Ernesto de Hannover y la hija de Pitita Ridruejo, ¿pareja sorpresa?

Martín Bastos

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El príncipe sigue aún casado con Carolina de Mónaco, aunque no se les ve juntos desde hace años

13 oct 2021 . Actualizado a las 17:41 h.

Ernesto de Hannover, de 67 años, viaja a España de manera frecuente ya que uno de sus hijos vive aquí. Se trata de Christian de Hannover, que está casado con Alessandra de Osma y juntos tienen dos mellizos. Tras un tiempo alejados, padre e hijo han retomado su relación. 

Al parecer, en una de sus visitas a España, concretamente a Ibiza, Ernesto habría conocido a Claudia Stilianopoulos, de 48 años, hija de Pitita Ridruejo, y desde ¡Hola! apuntan a que serían pareja. Cabe recordar que el príncipe aún está casado con Carolina de Mónaco, con quien contrajo matrimonio en 1999 y con quien tuvo a su hija Alejandra. Eso sí, desde hace años la pareja no hace vida en común ni se les ha visto en ningún acto público ni privado juntos. 

Claudia Stilianopoulos, conocida familiarmente como Clo, es una artista y decoradora muy discreta con su vida privada, aunque se sabe que estuvo casada con el también artista Juan Garaizabal, con el que tuvo dos hijos. Parece que Ernesto, muy recuperado de sus problemas de salud y de sus adicciones, ya que ingresó de manera voluntaria en la clínica Vivamyr de Austria para rehabilitarse de su alcoholismo, habría encontrado una nueva ilusión en Clo. 

Meses muy convulsos

Ernesto de Hannover ha vivido una temporada especialmente convulsa, y terminó siendo condenado a diez meses de prisión condicional por un tribunal austríaco el pasado mes de marzo, que además le prohibía beber alcohol durante ese tiempo y le exigía abandonar temporalmente su actual residencia en Austria, por insultar, amenazar y agredir en estado de ebriedad el pasado verano a agentes de policías y a otras personas. Los incidentes por los que se le condenó tuvieron lugar entre julio y septiembre pasados en la localidad austríaca de Grünau im Almtal, donde el príncipe tiene una lujosa residencia y un pabellón de caza.

El tribunal regional de Wels, a 200 kilómetros al oeste de Viena, consideró también probado que el aristócrata amenazó gravemente a una pareja que trabajaba en una propiedad de la Fundación del duque de Cumberland.

La sentencia incluye que Ernesto de Hannover no podrá vivir durante al menos tres años en su residencia de Grünau im Almtal, lo que desató la furia del aristócrata, que consideró esa imposición imposible de aceptar. «¡Imposible! Vivo allí desde hace 50 años», exclamó. El tribunal también obligaba al aristócrata a someterse un tratamiento de psicoterapia.

Al inicio del juicio, el príncipe se proclamó «no culpable», lamentó lo sucedido, pidió disculpas y se acogió a su derecho a no declarar. Los abogados del aristócrata argumentaron que desde los incidentes había mostrado buen comportamiento y recordaron que los mismos tuvieron lugar cuando el príncipe pasaba por una complicada situación personal por el enfrentamiento con su hijo por la dirección de la fundación familiar. Además, justificaron su errático comportamiento esos días por haber estado sometido a unos «fuertes analgésicos» que le recetó su dentista.

El primer altercado tuvo lugar el 15 de julio, cuando el noble insultó, amenazó y atacó a varios agentes de Policía que se presentaron en su residencia y fue reducido y enviado a pasar la noche a un hospital psiquiátrico. Los problemas del aristócrata con las fuerzas del orden fueron a más aquella semana y es que, tal y como recoge la Fiscalía, cuando acudió a la comisaría cinco días después para poner una denuncia por violencia policial volvió a ser detenido tras amenazar a dos agentes con un bate de béisbol. El príncipe protagonizó un último altercado a comienzos de septiembre en un edificio residencial de la Fundación del duque de Cumberland, donde rompió una ventana y amenazó y coaccionó a una pareja de trabajadores. 

Batalla judicial con su hijo mayor

En febrero de este año el príncipe demandó a su hijo y le exigió la devolución del castillo de Marienburg y de otras propiedades que le había traspasado al culparlo de «ingratitud», lo que le da derecho, argumenta, a revocar su donación. Según la Audiencia Provincial de Hannover, el demandante señala que le regaló a su hijo, el príncipe heredero Ernest Augusto de Hannover, los castillos de Marienburg y de Calenberg, en el municipio de Pattensen-Schulenburg, así como el de Herrenhausen, en Hannover, entre los años 2004 y 2007, como herencia en vida.

No obstante, posteriormente el ahora demandado «se apropió en términos graves de los derechos, bienes e intereses del demandante», sostiene el príncipe, que precisa en concreto que su hijo trató a sus espaldas de hacerse con el control de la fortuna de la casa de Hannover, señala el comunicado. Así, según el demandante, el príncipe heredero llevó a cabo su destitución como presidente de la fundación familiar y planeó la donación del palacio de Marienburg al estado federado alemán de Baja Sajonia, en contra de la voluntad de su padre. Le reclamaba alrededor de cinco millones de euros.