Nace una niña en una isla brasileña donde están prohibidos los partos

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A 360 km de la costa brasileña, la Coordinación de Salud se encarga de que las madres dejen la isla a partir de la semana 34 de gestación

21 may 2018 . Actualizado a las 20:21 h.

Hacía doce años que no nacía nadie en la remota isla brasileña de Fernando de Noronha. Ubicada a 360 km al noroeste de la costa continental brasileña, en estas islas de paraje insuperable está prohibido dar a la luz. Este santuario ecológico del mundo, perteneciente al estado de Pernambuco, no hay maternidad y es por eso que sus habitantes tienen prohibido tener a sus hijos allí y deben trasladarse a la maternidad más cercana situada en Recife.

Pero para sorpresa de alrededor de sus 3.000 habitantes, e incluso para los propios padres, esta norma ha sido incumplida. La madre, que no ha querido identificarse, ha reconocido que «no sabía que estaba embarazada». «La noche del viernes tuve dolores y cuando fui al baño vi algo saliendo entre mis piernas. Ahí fue cuando le padre del bebé vino y lo recogió. Era un bebé, una niña, y yo estaba boquiabierta», afirmó la madre, que ya tiene otro hijo, al diario O Globo.

Desde el 2004 las mujeres se ven obligadas a abandonar Fernando de Noronha para dar a la luz en Recife, la maternidad más cercana a esta reserva natural. Las autoridades decidieron cerrar la única que había en la isla porque era demasiado costosa para los 40 nacimientos anuales que había en este archipiélago. Algunos habitantes se quejan de que es una «violación al derecho de nacer» si bien no existe ninguna ley explícita que impida nacer, pero sí se aconseja no hacerlo al no tener los medios necesarios para atender en caso de urgencia. No obstante, la Coordinación de Salud se encarga de que las madres dejen el pueblo a partir de la semana 34 de gestación. A las mujeres se les paga el avión de ida y vuelta para ella y sus acompañantes. En algunos casos se les paga también el alojamiento en un hotel, tres comidas al día y gastos de transporte.

Con un férreo control del turismo, las autoridades brasileñas no autorizan que haya más de 600 turistas a la vez en esta isla en la que la mayor parte de su territorio está declarado Parque Natural. Tampoco los nacionales pueden vivir en Fernando de Noronha a no ser que se casen con alguien de allí o consigan un contrato de trabajo. Considerada la esmeralda del Atlántico por el color del agua de sus playas, es el paraíso natural más demandado de Brasil y un ejemplo de desarrollo sostenible.