es absolutamente imprevisible, ya no vale surfear la ola de la crisis, porque es todo una marejada.