El cantante reaparece en España con aspecto descuidado mientras sigue difundiendo en redes sociales todo tipo de informaciones falsas acerca del coronavirus
17 ago 2020 . Actualizado a las 14:55 h.Hace unos días los fotógrafos captaban unas impactantes imágenes de Miguel Bosé que han dejado con la boca abierta a más de uno. El cantante presenta un aspecto un tanto descuidado, con el pelo y la barba largos, ha aumentado de peso y lucía un polo y un pantalón de chándal mientras hacía recados cerca de su casa de Madrid. Y esas fotografías se publicaban casi a la vez que la enésima polémica en las redes sociales, donde Bosé se ha abonado a las teorías de la conspiración en torno al coronavirus, difundiendo todo tipo de bulos, dando alas al colectivo antivacunas e incluso llamando a una manifestación contra las medidas impuestas por el Gobierno de España para frenar la pandemia. Será el domingo 16 de agosto en Madrid y una de las principales quejas que el artista comparte con los que la convocan es la «desproporcionada» obligatoriedad de llevar mascarilla.
Pero este es tan solo un ejemplo de la deriva que en los últimos años ha tomado Miguel Bosé, que además contrasta con que estuvo a punto de ser ministro de Cultura en el gobierno (también socialista) de Zapatero. Sus millones de fans permanecen perplejos ante las publicaciones en redes sociales del cantante y se preguntan en qué momento Miguel Bosé cayó en una deriva que parece no tener vuelta atrás. «Yo fui megafan», me dice, casi avergonzada, mi amiga Laura, que no termina de creerse como el cantante de éxitos como Amante bandido, ha terminando difundiendo bulos a sus millones de seguidores en las redes sociales. «Y yo», le contesto mientras trato de recordar donde pueden estar los cedés que compré hace años de él.
Les reconozco que hace tiempo que comencé a detectar comportamientos extraños en sus redes sociales y opté por dejar de seguirlo, con una mezcla de decepción, perplejidad y hasta cierta lástima. Hace años colgó un vídeo en el que aseguraba que veía un fantasma.
«Nos quieren matar», publicaba hace apenas unos días compartiendo las las teorías de la venezolana Carmen Zuleta de Merchán, una magistrada bolivariana con apenas cuatro mil seguidores, pero cuyo discurso conspiranoico se amplifica a través de las cuentas del artista, con millones de seguidores en todo el mundo. «Ojalá Bill Gates, Elon Musk y compañía se dedicaran a vender calcetines», apunta De Merchán en su cuenta de Twitter, aclarando que «al menos los calcetines no te los inyectas y aunque les echaran mercurio dudo de que te murieses tan rápido como con una vacuna».
En junio, Bosé arremetía contra las vacunas que se están desarrollando para tratar de frenar el covid-19 y, en especial, contra la Alianza Mundial para la Inmunización y la Vacunación (GAVI).
Mientras tanto, Miguel Bosé pasa con sus hijos unos días en España, a la espera que se resuelva el contencioso legal que mantiene con su expareja Nacho Palau. El artista reside en México, lugar al que se mudó desde Panamá. Lo hace con dos de sus hijos, mientras que los otros dos residen en Valencia con Palau, el hombre que hizo pública su homosexualidad y descubrió una relación de casi treinta años de duración completamente desconocida.
La pandemia del coronavirus obligó a aplazar el juicio en el que se deberá decidir qué ocurre con los cuatro hijos de la ya expareja, para los que Palau reclama la doble filiación, es decir que los dos sean reconocidos como padres y que tengan las mismas condiciones de vida. Los niños se llevan tan solo siete meses entre ellos y crecieron durante ocho años como hermanos. Ahora Ivo y Telmo residen en España con su padre biológico, Palau, mientras que Diego y Tadeo lo hacen con Bosé. La posible fecha del juicio aún es secreta.