Comprender y modular el sistema inmune, la apuesta innovadora contra el envejecimiento renal y el cáncer

OFRECIDO POR FICYT
NEREA G. MENÉNDEZ

INNOVACIÓN

Parte de los componentes del grupo de Inmunología Traslacional. De izquierda a derecha: Aida Bernardo Florez, Cristina Martin Martin, Carlos Lopez Larrea (Corresponsable del grupo), Viviana Corte Iglesias, Cristian Ruiz Bernet, Aroa Arboleya, Pablo Hernando, Maria Laura Saiz, y Beatriz Suarez Alvarez (IP de la ayuda y responsable del grupo)
Parte de los componentes del grupo de Inmunología Traslacional. De izquierda a derecha: Aida Bernardo Florez, Cristina Martin Martin, Carlos Lopez Larrea (Corresponsable del grupo), Viviana Corte Iglesias, Cristian Ruiz Bernet, Aroa Arboleya, Pablo Hernando, Maria Laura Saiz, y Beatriz Suarez Alvarez (IP de la ayuda y responsable del grupo)

El grupo de Inmunología Traslacional del ISPA impulsa terapias innovadoras contra el envejecimiento renal y el cáncer, apoyado por el respaldo clave de las ayudas de la Consejería de Ciencia, Industria y Empleo gestionadas por FICYT

24 jun 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

En el grupo de Inmunología Traslacional del ISPA (Instituto de Investigación Sanitaria del Principado de Asturias), la investigación se convierte en una herramienta directa para mejorar la vida de los pacientes. Su labor se centra en desarrollar nuevas estrategias terapéuticas basadas en la modulación del sistema inmune, con especial atención al envejecimiento renal, la enfermedad renal crónica y el cáncer. Desde el entorno del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), trabajan para comprender cómo el envejecimiento del riñón puede ser modulado por el sistema inmunológico y cómo aplicar soluciones personalizadas y eficaces para revertirlo.Utilizan técnicas punteras como la transcriptómica espacial, la nanomedicina o las terapias celulares CAR-T, siempre con un enfoque traslacional que conecta la investigación básica con su aplicación clínica.

En este laboratorio, coordinado por la investigadora Beatriz Suárez Álvarez, se combina el rigor y el pasión con una profunda vocación científica. Desde su base en el edificio FINBA, anexo al HUCA, el grupo impulsa una ciencia aplicada, colaborativa y fuertemente conectada con la realidad médica hospitalaria.

Este equipo ha sido beneficiario de las ayudas de la Consejería de Ciencia, Industria y Empleo del Gobierno del Principado de Asturias a través la Agencia SEKUENS y gestionadas por FICYT, un respaldo que Beatriz Suárez no duda en calificar como «esencial» para dar continuidad a su labor: «Estas ayudas nos han permitido consolidar nuestras líneas de investigación y, sobre todo, mantener el capital humano, tan olvidado a veces, pero absolutamente imprescindible».

A través de perfiles profesionales que combinan medicina, biología, química, biotecnología y otras especialidades, el grupo investiga cómo restaurar la funcionalidad del sistema inmune en situaciones críticas: desde órganos envejecidos hasta tumores resistentes o infecciones que desafían a los tratamientos convencionales. Su enfoque traslacional significa que los descubrimientos realizados no se quedan tan solo en publicaciones científicas, sino que pretenden trasladarlos al paciente, lo más directamente posible.

Investigadores analizando estudios de transcriptómica espacial obtenidos de biopsias de pacientes con enfermedad renal.
Investigadores analizando estudios de transcriptómica espacial obtenidos de biopsias de pacientes con enfermedad renal.

Lejos de la imagen fría que se puede tener de un laboratorio de investigación, el día a día de este grupo se vive con intensidad. «Cada día es un nuevo reto, ya sea técnico, científico o logístico. Pero también es una oportunidad para aportar todo nuestro conocimiento y avanzar hacia soluciones reales», cuenta Suárez. Para lograrlo, la organización interna es fundamental: mantienen reuniones semanales, comparten resultados, coordinan esfuerzos. «Cada investigador tiene una línea específica, pero si no estamos coordinados, el grupo no funciona», resume.

En este engranaje, el talento joven juega un papel crucial. Gracias a la ayuda del Principado, el equipo ha podido ofrecer una cierta estabilidad laboral a investigadores e investigadoras postdoctorales y predoctorales, cuyas opciones de consolidación a nivel nacional siguen siendo escasas. «Darles continuidad con una carrera investigadora, no solo es justo por el potencial que tienen, sino porque ellas y ellos son quienes mejor conocen nuestras líneas de trabajo, asegurando el éxito de la investigación que hacemos».

La dimensión colaborativa es otro de los pilares. El grupo trabaja en contacto directo con profesionales clínicos y participa en redes nacionales e internacionales como RICORS2040, dedicada a enfermedades renales, y colabora con otros grupos pertenecientes al IPLA-CSIC, la Universidad de Oviedo o el Instituto Josep Carreras. También mantiene vínculos con instituciones punteras como el Hospital Clínic de Barcelona, La Paz en Madrid y el Cold Spring Harbor Laboratory de Nueva York.

Uno de sus mayores hitos ha sido impulsar la Unidad de Inmunoterapia del HUCA-ISPA, un proyecto multidisciplinar apoyado desde la Consejería de Salud, el Servicio de Salud del Principado de Asturias, el HUCA y el ISPA, para diseñar, fabricar e implantar terapias celulares personalizadas como los linfocitos CAR-T o TILs. El objetivo es claro: ofrecer alternativas a pacientes sin otras opciones terapéuticas, y hacerlo desde el sistema público. Actualmente, colaboran en ensayos clínicos con hospitales de referencia nacional, mientras tramitan la aprobación que les permitirá producir terapias in situ.

Investigadores analizando el sistema inmunológico mediante técnicas de citometría espectral.
Investigadores analizando el sistema inmunológico mediante técnicas de citometría espectral.

Si bien la tecnología es fundamental —emplean técnicas de transcriptómica espacial, nanomedicina o ingeniería genética—, Suárez insiste: «Sin la mano humana, nada de esto sería posible. Podemos tener herramientas muy sofisticadas, pero si no hay investigadores capaces de interpretarlas, darles un significado biológico y aplicarlas, no valen de mucho».

El grupo está compuesto por perfiles diversos: nefrólogos, inmunólogos, reumatólogos, hematólogos, gastroenterólogos y un oncólogo, una riqueza que permite abordar los problemas de forma integral. Además, buscan cada vez más integrar la perspectiva del paciente en el diseño de la investigación, convencidos de que la ciencia debe responder a necesidades reales.

Preguntada por el mayor reto al que se enfrentan, Suárez lo resume en una palabra: supervivencia. «La financiación sigue siendo muy limitada. A veces lo más difícil no es obtener resultados y avances novedosos o descubrir algo nuevo, sino garantizar que podamos seguir trabajando en esas líneas de investigación». Aun así, no pierden la motivación. Sus objetivos a medio plazo están enfocados en desarrollar nanoterapias para enfermedades renales relacionadas con el envejecimiento y novedosas terapias CAR-T frente a tumores genitourinarios.

¿El siguiente paso? Consolidar lo logrado y seguir creciendo: «Con el respaldo necesario, podemos hacer de Asturias un referente en la investigación biomédica, con la inmunoterapia y la medicina personalizada a la cabeza». Su mensaje final apela también a la sociedad: reconocer el valor de la investigación y los investigadores, la que se hace desde aquí, con recursos públicos y vocación de servicio.